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Hay que fincar responsabilidades contra la constructora y quien permitió irregularidades

Insostenibles, las fallas en la nueva sede del Senado, afirma el perredista Tomás Torres
 
Periódico La Jornada
Lunes 12 de septiembre de 2011, p. 14

Ante las continuas y evidentes fallas en su nueva sede de Reforma e Insurgentes, el Senado debe asumir su responsabilidad y tomar las medidas legales que sean necesarias contra la constructora y también contra quien permitió o pasó por alto irregularidades en la obra, advirtió el legislador perredista Tomás Torres.

Coincidió con el panista Ricardo García Cervantes y con el petista Ricardo Monreal, en que los legisladores no pueden ser cómplices ni encubridores de las insuficiencias y presuntas acciones fraudulentas que hay detrás del costosísimo edificio, en el que no cesan los percances desde que se inauguró, hace casi cinco meses.

Alguien en el Senado o en el fideicomiso responsable de la construcción tiene que rendir cuentas, recalcó.

El pasado viernes, por ejemplo, no hubo agua en la torre de 15 pisos donde se ubican las comisiones de trabajo; las puertas no funcionan y hay la versión de que las constantes fugas y escurrimientos de agua se deben a la baja calidad de los materiales de construcción.

El personal que a diario tiene que revisar las tuberías se encontró con que los tubos de descarga de aguas negras son de plástico y las filtraciones son constantes. Hace un mes, por ejemplo, en las oficinas de la presidencia del Senado, donde despachaba entonces Manlio Fabio Beltrones, comenzó a salir un olor nauseabundo, debido precisamente a una falla en el drenaje.

De hecho, una queja general de legisladores y trabajadores es por el mal olor en los sanitarios, que tiene origen en las tuberías. Los elevadores tampoco funcionan, lo que es un problema grave en la torre de comisiones y en las oficinas de senadores. El coordinador del PT, Ricardo Monreal, denunció que deben esperar hasta media hora para poder llegar a los pisos de arriba.

Múltiples fallas

El perredista Tomás Torres comentó que no funcionan los lectores biométricos –del iris y la palma de la mano–, y son varios los casos en que asesores, trabajadores y legisladores han quedado encerrados, porque los mecanismos de imanes de las puertas dejan de funcionar.

La situación, recalcó, es insostenible y se deben fincar responsabilidades penales. Rechazó el argumento esgrimido por la dirección del Senado de que nada se puede hacer, ni iniciar auditorías ni nada, hasta que Banobras, donde se encuentra el fideicomiso para la construcción de la sede, haga la entrega formal del edificio.

Por la vía de los hechos, el Senado ya recibió la obra y hay una responsabilidad de la secretaría de asuntos administrativos, del fideicomiso, de Banobras, que es la fiduciaria, y de su comité técnico, señaló.

Explicó que Banobras tiene a su cargo administrar los recursos del fideicomiso, pero recibe instrucciones de un comité técnico y éste tiene que decir con toda claridad montos y plazos de ejecución del proyecto, si hubo modificación a los precios unitarios, o qué conceptos no están ejecutados.

Sin embargo, recalcó, hay una gran opacidad; necesitamos saber quién se está encargando de la supervisión de la obra.