jornada


letraese

Número 181
Jueves 4 de Agosto
de 2011



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate

Linfoma:padecimiento sigiloso

El del sistema linfático es uno de los tipos de cáncer más comunes. Ataca paulatinamente los ganglios y avanza lentamente en el organismo, sin mayor síntoma que una inflamación severa cuando ya está en etapa avanzada. Sin embargo, al detectarse en etapas tempranas es un padecimiento que puede tener buen pronóstico.

Elida Abonza Paez

Cuando una persona presenta linfoma significa que ha desarrollado un tumor canceroso en el sistema linfático, el encargado de equilibrar las defensas del cuerpo en contra de enfermedades. Los órganos afectados son los ganglios linfáticos, los cuales se encuentran en diversas partes del cuerpo y se encargan de producir las células llamadas linfocitos, que junto con otras integran el sistema inmunológico.
Hasta ahora se desconocen las causas del linfoma. Existe alguna asociación con el VIH ó con el virus de Epstein-Barr (VEB), pero éstos no son directamente la causa ya que también existe cierta predisposición genética.
La enfermedad provoca diversos síntomas, los cuales dependen del área del cuerpo que afecte y qué tan rápido esté creciendo el cáncer. Principalmente, se presentan sudores abundantes, fiebre y escalofríos intermitentes, se nota pérdida excesiva de peso por inapetencia, pero el síntoma clave es la inflamación de los ganglios que se presenta sin dolor.
María Teresa Martínez solía tomar omeprazol o ranitidina para su aparente gastritis, pero un día los dolores en la parte derecha del estómago se hicieron más intensos e insoportables. Así, el 30 de julio de 2009 le diagnosticaron linfoma del tipo no Hodgkin (de los más agresivos) entre el hígado y el páncreas.
En entrevista con Letra S, Silvia Rivas Vera, especialista en hematología en el Instituto Nacional de Cancerología (INCan) y en el Hospital General de México, explicó que este padecimiento se presenta a cualquier edad y es ligeramente más común en hombres que en mujeres. Comentó que su característica esencial es que permanece por años dentro del organismo sin producir dolor y en su experiencia los pacientes acuden al médico cuando el ganglio adquiere dimensiones de hasta 20 cm. de diámetro.

Linfoma y VIH/sida
Las personas con VIH son más susceptibles a padecer algún tipo de linfoma ya que desarrollan una inmunosupresión o inmunodeficiencia, al presentar defensas bajas. Esto se da en un 5 por ciento de los casos, comentó a Letra S el oncólogo Pedro de Jesús Sobrevilla Calvo, coordinador del comité de linfomas de la Sociedad Mexicana de Oncología (SMEO).
Por su parte, la doctora Rivas Vera informó que el INCan recibe 150 casos nuevos de linfoma y 15 por ciento de ellos presentan también VIH. Explicó que todo paciente con diagnóstico de linfoma es estudiado exhaustivamente en busca de infección por VIH, y dijo que en últimas fechas se ha incrementado el número de personas que presentan linfoma y VIH.

Análisis y tratamiento
El médico llevará a cabo algunos estudios que determinarán qué tipo de linfoma enfrenta el paciente como la biopsia del tejido sospechoso y de la médila ósea. Además, revisará áreas del cuerpo que presenten ganglios linfáticos inflamados. Posteriormente realizará un examen de sangre para revisar niveles de proteínas, funcionamiento del hígado, del riñón y el nivel de ácido úrico, después se hará el conteo sanguíneo completo (CSC), que mide el total de hemoglobina en la sangre.
Actualmente el tratamiento para erradicar el linfoma se basa en quimioterapias y radioterapias con una duración de cuatro a seis meses para provocar una remisión de los síntomas; a esto se le llama fase de inducción. La quimioterapia se puede dar cada dos, tres o cuatro semanas, según sea el tipo de linfoma, acompañada de un anticuerpo monoclonal que sirve como proteína. El doctor Sobrevilla Calvo advierte que el tratamiento llega a causar esterilidad y ausencia de menstruación en las mujeres, sin embargo, los efectos son reversibles al paso de dos o tres años.
María Teresa estuvo nueve meses con quimioterapia –sesiones que recuerda como “bombas”–, luego fue sometida a 40 radioterapias que le dejaron una neuropatía múltiple, secando su nariz, boca y vagina. “La sexualidad quedó atrás, murió para mí”, asegura.
No obstante, la oncóloga Rivas Vera recalcó que la mayoría de los pacientes sólo requieren la fase de inducción, son pocos los que precisan la fase del mantenimiento que dura hasta dos años y se basa en quimioterapias más espaciadas.

 

 

 

 

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