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Economía Moral

Dos mediciones multidimensionales de pobreza oficiales en el país

Sus enormes diferencias se reflejan en sus resultados 2008-2010

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anto el Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social) como el Evalúa DF (Consejo de Evaluación del Desarrollo Social del DF) han elaborado y presentado recientemente mediciones multidimensionales que muestran la evolución de la pobreza en el país. En entregas previas (29/07/11 y 05/08/11) presenté resultados de ambas mediciones y critiqué la metodología del Coneval. Hoy comparo los resultados 2008-2010 de ambas mediciones.

1. Ambas coinciden en que la población carenciada en el país es superior en 2010 al 80 por ciento de la población total: 80.7 por ciento según el Coneval (90.8 millones de personas) y 82.9 por ciento (93.3 millones) para el Evalúa DF. Sin embargo, las diferencias empiezan a mostrarse en la manera en la que se subdividen esos 91 o 93 millones: para el Coneval sólo son pobres 52 millones, mientras los demás carenciados (38.8 millones) son sólo vulnerables, término que nunca discute conceptualmente, sino que queda definido por el criterio empírico: son vulnerables los que tienen una o más carencias sociales o un ingreso inferior a la línea de bienestar (LB), mientras son pobres los que se encuentran en ambas situaciones (en cuyo caso aplica la conjunción y en vez de o). (En términos matemáticos: unión e intersección de conjuntos). La Ley General de Desarrollo Social (LGDS) ordena al Coneval medir la pobreza, pero no la vulnerabilidad. Para el Evalúa DF, en cambio, los 93 millones viven en pobreza, pero distingue dentro de ella por su intensidad: pobreza extrema (60.9 millones) y pobreza moderada (32.4 millones); la primera la subdivide en indigencia (la peor situación: 36.1 millones) y pobreza intensa (24.8 millones). La Ley de Desarrollo Social del DF ordena al Evalúa DF que mida la pobreza. Si pobreza es una situación de carencia (necesidad, estrechez, carencia de lo necesario para el sustento de la vida, según el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia, DRAE), queda claro que el Coneval viola este significado al aplicar el término sólo a quienes, además de una o más carencias sociales, tienen ingresos debajo de la LB. El DRAE (y de manera similar el Diccionario de Uso del Español de María Moliner) definen vulnerable como: “que puede ser herido o recibir lesión, física o moralmente”, haciendo evidente que vulnerabilidad no tiene nada que ver con carencia y que no se trata de una situación observada, sino potencial.1

2. Entre 2008 y 2010, enmedio de la crisis mundial más severa desde la Gran Depresión, los resultados del Coneval indican que mejoró la situación de la población nacional: que aumentó la población no pobre y no vulnerable de 18 a 19.3 por ciento del total nacional (aumento de 1.3 millones: de 19.7 a 21.8). La otra cara de esta moneda es que la población carenciada (suma de pobres más vulnerables) habría disminuido de 82 a 80.7 por ciento (aunque habría crecido de 90 a 90.8 millones). En agudo contraste, para el Evalúa DF la población pobre aumentó de 88 a 93.3 millones (de 80.3 a 82.9 por ciento) y la población no pobre bajó de 19.7 a 17.1 por ciento (de 21.7 a 19.3 millones). Mientras el Evalúa DF estima que la proporción de carenciados (igual a pobres en su caso) aumentó en 2.6 puntos porcentuales, el Coneval estima que esta proporción (pobres más vulnerables en su caso) disminuyó en 1.3 puntos porcentuales. Mientras el Coneval afirma que las cosas mejoraron, el Evalúa DF afirma que empeoraron. ¿Cuál es más coherente para este periodo de crisis mundial?

En la cuenta global 2008-2010 del Coneval (la unión de los dos conjuntos) intervienen cinco cifras en cada año. En primer lugar: a) la población con ingreso inferior a la LB (que subió de 49 a 52 por ciento); b) la población con al menos una carencia social (que bajó de 77.5 a 74.9 por ciento). Estos dos son los conjuntos cuya intersección constituye, según el Coneval, la pobreza. Nótese que la población carenciada por ingresos aumenta en tres puntos porcentuales mientras que la que tiene carencias sociales baja un poco menos: 2.6 puntos porcentuales. En segundo lugar: c) la intersección entre ambos conjuntos, lo que el Coneval identifica (sin ninguna discusión conceptual) como la pobreza, subió de 44.5 a 46.2 por ciento (1.7 puntos porcentuales). Las otras dos cifras son las que quedan fuera de la intersección: d) la población no pobre pero vulnerable por carencias sociales, que bajó de 33 a 28.7 por ciento en el periodo, y e) la población vulnerable por ingresos, que subió de 4.5 a 5.8 por ciento. Al manejar conjuntos, como se muestra en el cuadro y en la gráfica, si a la suma de los conjuntos se le resta la intersección se obtiene la unión de los mismos. Por esta razón, la unión baja cuando suben la suma y la intersección pero ésta sube más que aquélla. Eso es lo que ocurrió entre 2008 y 2010, según el Coneval como lo muestra el cuadro: la suma aumentó 0.4 puntos porcentuales pero la intersección aumentó 1.7 puntos, lo que produce la paradoja que la unión (la población pobre o vulnerable o las dos cosas, disminuya. De las dos cifras que quedan fuera de la intersección aumenta la asociada con ingresos (1.3 puntos) pero baja mucho la asociada con carencias sociales (4.3 puntos porcentuales). Baja una sexta cifra, la suma de la población vulnerable (que es parte de alguno de los dos conjuntos pero fuera de la intersección), de 37.5 a 34.5. En síntesis, la población pobre sube 1.7 puntos porcentuales, mientras la vulnerable baja 3 puntos (explicado en 143 por ciento por la baja de la población vulnerable por carencias sociales, a su vez explicada fundamentalmente por el milagro o trampa del Seguro Popular, como lo expliqué en la entrega del 05/08/11) y eso lleva a la baja de la población con alguna carencia (pobre o vulnerable). En la medición del Evalúa DF, que adoptó el Método de Medición Integrada de la Pobreza (MMIP) como método oficial no se utilizan los criterios simplistas de intersección o de unión para identificar a los hogares en pobreza, sino que a cada hogar se le otorgan puntajes en cada dimensión, puntajes que se combinan a través de un promedio ponderado cuyo resultado define si el hogar es pobre. En los cálculos del Evalúa DF, a diferencia de los del Coneval, la pobreza por NBI (equivalente aproximado de las carencias sociales del Coneval) entre 2008 y 2010 no bajó a nivel nacional sino que se mantuvo en 66 por ciento, pero en cambio la pobreza de ingresos-tiempo subió de 74 a 78.5 por ciento. Al combinarse ambas dimensiones se obtiene el resultado del aumento de la pobreza integrada de 80.3 a 82.9 por ciento.

1 Tampoco puede decirse que el Coneval se haya apoyado, a este respecto, en la LGDS que maneja de manera muy contradictoria los términos pobreza y vulnerabilidad. En efecto, por una parte define grupos sociales en situación de vulnerabilidad como “Aquellos núcleos de población y personas que por diferentes factores o la combinación de ellos enfrentan situaciones de riesgo o discriminación que les impiden alcanzar mejores niveles de vida y, por lo tanto, requieren de la atención e inversión del Gobierno para lograr su bienestar”. Aquí se atribuyen los bajos nivelas de vida al riesgo y la discriminación. En general, en la bibliografía internacional se ha usado el término vulnerable para calificar la situación de los menores, los ancianos, las mujeres o los indígenas como sinónimo de indefensión, cercano a la definición del DRAE. Pero nótese que este uso no identifica la carencia observada como definitoria de la condición, pues todos los niños serían vulnerables, incluidos los de familias ricas.