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Recrimina a diputados y senadores haber aprobado la minuta de ley de seguridad

Los legisladores han roto el diálogo, acusa Javier Sicilia
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El poeta Javier Sicilia y el sacerdote Miguel Concha, frente al Palacio LegislativoFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Viernes 5 de agosto de 2011, p. 7

El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad dio por roto el diálogo con el Congreso y parcialmente lo aplazó con el gobierno de Felipe Calderón, a causa de haberse aprobado en lo general la minuta de reforma a la ley de seguridad nacional como documento base para elaborar el dictamen en la materia. Sus representantes ya no acudieron ayer a los encuentros programados en San Lázaro y en la Secretaría de Gobernación, celebrándose una reunión en la Procuraduría General de la República (PGR).

Javier Sicilia dio lectura a un texto a la entrada principal del recinto camaral, donde acusó: No se puede dialogar con hombres y mujeres que no hablan verdad, porque el diálogo, que quiere decir de dos y un empeñar la palabra dicha entre dos, no ha sido honrado por una de sus partes y sólo queda un logos, una palabra herida por la traición.

Bandera blanca contra la guerra

A la determinación de retirarse de los diálogos públicos con la autoridad se sumó el anuncio de que, a partir del domingo 14 de agosto, encabezarán la movilización social levantando –junto a la bandera nacional– la bandera blanca contra la guerra, e insistirán hasta que lo entiendan los poderes del Estado y las bandas criminales, que no queremos un muerto más ni un desaparecido más, ni un torturado más, que queremos un México donde cada lugar sea el adecuado y cada hora la propicia para mirarnos a los ojos y amarnos.

El poeta evidenció la colusión entre el gobierno panista y el Legislativo para impulsar la aprobación del dictamen. Tal hecho, dijo, propició la vuelta a las consultas con las víctimas de la violencia:

Vamos a consultar a las víctimas y a aquellos que nos han acompañado en esta larga y dura marcha sobre este rumbo. En función de esa consulta, y ya que el gobierno federal, a través de la Secretaría de Gobernación, ha impulsado y celebra la aprobación de la referida minuta, y ésta y otras dependencias federales han presionado para su aprobación, entendemos también que el Poder Ejecutivo ha trastocado las condiciones de seriedad y dignidad bajo las cuales se discutirían estos temas en las mesas de trabajo. Reiteramos nuestra disposición a un diálogo verdadero para abordar los temas sustantivos que involucran a la guerra en curso.

Sicilia y medio centenar de personas se presentaron a las afueras de la Cámara de Diputados. Se negaron a ingresar y con el sol a plomo el escritor dio lectura al texto trabajado horas antes con los representantes del movimiento. Ahí, Sicilia evocó el poema Piedra del sol, de Octavio Paz: “[…] El mundo nace cuando dos se besan…”

Al guardar un minuto de silencio –con un rictus de dolor– en honor de los muertos y sus familias, el poeta recriminó a los legisladores porque con sus actos suspendieron el diálogo con la sociedad. “Hemos venido, como se convino, a la casa donde los legisladores dicen representarnos para refrendar la palabra empeñada. Por desgracia, la mañana del 3 de agosto nos enteramos con sorpresa que contra nuestra exigencia de que detuvieran la ley de seguridad nacional, contra la advertencia de que no nos dijeran una cosa en público y otra en los pasillos de la burocracia, en los tejemanejes oscuros del poder, contra el peso de la palabra, los diputados aprobaron la minuta sobre esa ley que previamente había enviado el Senado.

Con ese acto que pone al desnudo lo que el poeta Pound nos advertía: la banalidad de las personas que no honran su palabra, los diputados han suspendido el diálogo con nosotros o han pretendido reducirlo a un protocolo insustancial o mediático mientras su agenda legislativa sigue su curso impermeable a las voces ciudadanas.

Aquel hecho se constituye, adujo, en la legalización anticonstitucional de la estrategia bélica de la actual administración y, por tanto, la continuación de la guerra, y cuando los diputados pidieron perdón no supieron lo que decían, porque detrás de esa palabra sagrada estaba sólo la inconciencia y el desprecio no sólo por nuestros 50 mil muertos, por nuestros más de 10 mil desaparecidos y nuestros más de 120 mil desplazados, sino el desprecio por el amor al que se refiere Octavio Paz y el desprecio por los seres humanos de carne y hueso que viven hoy en esta nación y que mañana, con el auspicio de esa ley, pasarán a engrosar las fosas de nuestros muertos y el ejército de reserva de la delincuencia.

Abundó que la sociedad no quiere unas fuerzas armadas debilitadas por el uso discrecional de ellas –fuera del marco de la Constitución– en tareas que no les corresponden.

“No queremos unas fuerzas armadas vulneradas por las decisiones equivocadas de su mando civil, ni tampoco envilecidas por una guerra también equivocada que las involucra en tareas que no les corresponden o por actos fuera de la ley de alguno de sus integrantes, que las lleva a enfrentar, no la amenaza exterior, no la defensa del territorio ni el auxilio en caso de desastres, sino a la población civil, a los mismos mexicanos, lo que las degrada de custodia de la nación a policía interior (…) Reiteramos que no sólo estamos hasta la madre de la guerra, sino también del engaño y de la simulación que la hacen posible y la acompañan.”

A su vez, el sacerdote Miguel Concha recordó que el comunicado leído por Sicilia fue consensuado entre muchas organizaciones que forman parte del movimiento por un México pacífico, digno y justo.

“No somos nosotros los que hemos roto el diálogo. Lamentablemente han sido los legisladores y legisladoras, salvo aquellos que, con dignidad, sí nos escucharon y votaron en contra con argumentos sólidos (…) Eso constituye una falta de respeto a nosotros como ciudadanos y ciudadanas; una falta de respeto a la sociedad. Nosotros sí hemos dado voluntad de dialogar, pero tenemos que, efectivamente, ser tomados seriamente en cuenta, responsablemente en cuenta. Tenemos alternativas, pero parece ser que es lo que menos importa. Reiteramos nuestra voluntad de dialogar si hay signos y muestras claras de que efectivamente eso puede llevarse a la práctica.”