Opinión
Ver día anteriorMiércoles 10 de agosto de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Por una reforma del Estado
E

l país requiere un sistema político nuevo porque nuestra sociedad está atrapada en un presente caótico e insatisfactorio. Como afirma Diego Valadés, es urgente que por medio de la política se construyan nuevas avenidas que estimulen la deliberación democrática. Estamos atrapados con instituciones disfuncionales. El sistema político está agotado. Por eso el senador Beltrones Rivera postula un sistema político nuevo, que reconozca la pluralidad y que se hagan cambios constitucionales que permitan una evolución y se inscriban en la Constitución los gobiernos de coalición.

El derecho constitucional es resultado de la historia y de la vida presente, pero es también una mirada que se lanza hacia el futuro en un afán de superar lo que fue y lo que es, y dar así a cada hombre una oportunidad para realizarse en el devenir del tiempo. Las reformas constitucionales requieren tres elementos a tomar en cuenta: la historia, el presente y el mañana. No hemos de pasar por alto que las constituciones descansan sobre la conducta normalizada de los hombres. Cada generación tiene el derecho de hacer y transformar su mundo. Algunos de los grandes errores de nuestra vida política son un efecto infortunado del desconocimiento de nuestra historia, de ahí la trascendencia de los estudios de Mario de la Cueva, de Reyes Heroles, de Cosío Villegas, de Luis Villoro, de Héctor Fix Zamudio, de Jorge Carpizo, de Diego Valadés, para mencionar algunos de los maestros vigentes. En su pensamiento encontramos nuevas formas de actuar en lo político y en lo social.

Hay que convocar a las mejores inteligencias de México para que aporten sus conocimientos para la nueva gobernabilidad. Si bien vivimos los tiempos de la alternancia se debe identificar que el problema está en el sistema imperante. El partido de gobierno no tiene mayorías y no tiene instrumentos. Hay que cambiar el sistema presidencial por otro, que tenga mayores mecanismos de control y evolucionar hacia una democracia participativa, como es el caso de la incorporación del referendo y la consulta popular.

El Congreso ha operado como un espacio de conciliación que procesa las reformas legislativas y encuentra un punto de equilibrio para el funcionamiento del Estado. Las propuestas de Beltrones se agrupan en cuatro líneas: reforma política del régimen de gobierno; reforma jurídica; reforma fiscal y reforma social. Este conjunto de medidas es lo que corresponde a una reforma del Estado.

El senador Beltrones piensa que una coalición gubernamental daría más garantías políticas para los coaligados. Tal vez toma en cuenta la mediocridad con la que se desempeñan la mayoría de los integrantes del gabinete del gobierno del presidente Calderón, donde ha prevalecido como método de cooptación el amiguismo. De ahí que proponga la ratificación de los miembros del gabinete y el posible extrañamiento si no corresponde a la capacidad del designado. Beltrones apunta que ha sufrido tantas reformas la Carta Magna que es posible una nueva arquitectura jurídica que nos permita ir hacia una nueva Constitución General de la República.

Cuando se promulgó la Constitución de 1917 rigió en un país totalmente diferente al actual, en que pasamos de una nación agrícola y de una población mayoritariamente analfabeta a otra realidad, la de la globalización, con todas sus ventajas y desventajas para países como el nuestro que se ven dominados, consciente o inconscientemente, por los más poderosos.

Asimismo, es cuantitativamente nueve veces mayor de aquel que era en 1917. El sistema político mexicano dio de sí todo lo que tenía que dar. Es tiempo de fortalecer nuestra vida democrática. Hay que cambiar para ser mejores, necesitamos caminar hacia adelante mediante un nuevo acuerdo en lo fundamental que nos aleje del fantasma de la ingobernabilidad.