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Ver día anteriorViernes 22 de julio de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Penultimátum

Fórmulas curativas

¿N

o sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones (sodomitas), ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.

“Sabemos que Dios abomina este tipo de pecado. Las ciudades de Sodoma y Gomorra fueron destruidas por su pecado. Y el pecado que más aparece en el escenario de esas dos ciudades fue el de la homosexualidad. Se sabe que este pecado era tan dominante que, cuando los ángeles de Dios fueron a casa de Lot, los hombres de Sodoma quisieron entrar a la casa para ‘poseer’ sexualmente a aquellos visitantes de Dios. Pero no lo consiguieron, porque los ángeles les hirieron de ceguera. Y esta ciudad fue borrada del mapa.”

Las afirmaciones anteriores pertenecen al Corintios y el Génesis y las utilizan varias iglesias que consideran a la homosexualidad como un pecado de tal magnitud que quienes lo cometen no estarán nunca a la diestra de Dios padre. Por eso hay que curar ese mal. Según el ministro de Salud de India, Ghulam Nabi Azad, la homosexualidad es una enfermedad importada a ese inmenso país, algo antinatural y malo. Es el mismo funcionario que pide a sus compatriotas ver en la noche más televisión para evitar la sobrepoblación.

Algunos grupos católicos de México no catalogan a la homosexualidad como enfermedad. En Creo que soy gay, la definen como un síntoma de un problema emotivo y representa necesidades emotivas insatisfechas desde la infancia, especialmente en la relación con el progenitor del mismo sexo. En otras palabras: para el chico que no ha tenido una conexión emotiva con el padre, y para la chica que no ha tenido atención emotiva por parte de la madre, ello puede inducirlos a desarrollar un síntoma de atracción hacia el propio sexo u homosexualidad. El remedio: la terapia reparativa.

Y si falla la terapia, el obispado de Alcalá de Henares, España, ofrece una guía con consejos para curar la homosexualidad. Lo primero que debe hacer quien la padezca es leer pasajes bíblicos como los citados antes. Ayuda también la meditación y apoyarse en el ejemplo de algunos santos mártires de la castidad. Como San Carlos Lwanga y compañeros de Uganda, que murieron quemados a fuego lento por negarse a los deseos lujuriosos del monarca. O a San Pelayo, mártir de apenas 14 años. Y es que el Califa se sintió atraído por su figura y, al no poder doblegar su virtud, lo hizo martirizar el 26 de junio del año 925, asegura el texto obispal.

He ahí lector algunas fórmulas para acabar fácilmente con la homosexualidad. Más complicado es curar la enfermedad de la homofobia que padecen ciertos prelados, funcionarios y organizaciones religiosas.