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El diputado Pablo Escudero denuncia irregularidades y conflictos de intereses

El gobierno modificó el proyecto Estela de Luz y otorgó la obra a Gutsa, empresa inhabilitada
 
Periódico La Jornada
Miércoles 20 de julio de 2011, p. 13

El gobierno federal modificó en forma deliberada el proyecto arquitectónico aprobado por la Secretaría de Educación Pública (SEP) para construir el monumento Estela de Luz del bicentenario de la Independencia, que se ubicaría sobre la avenida Paseo de la Reforma y las rejas de Chapultepec; además de que otorgó la licitación para emprender la obra a la empresa Gutsa, que en ese momento estaba inhabilitada por malos manejos en la construcción de la autopista del Sol, que comunica la ciudad de México con el puerto de Acapulco, Guerrero.

El presidente de la Comisión de la Función Pública de la Cámara de Diputados, Pablo Escudero, informó que el arquitecto Juan Alberto Bravo Hernández, coordinador general de la construcción del monumento, incurrió en conflicto de intereses porque fue funcionario de Gutsa hasta agosto de 2009, y él se encargó de invitar a esa empresa para concursar en la licitación en la que se le concedió el contrato multimillonario para iniciar la obra del gobierno panista de Felipe Calderón.

Además, en lo que constituye una serie de anomalias acerca de la Estela de Luz, Gutsa entregó a la SEP, por conducto de una empresa filial de Petróleos Mexicanos (Pemex), de nombre Impulso Inmobiliario Integral (III), el proyecto donde se establecía como norma que la excavación para construir la base del monumento debería tener 30 metros de profundidad.

Sin embargo, hace unos meses, ante el fracaso porque no se concluyó para las fiestas del bicentenario, el titular de la SEP, Alonso Lujambio, argumento que la profundidad debía aumentar a 45 metros, lo cual impidió dar certeza y seguridad a la obra.

Ahora, insistió Escudero, la profundidad tiene que ser de 50 metros, hecho que tiene detenida la obra entre las avenidas Reorma y Chapultepec.

La historia sobre la Estela de Luz se remonta a 2009, cuando el director del proyecto bicentenario, Juan Alberto Bravo, tomó en sus manos el concurso de participación de la constructora, invitó a Gutsa –que entonces estaba inhabilitada– y posteriormente le entregó la autorización oficial para emprender la obra.

El arquitecto Bravo, meses atrás se desempeñó como representante legal de Gutsa en una obra en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México –en la terminal 2– y después alentó a la constructora a participar de forma irregular en una licitación.

No obstante, en su momento se argumentó que Gutsa tenía en su favor una suspensión provisional para presentarse en una licitación pública, ya que promovió un amparo. Ante esas dudas legales, insistió el legislador por el PVEM, el gobierno federal no debió haberla aceptado como propuesta. El fondo es que no hubo lictación y el gobierno federal aceptó que una empresa inhabilitada emprendiera el proyecto.

Incluso Alberto Bravo, quien fue nombrado coordinador general del proyecto bicentenario, se desempeñaba como funcionario de la empresa III, que forma parte de Pemex, de donde se presume se obtuvieron recursos públicos para la obra.

El diputado Escudero criticó la participación de Alonso Lujambio: No hubo licitación; sólo se dieron siete días hábiles para presentar propuestas económicas y técnicas. Llama la atención que en los foros donde ha estado el secretario se habla de que esta obra es de gran dificultad y, paradójicamente, a las empresas invitadas sólo les dieron siete días para presentar propuestas y siete días después se emitió el fallo.

Además, se reveló ayer que se abonaron a la constructora 200 millones de pesos en un plazo de cinco días, cuando el gobierno federal aporta porcentajes que van de 8 a 12 por ciento de la suma total de una obra en ese mismo periodo.

A esos 200 millones se agregaron 400 millones más mediante un nuevo contrato.

Escudero dio cuenta del engaño del que ha sido objeto Alonso Lujambio. Se dijo que el arquitecto César Pérez Becerril pidió que los materiales para construir la Estela de Luz se compraran en Europa. Hay un catálogo de conceptos que entregó en diciembre pasado, donde se describen los provedores, que son cinco. Pero en éste se acredita que todos los provedores que sugirió el arquitecto son mexicanos; en esto han engañado a Lujambio. Sin duda, es un buen hombre, una persona bien intencionada que llegó tarde a este cochinero, y el problema es que no ha tenido gente que le acerque información.

–¿Mintió el secretario Lujambio en su última respuesta sobre el tema?

–Creo que está mal informado. Yo veo la vehemencia con que defiende el tema y creo que su equipo le ha hecho llegar información errónea. Esta historia tiene cola; no es a partir de que nombran secretario a Lujambio. ¿Por qué la empresa III participa?, ¿por qué no se licita el concurso?, ¿por qué se permiten estas irregularidades? Todos los datos que dio el secretario son imprecisos, no corresponden con la información que se ha entregado, y ¿por qué III modificó la profundidad de 45 metros?