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Amenaza el Partido Popular con sacar a las calles a 90 mil militantes para oponerse al M-15

Reprime de nuevo la policía española protesta pacífica de los indignados en la capital de España
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 5 de agosto de 2011, p. 31

Madrid, 4 de agosto. La policía española disolvió nuevamente este jueves una protesta pacífica del movimiento del 15 de mayo (15-M) frente al Ministerio del Interior, donde cientos de personas reclamaban la dimisión de su titular, Antonio Camacho, quien se supone dio la orden de desalojar y destruir la acampada en la Puerta del Sol. La protesta ciudadana de los indignados logró por tercer día consecutivo cerrar el centro histórico de Madrid, donde la policía mantiene clausurados desde hace 72 horas todos los accesos a esa plaza. El movimiento ciudadano informó de al menos cuatro heridos y cinco detenidos en la jornada.

Miles de personas salieron a las calles del centro de Madrid por tercer día consecutivo, en respuesta al operativo de madrugada que destruyó su campamento y su punto de información permanente, donde además tenían almacenada información y material. La Puerta del Sol ha estado vacía los últimos tres días, con todos los accesos cerrados y controlados las 24 horas por los agentes antidisturbios y con medidas de seguridad que se asemejan a un virtual estado de sitio.

Pero los miles de indignados que han salido a la calle han cerrado las principales calles aledañas, desde la emblemática Gran Vía hasta la calle Alcalá y el Paseo del Prado. Son protestas espontáneas con ciudadanos de todo tipo –jóvenes, niños, ancianos, desempleados, mileuristas– que demandan un nuevo modelo económico y político, más transparente y más justo.

Antes de iniciar las movilizaciones, los indignados acordaron en una asamblea evitar cualquier tipo de insulto a los policías durante las protestas, una condición que se respetó al máximo en las manifestaciones de hoy. Pero en la que ha sido la protesta más templada del 15-M saltó la chispa de la violencia, en este caso por parte de las fuerzas de seguridad, que recibieron la orden de disolver el mitin a las puertas de la sede de Interior.

En cuestión de minutos llegaron más de 20 furgones policiales y sin mediar palabra se bajaron de los vehículos y empezaron a repartir golpes y a inmovilizarlos esparciendo en la zona gases pimienta, mientras que algunos ciudadanos huían asustados y otros resistían pacíficamente. Según los testimonios, la policía impidió el acceso a las ambulancias durante los primeros minutos del enfrentamiento, con lo fueron los propios manifestantes los que atendieron a los heridos, mientras otros le gritaban a la policía asesinos, asesinos.

Razón de la sinrazón

Entre los heridos se encontraba un señor de unos 60 años de edad con el rostro ensangrentado y el ojo derecho cerrado por la inflamación, así como un joven, Luis López-Diéguez, de 23 años, que tuvo que ser atendido en la calle y llevaba una venda en la cabeza. También resultó lesionada una mujer de 68 años, Raquel, con contusiones muy graves en la mano, según el servicio sanitario de urgencias.

La indignación es aún mayor ante la supuesta razón de fondo del desalojo de la Puerta del Sol, la inminente visita del papa Benedicto XVI a Madrid, el próximo 16 de agosto. Por eso los ciudadanos, además de criticar a la clase política española, también arremetieron contra el poder del Vaticano, que, según ellos, habría exigido al Estado español que las calles de Madrid estuvieran limpias de ciudadanos inconformes durante la visita del líder espiritual católico.

El empresariado madrileño, que en los días previos ha solicitado y justificado el uso de la violencia contra el movimiento ciudadano, también está interesado en la visita, pues en la Jornada Mundial de la Juventud se prevé la llegada de más de un millón de jóvenes, que participarán en los actos litúrgicos durante cinco días, con lo que se calculan unos ingresos de más de 100 millones de euros.

Mientras, el líder del Partido Popular madrileño, Francisco Granados, advirtió que su formación está planteándose muy seriamente convocar a sus 90 mil militantes para evitar que “300 indignados estén condicionando la convivencia de más de 3 millones de habitantes de una ciudad como Madrid”, y advirtió al gobierno central que espera que no le pongan ningún impedimento para manifestarse, porque entonces supondría un claro agravio comparativo.