Opinión
Ver día anteriorDomingo 31 de julio de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Las glorias de Oaxaca
Y

a hemos comentado las maravillosas riquezas que guardan innumerables ciudades de nuestro país que no cesan de sorprendernos. Recientemente estuvimos en la ciudad de Oaxaca y a todos los sitios bellos e interesantes que ya conocíamos se añadieron dos nuevos deslumbrantes: el Centro de las Artes de San Agustín Etla y la Biblioteca Infantil. Ambos fueron auspiciados por el artista Francisco Toledo quien, junto con Alfredo Harp Helú, han sido notables benefactores de la entidad. Es increíble como puede transformar un lugar la generosidad de personas que demuestran el amor a su matria (como le llamaba don Luis González a la patria chica) con hechos y obras.

El Centro de las Artes se encuentra en la cercana población de Etla en lo que fue una fábrica textil. La monumental arquitectura fabril de piedra y hierro forjado, muy bien restaurada, es ahora la sede de exposiciones, talleres de fotografía, diseño, gráfica, grabado y teatro, entre otros. Hay un espacio en donde hacen papel a base de plantas, mismo que se usa para que los artesanos realicen, con diseños de Toledo, prodigiosos papalotes, joyería, lámparas y muchos objetos más, verdaderas obras de arte que se pueden adquirir en la tienda.

Otro sitio notable que nos descubrió la doctora Amalia Gamio, especialista en discapacidad y derechos humanos, quien acaba de establecerse en Oaxaca y ya la hizo suya, es la Biblioteca Infantil. El lugar tiene un diseño verdaderamente artístico y novedoso, en el que con seguridad Toledo tuvo mucho que ver. Lo recibe una original fuente y por un ondulante caminito llega a los pequeños salones, diseñados con dimensiones humanas. Tienen amplios ventanales que aprovechan al máximo la luz natural. Las salas de lectura comparten el espacio con las estanterías abiertas al público, que invitan a descubrir toda la riqueza de información y conocimiento que ahí se ofrece. También cuenta con servicios especiales para ciegos y débiles visuales.

El prietito en el arroz fue estar en Oaxaca cuando los maestros tenían tomado el centro dejando sin clases a miles de niños. Por justas que sean las causas no es válido hacer víctimas a los alumnos. Cuesta mucho trabajo creer que estas personas sean verdaderamente maestros. Fue doloroso advertir el desorden y la pestilencia que invadían el lugar que, por su valor histórico y arquitectónico, ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Entre tenderetes de plástico y basura, logramos visitar el Museo Textil de Oaxaca. Ocupa una hermosa casona del siglo XVIII restaurada en 2007. Fue creado por la Fundación Alfredo Harp, con la finalidad de propiciar un punto de encuentro entre personas, tradiciones, artesanía, diseño y arte contemporáneo. Como la mayor parte de las actividades de la fundación, su finalidad primordial es apoyar a los artesanos.

Y hablando de casonas, nos alojamos en La Casona de Tita, acogedor y primoroso hotelito con sólo seis habitaciones alrededor de un patio; cada una con decoración distinta que mezcla con exquisito gusto antigüedades, arte popular y contemporáneo. Está muy bien situado a tres cuadras del prodigioso Santo Domingo, el antiguo convento hoy convertido en Centro Cultural, cuya restauración fue tan sobresaliente que mereció el Premio Reina Sofía que otorga el gobierno español. Aquí se presentó la espléndida exposición del Águila Real, con las obras de Carmen Parra que reseñamos cuando estuvieron en el Castillo de Chapultepec

Para festejar la muestra, la simpática y dinámica Amelia Lara, quien la organizó, ofreció una comida en La Casona de Tita, que también dirige. La comida, por supuesto, consistió en suculencias de la cocina oaxaqueña, sin duda de las mejores del mundo. El inicio fue un buen mezcal con quesadillitas de chapulines y quesillo. El mole verde fue de locura. Los días anteriores ya habíamos degustado el amarillo, el coloradito y el clásico negro. En el mercado nos surtimos de chocolate, tlayudas y ¡moles!