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Dan a conocer antología amorosa del poeta

Nueva escritura sumaria “muestra la musicalidad de Ricardo Yáñez”

Alumnos destacaron la vocación docente del autor, quien es colaborador de este diario

 
Periódico La Jornada
Lunes 8 de agosto de 2011, p. a12

En la poesía de Ricardo Yánez (Guadalajara, 1948) convergen desde la precisión del soneto y la canción popular hasta el relámpago del aforismo. Una muestra de su obra poética es la que se recoge en la reciente antología titulada Nueva escritura sumaria, donde tres jóvenes antologadores seleccionaron una serie de poemas, principalmente en torno al amor.

Publicado por el sello Vaso Roto Ediciones, el volumen es un canto lírico y lúdico, popular y culto, detallista y hondo, a la existencia. Integra poemas de amor, cuyo registro permite musicalizarlos, como ocurrió en la presentación del volumen, ayer, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, en la que un grupo de amigos y alumnos del taller literario del poeta leyó y cantó sus poemas.

Esta selección muestra, sobre todo, la musicalidad y la voz del poeta, no al poeta, apuntó Moisés Ramírez, uno de los antologadores, de quien se leyó un texto escrito para la ocasión.

El pensamiento de Ricardo Yáñez es musical, destacó por su parte Sergio Luna, quien junto con Antonio Riestra, también participaron en la selección.

La obra poética de Ricardo Yáñez consta de Divertimiento (1971), Escritura Sumaria (1977), Ni lo que digo (1985), Dejar de ser (1994), Antes del habla (1995), Si la llama (2000), Estrella oída (2002), Novedad en la sombra (2003), Puntuación (2004) y Vado (2004).

Asimismo, ha escrito los libros de ensayo y narrativa, como Prosaísmos (1995) y El alfabeto en la neblina (2003), así como el libro infantil Un pajarillo canta (2006).

Los antologadores coincidieron en destacar el trabajo que por más de 40 años ha realizado Ricardo Yáñez como coordinador de innumerables talleres de poesía, los cuales ha impartido por todo el país.

En su taller, Ricardo tiene como guía siempre a la música. Se deja llevar por la musicalidad del pensamiento que todos, bien o mal, tenemos. En su taller ese pensamiento se va afinando, se pule, expresó Luna.

Aunque en realidad, concluyó, en su taller nos hace creer que nos ayuda a afinar la canción, el poema que según nosotros queremos escribir, pero en verdad lo que todo mundo hace con su ayuda es, por lo menos, intentar, muchas veces lográndolo, que suene mejor nuestra vida.

El acto de presentación del libro, devino recital poético, de lectura y canto, donde Ricardo Yáñez, conmovido, también leyó sus poemas.

La canción verdadera no es sino habla llevada más allá, comentó el también periodista y colaborador de este diario.

“El amor –ironizó– a cierta edad se vuelve metafísico. Siempre escribo poemas breves. Me gusta mucho lo breve, porque así es la poesía. Cuando escribo trato de hablar lo menos posible, aunque no sé qué diría Homero de mí”, bromeó.

Para Yáñez, “el papel de la palabra en la poesía es el silencio. Si no logras hacer silencio en el lector, no eres poeta.

“Mi visión de la poesía se ha acrecentado en los talleres, no escribiendo.

“Todo maestro sabe que enseñando es como se aprende. Tengo más de 40 años de impartir talleres, 25 de ellos sin paga. Durante 12 años di talleres en ocho ciudades cada mes. Lo que más me emociona es escribir poesía y enseñar.

Según yo, si no sabes enseñar, no eres poeta, pero en este caso no me refiero a dar clases, sino a que el lector aprenda de uno.

Con Nueva escritura sumaria y la lectura de los poemas escritos hace tiempo, me he dado cuenta de que la experiencia sí existe sin el poeta, concluyó.