Si en la primera contienda entre las campeonas mundiales mexicanas Jackie Nava y Ana María Torres ambas se dieron con todo, ahora llevarán hasta la cubeta para tundirse en lo que promete será una verdadera guerra cuando estelaricen el desempate en Tuxtla Gutiérrez, donde además del honor de ganarse el reconocimiento de la mejor pugilista de México, estará en juego el título gallo y por primera vez el cinturón de diamantes, los dos del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).

Héctor García, promotor de Torres, anunció que en esa función se realizará un homenaje “a una de las pioneras en el boxeo femenil de México, Laura Serrano –quien reside en Las Vegas–, en reconocimiento a la labor de picar piedra para construir el edificio en que se convirtió el pugilismo de mujeres”, por lo que pidió al CMB unirse a la celebración.

Ni la monarca supergallo Nava ni la campeona supermosca Torres perderán la supremacía mundial porque no pondrán en juego sus respectivos cetros, ya que pugnarán por el doble campeonato, además del anhelado cinturón de piedras preciosas, engarzadas sobre una base de oro sólido, con un costo de 75 mil dólares, que será financiado por los promotores de la Princesa Azteca.

Entre enormes cajas –de casi tres metros de alto por uno de ancho y medio de grueso–, parecidas a los estuches en los que se comercializa la muñeca Barbie, se observaba por la cubierta de plástico transparente la imagen de la muñeca Jackie Nava y del otro lado la de Ana María Torres.

Las protagonistas, serias, a ratos con cara de malosas, dejaron en claro sus planes. La Guerrera sentenció que no bajará su dinámica en los últimos episodios y anticipó nocaut en el octavo o noveno capítulo, lo que produjo una ligera sonrisa en la Princesa Azteca, quien sólo comentó que si no llega el fin antes del límite voy a triunfar con mucha claridad.