Opinión
Ver día anteriorLunes 12 de septiembre de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Aprender a Morir

Mortales y letales

E

n el México sometido a distintos intereses y siempre fiel al Vaticano más que al pensamiento libre, la eutanasia y el suicidio asistido están terminantemente prohibidos, si bien ya se ordenó crear una procuraduría social que permita la generación de más empleos burocráticos e intente consolar a familiares de los muertos en la lucha contra el crimen organizado. No disminuirá la sangre, pero se ampliará la elaboración de duelos. Obtusa moral ésta que prohíbe a la gente morir con dignidad, pero permite que sea asesinada.

He visto con horror lo del casino de Monterrey, dice Elsa Macías. Seres humanos que encontraron la muerte sin buscarla luego de salir a trabajar o a divertirse y ya no volvieron a casa. En dos minutos un grupo de monstruos que obedecía órdenes provocó un incendio y se marchó. Adentro, muchas personas se asfixiaron o quemaron hasta morir. Aunque la tv no lo cubriera resuenan su desesperación, sus gritos y su atroz agonía. Quienes provocaron esto son los que deberían ser quemados en las plazas públicas.

Mario Gil observa: “Si el inagotable sentido del ridículo de Vicente Fox ahora propone pactar con los narcos y amnistiar a capos, sicarios y demás personal, que nos explique a los simples ciudadanos quién carajos ordenó que, después de Colombia, nuestro país tenía que hacerle igual y declarar la guerra a las drogas y al narcotráfico, cuando ningún país del primer mundo, incluidos los atizados gringos, lo ha hecho. Aquí hay gato encerrado, pues son pocos los favorecidos y muchos los perjudicados.”

“Ni autoridades ni propietarios del casino ni arrendadores ni subarrendadores del mismo ni policías ni atildados procuradores ni nadie ha sido capaz de presentar a los autores intelectuales del casinazo. Ahora el enemigo a vencer es el narcoterrorismo y el Presidente, el Ejército y la Marina harán todo su esfuerzo para protegernos, aunque ni por asomo lo logren. ¡Qué obvia esta militarización de México!”, señala Raúl Garza.

“En su obsesión por disimular golpes de Estado y exaltar ataques autoprovocados –apunta Fernando Reyes–, el gobierno estadunidense, la mayoría de su enajenada población y los corifeos a sueldo esparcidos por el mundo, reforzaron este 11 de septiembre la permanente amenaza del terrorismo, pero sin cuestionar su cotidiano fomento televisivo a la violencia.” Y sí: una cosa es nuestra condición de mortales y otra, muy distinta, estar a merced de imbéciles letales.