Opinión
Ver día anteriorSábado 20 de agosto de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Los de Abajo

Uruapan se seca

E

nclavada entre la meseta purépecha y Tierra Caliente, la ciudad de Uruapan, en Michoacán, ha cambiado su fisonomía. El agua, abundante en otros tiempos, ha bajado sus niveles en el río Cupatitzio, y los bosques han sido invadidos por miles de hectáreas de cultivo de aguacate.

El cultivo de aguacate en esta ciudad es la actividad económica más importante, casi la única, señala Juan González Cisneros, del Congreso Nacional Indígena (CNI), profesor y agricultor de la región. Los productores de aguacate se han extendido al área boscosa, de tal manera que donde antes había pinos y encinos, ahora hay sólo aguacate, lo que aniquila los mantos freáticos. Esta ciudad, pronostica González Cisneros, en poco tiempo se quedará prácticamente sin agua. Y, al parecer, nadie hace nada.

Aunque se habla de la resistencia en otros tiempos, González explica que desde hace décadas los campesinos venden la tierra comunal a los grandes productores y luego se emplean como peones. Se trata, además, de una labor económica sin diversidad, pues se ha dejado de sembrar maíz y frutos como el durazno o los cítricos. El monocultivo es lo que predomina, con catastróficas consecuencias para la tierra.

A Uruapan se le conoce como la capital del aguacate, pero aquí no se consume, pues los altos precios lo hacen inalcanzable para los pobladores. Además de que la mayor parte de la producción está destinada a la exportación. Antes, refiere el integrante del CNI, había productores locales, pero ahora casi todo el proceso está en manos de empresas extranjeras, principalmente de empacadoras como Calavo.

La invasión del aguacate en Michoacán inició en Uruapan, pero se ha extendido a los municipios vecinos de Tancítaro, Peribán, Los Reyes, Ziracuarétiro y Purépero, entre otros de la meseta purépecha. Si seguimos así, pronostica el agricultor, nos quedaremos sin bosques.

Aquí, cuentan los vecinos, antes llovía a cántaros, pero el clima ha ido cambiando debido a que los aguacateros utilizan fertilizantes químicos que están acabando con los mantos freáticos, la flora y la fauna, además de provocar enormes daños a la salud de los pobladores, como cáncer de mama y lupus, refieren estudios especializados.

El río Cupatitzio, orgullo de los michoacanos, ya no es el mismo y, lamenta Cisneros, puede desaparecer en unos 50 años junto con otros yacimientos de agua. ¿Qué tendría que pasar aquí para que no se termine el agua, cesen las enfermedades, y a los bosques regresen los pinos? (Con información del taller de periodismo del colectivo La Vecindad).