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El primer ministro se entrevistó 26 veces con el empresario

Estrecha relación con Murdoch amenaza hundir a Cameron

Los pilares del establishment británico se desploman, dicen liberales

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Frente al Parlamento británico un manifestante que usa una máscara de Robert Murdoch sostiene una marioneta del primer ministro David Cameron. La imagen fue tomada el miércoles pasadoFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Lunes 18 de julio de 2011, p. 29

Londres, 17 de julio. En tan sólo 15 meses de gobierno, el primer ministro David Cameron se entrevistó 26 veces con el empresario Rupert Murdoch, cabeza del imperio mediático News Corp, lo que duplica la cantidad de reuniones que otros ejecutivos de medios han sostenido con el jefe de gobierno desde que remplazó al laborista Gordon Brown, en mayo de 2010.

La prensa británica ha dado cuenta esta semana de una serie de recientes contactos personales entre Murdoch y varios funcionarios de gobierno y parlamentarios de este país, al tiempo que ha señalado que esta costumbre en el ambiente político tiene viejos antecedentes. Los involucrados, como Cameron, se han deslindado de las críticas afirmando que las citas son de carácter social.

Los encuentros con Murdoch se remontan a los años en que Cameron, militante del Partido Conservador, era miembro de la Cámara de los Comunes.

Una de esas citas fue dada a conocer por el diario The Independent en octubre de 2008. El parlamentario Cameron viajó entonces en un jet del yerno de Murdoch, Mathew Freud, conocido publirrelacionista, que lo trasladó a Grecia para asistir a una fiesta en el yate Rosehearty, propiedad del empresario australiano.

James, el hijo del magnate y responsable de las operaciones de News Corp en Europa, y Rebekah Brooks, la encargada de la actividades empresariales en Gran Bretaña y a quien llaman la quinta hija de Murdoch, son dos de los ejecutivos que llegaron a asistir a las reuniones con Cameron.

Hace ocho meses, James acudió como invitado especial a la residencia oficial campestre del primer ministro.

Andy Coulson, que fue editor de News of the World de 2003 a 2007, en los años en que se practicó el espionaje a miles de personas para generar noticias sensacionalistas, fue invitado por Cameron a pasar un fin de semana con él en marzo pasado. El periodista fue el responsable de los asuntos de comunicación del primer ministro desde mayo de 2010 hasta enero pasado.

En todo caso, el arresto durante una horas este domingo de Rebekah Brooks llevó la dramática saga no sólo a la cima del imperio de Murdoch, sino que tocó más cerca la puerta del número 10 de Downing Street. Después de Coulson, detenido el 8 de julio, Brooks, de 43 años, es la segunda persona con vínculos cercanos a Cameron en ser detenida por este escándalo.

Para cerrar el círculo, hubo reportes hoy de que Brooks apremió al jefe de gobierno a nombrar a Coulson director de Comunicación de los conservadores en 2007, aun cuando él había renunciado a News of the World a raíz de las primeras investigaciones por el hackeo telefónico en ese año.

El viernes 8 de julio, cuando apenas acababa de reventar en gran escala la crisis de News Corp por el espionaje ilegal, Cameron convocó a una conferencia de prensa en la que afirmó que este escándalo no concierne sólo a algunos periodistas de un diario. Ni siquiera está limitado a la prensa. También es sobre la policía. Y sí, sobre cómo trabajan la política y los políticos.

En una reflexión sobre este escándalo sobre los vínculos entre el imperio mediático de Murdoch y políticos del más alto nivel, el viceprimer ministro y líder de los parlamentarios liberales demócratas, Nick Clegg, dijo que lo que muestran los hechos es que “los pilares del establishment británico se están desplomando, uno tras otro”.

Clegg, en entrevista con The Independent, ligó este problema político con los problemas financieros del sector privado británico. Las bajas se pueden ver en un viaje sobre el río Támesis: News International por el espionaje; los bancos en la City (la zona bancaria londinense); el Parlamento y los gastos de sus miembros; y finalmente, Scotland Yard, por la investigación en torno a la intervención de teléfonos celulares.