Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 24 de julio de 2011 Num: 855

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Al pie de la letra
Ernesto de la Peña

Historia de un niño
Miltos Sajtouris

Mariátegui y el ensayo
de interpretación

Gustavo Ogarrio

Latitud
Jorge Valdés Díaz-Vélez

Tres poetas urugalos: Lautréamont, Laforgue, Supervielle
Enrique Héctor González

Elvira Gascón o la fecundidad del silencio
Augusto Isla

Elvira Gascón
Juan Rulfo

Dos sonetos para Elvira
Rubén Bonifaz Nuño (1969)

El cuerpo dice lo que
el alma calla

Ricardo Yáñez

Leer

Columnas:
La Casa Sosegada
Javier Sicilia

Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

Corporal
Manuel Stephens

Mentiras Transparentes
Felipe Garrido

Al Vuelo
Rogelio Guedea

La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
Núm. anteriores
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Foto: Laura Rojo

El cuerpo dice lo que el alma calla

Ricardo Yáñez

Carmen Villoro (Ciudad de México,1958) ha publicado, entre otros títulos, Que no se vaya el viento, Herida luz, El habitante, Jugo de naranja y Obra negra. Se le incluye en antologías editadas en siete países. Ha obtenido diversos reconocimientos, como el primer lugar en Ensayo sobre Literatura Infantil y Juvenil filij y el galardón a la mujer en la categoría Cultura otorgado por Grupo Promomedios. Colaboradora en espacios radiofónicos y periodísticos, fue miembro del consejo editorial de la revista Paréntesis y lo es de Luvina. De 2002 a 2006 dirigió Tragaluz. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. De profesión psicóloga y psicoanalista, radica en Guadalajara.

-Poesía y terapia...

–Hay varios puntos de cruce entre la cura por la palabra y la poesía, entendiendo por cura mediante la palabra el psicoanálisis o la terapia psicoanalítica, que es la que yo practico. Uno de esos puntos es la interpretación, la participación a través de la palabra que tiene el terapeuta y que se construye en el momento de la sesión. En la sesión surge la interpretación como una metáfora del discurrir inconsciente del paciente.

El terapeuta trabaja con la palabra igual que el poeta; el tipo de palabra que se utiliza para traducir el inconsciente es también una palabra poética formada por la imagen y la metáfora. Igual que el poeta es el primero en sorprenderse de su propio hallazgo poético, el terapeuta se asombra y se sorprende cuando tiene una ocurrencia que regresarle a su paciente, que surge de la puesta en común del inconsciente de ambos participantes. No es que el analista tenga un saber que le va a proporcionar al paciente, sino que la condición analítica hace surgir el inconsciente de los dos y los dos tienen un descubrimiento. Lo que provoca el cambio y la cura no es el saber y los conocimientos del analista, sino el tiempo de encuadre de relación y de situación que se convoca en la sesión.

–En ambos casos...

–...se trabaja con la sorpresa, y con las emociones. La poesía transmite vibraciones emotivas. Entre la más intelectual y la más sensible hay un abanico de registros, en todos los cuales está la vibración emotiva, porque la poesía comunica la experiencia subjetiva de estar en el mundo y ésa es una experiencia emocional.

–En Jugo de naranja me parece que mezclas o reúnes fenomenología y cotidianidad.

–Esos textos surgieron como participaciones en un periódico. Yo mandaba un texto, una pequeña prosa poética, como un traguito para pasar el día, diario, todos los días. La idea era que hubiera un texto fresco y breve, a veces más ácido, a veces más amargo, a veces más dulzón, para el lector cotidiano. En mi trabajo, y de esto te das cuenta a posteriori, no es un a priori, hay una búsqueda de resignificación de lo aparentemente intrascendente, de lo nimio, de lo pequeño y cotidiano. Es como tratar de aprehender una segunda naturaleza de las cosas más profunda y significativa. Todo esto alude al mundo interno, que funciona con otros registros que nuestra vida externa o nuestra vida funcional, y le proporciona a las cosas, a las personas, a los objetos, como otra riqueza.

–El tiempo...

–La vivencia del tiempo como un dolor está muy presente en mi poesía; como un dolor porque es como una certidumbre de que todo lo que se observa, se aprehende, se está al mismo tiempo desvaneciendo, es como lo efímero.

–En un texto hablas del trabajo de los bailarines fuera del escenario como obra quizá mejor que la que ya en él ejecutarán.

–A veces encuentro más poesía en el proceso de elaboración de algo, en un ensayo de teatro o de danza o en un lienzo a medias pintado, que en aquello que ya está concluido, que en la obra propiamente. Como que hay una poética en la elaboración de las obras… Y en eso también hay una coincidencia con la psicoterapia, porque hay una poética en el proceso de cambio, en el movimiento y en lo inconcluso.

–¿Tienes una poética?

–En todo caso mi poética iría por esto de la resignificación. Cuando uno ve las cosas, a las personas o ciertos hechos con una mirada digamos nueva, éstos cobran otra dimensión. Se revelan como algo valioso e incluso podríamos decir sublime.

–La infancia…

–Creo que está presente como recuerdo de la época infantil, pero en muchos poemas está presente una infancia actual, porque me relaciono en muchos momentos con el mundo de una manera bastante infantil, juguetona, lúdica. El niño vive en presente y es capaz de asombrarse, y los adultos vamos perdiendo esa capacidad; no completamente, se conserva. Hay una parte que conserva esa capacidad.

–Vivir en lo actual.

–El psicoanalista tiene presente la historia; sin embargo, la transformación se da en el momento presente, en el que aparece el inconsciente para inmediatamente desaparecer. Surge de, por ejemplo, una ruptura de discurso, para inmediatamente volverse a plegar y desaparecer, y el psicoanalista debe estar atento a esos instantes en que surge. Como el poeta, que tiene presente el tiempo pasado pero está muy atento a las imágenes instantáneas y efímeras del presente.

–Practicaste danza con Lola Lince.

–Practiqué danza como una exploración del lenguaje poético a través del cuerpo, lo que me permitió que se produjeran un montón de palabras a partir de la experiencia corporal. Como que el cuerpo tiene su propio lenguaje, pero suscita otros. Esos otros lenguajes le pondrían palabras a registros como biológicos y a experiencias como de la carne, no sé cómo decirlo, no cerebrales, sobre todo no cerebrales, del cuerpo. El cuerpo dice lo que el alma calla.

–Jorge Orendáin prepara una selección de tu obra para Clásicos Jaliscienses....

–Me da mucha alegría ser poeta jalisciense. Me da alegría porque tengo exactamente la mitad de mi vida en Guadalajara, es decir llegué a los veintiséis y tengo veintiséis años viviendo en Guadalajara. Es la edad de mi hija Mariana. Y mi hijo Federico nació aquí, es jalisciense. Y gran parte de mi producción poética y de mi trabajo como escritora y como psicoanalista se han dado aquí, bajo la luz anaranjada del occidente.