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El tabasqueño fue factor fundamental por haberse opuesto a las alianzas con el PAN, dicen

Jesús Ortega y Guadalupe Acosta culpan a López Obrador de la debacle electoral

En el Edomex no falló el candidato, sino se aplicó una estrategia equivocada, señala el nayarita

La secretaria general del PRD, Dolores Padierna, sale en defensa del ex abanderado presidencial

 
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de julio de 2011, p. 10

La unidad que pregonan los perredistas se vio ayer fracturada con la repartición de culpas por la debacle electoral sufrida el domingo pasado.

El ex presidente nacional del partido Jesús Ortega Martínez y Guadalupe Acosta Naranjo, ex candidato a la gubernatura de Nayarit, insistieron en que Andrés Manuel López Obrador fue actor fundamental en los malos resultados electorales, lo que no fue compartido por la secretaria general del partido, Dolores Padierna Luna.

La dirigente indicó que en las cuatro entidades donde hubo elecciones las direcciones estatales pertenecen a Nueva Izquierda y Alternativa Democrática Nacional, y manifestó que se requiere hacer un balance sobre la omisión que el partido del sol azteca tuvo en la jornada electoral por la ausencia de representantes de casilla.

En un documento que circuló en la sede nacional del PRD, Acosta Naranjo admitió su derrota frente al priísta Roberto Sandoval en la elección de Nayarit y, además de culpar a López Obrador, puso como centro de la debacle lo ocurrido en el estado de México.

Allí, indicó –sin mencionar cuánto perdieron y cuáles fueron las fallas en Nayarit– que Alejandro Encinas, abanderado de la coalición Unidos Podemos Más –integrada por PRD, PT y Convergencia–, obtuvo menos de la mitad de los votos que consiguió López Obrador en la elección presidencial de 2006. Es decir, se perdieron más de un millón y medio de sufragios. No falló el candidato, se aplicó una estrategia equivocada, porque no se hizo alianza con el PAN.

A su vez, Ortega Martínez manifestó que el ex candidato presidencial fue actor fundamental para no darle continuidad a esa estrategia de los frentes amplios opositores al priísmo, pero se negó a responsabilizar a Acosta Naranjo, integrante de su corriente Nueva Izquierda, de imponerse en la candidatura, a pesar de que se le insistió en que Martha Elena García –antes de irse como abanderada del PAN– se mantenía al frente de las encuestas en la elección interna.

Mencionó que en las negociaciones, el partido blanquiazul no quiso ceder las presidencias municipales que el PRD exigía, y también habló de que “algunas gentes (sic) del Partido del Trabajo, de Convergencia y de Morena –en particular mencionó al senador Ricardo Monreal– le ofrecieron a Martha ser su candidata. Es decir, apuntó, ya se avanzaba en dividir.

Defendió que en el PRD prevalecen opiniones diferentes, pero eso no trastoca la unidad, porque sí la hay, pero democrática, no la autoritaria, no la unanimidad impuesta.

Padierna, a su vez, criticó que su compañero de partido meta a discusión otra vez el tema de las alianzas con Acción Nacional, cuando es un rubro agotado. Ya no habíamos visto a Jesús Ortega y ahora aparece con su cantaleta de que sólo con el PAN se gana. Pareciera que en su receta sólo los candidatos de Nueva Izquierda o panistas o ex priístas merecen el apoyo del PRD, y cuando se trata de candidatos lopezobradoristas o de la genuina izquierda, entonces hay que hacer campañas de brazos caídos.

Sobre los representantes de casilla, dijo que un primer análisis refleja que cubrieron 97 por ciento de las mesas con uno, y el 57 por ciento con hasta cuatro personas, pero a la mera hora no se presentaron.

Incluso, Padierna Luna recordó que quien impugnó la residencia de Alejandro Encinas en el estado de México fue Miguel Luna, quien fue coordinador y responsable de uno de los distritos más grandes de la entidad en Ciudad Nezahualcóyotl. Y en esa zona no hubo representantes de casilla.