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Símbolo de segregación
Periódico La Jornada
Domingo 24 de julio de 2011, p. a20

Las urbes tienen vidas paralelas. Ciudades tan distantes como Sao Paulo y México tienen ahora un habla común: la criminalidad y el miedo.

Este es uno de los planteamientos de Teresa Pires do Rio Caldeira, resultado de una investigación antropológica de años.

Los muros se han convertido en el símbolo de una forma de segregación. No es un fenómeno privativo de Las Lomas. Sao Paulo también justifica la construcción de vallas, materiales y mentales.

La narrativa cotidiana gira en torno a sucesos criminales. Es una forma de contraponerse al miedo y, al mismo tiempo, de hacerlo proliferar.

El habla del crimen alimenta un círculo en el que el miedo es trabajado y reproducido, y en el cual la violencia es al mismo tiempo combatida y ampliada, escribió.

El estudio se centra en la mayor ciudad de América del Sur, Sao Paulo, pero revela una tendencia mundial.

Los servicios de seguridad se han privatizado (el fenómeno en México fue legalizado en 1995 con la Ley de Seguridad Pública). En todas partes se desafía al monopolio del uso legítimo de la violencia, la característica sine qua non del Estado moderno.

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La gente pierde la confianza en los cuerpos policiales, por los abusos de agentes sobre el ciudadano promedio. El estado de derecho se ha "erosionado".

Este fenómeno universal pertenece a la posguerra fría. Terminó el enfrentamiento militar entre Estados Unidos y la Unión Soviética; la guerra en Centroamérica; las dictaduras en Sudamérica; el dominio del PRI en México.

Lo nuevo es el individualismo. Los espacios abiertos al público, característicos del Estado moderno, fueron abandonados por las élites. Filósofos y politólogos suponen igualmente que la vida pública está en declive; experimenta -dice la antropóloga brasileña- una "implosión".

Título: Ciudad de muros

Autor: Teresa Pires do Rio Celdeira

Editorial: Gedisa

Número de páginas: 478