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El grupo chileno ofreció su canto combativo e iniciático en concierto el miércoles pasado

Quilapayún llevó el talento y la emoción de Víctor Jara al público del Metropólitan

Entre sus temas emblemáticos, como La partida, Manifiesto, El derecho de vivir en paz y El aparecido, evocaron a Salvador Allende, los movimientos independentistas, las luchas estudiantiles

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El público acompañó cada canción que interpretó QuilapayúnFoto Ricardo Ramírez Arriola
 
Periódico La Jornada
Sábado 17 de septiembre de 2011, p. 8

Un despliegue de sonidos combativos y cantos iniciáticos extraídos del mapundungun inundaron el teatro Metropólitan el miércoles pasado, en el concierto homenaje que el grupo Quilapayún tributó a Víctor Jara, concierto dividido en dos e iridiscente de derecha a izquierda, de frente y atrás y de arriba hacia abajo, o sea, por cualquier lado que se le vio.

El ánimo del público por ver a Quilapayún (tres barbas) se sentía en el aire y se reflejaba en sus rostros, pero comenzó a subir de escala, de intensidad, cuando una pareja de las primeras filas mostró una bandera de Chile: los vítores se dejaron escuchar y los gritos de ¡Viva el pueblo chileno! y ¡Viva Víctor Jara! preludió una velada inolvidable, máxime cuando la pantalla comenzó a lanzar imágenes varias del seminal músico andino homenajeado, con fondo musical de El derecho de vivir en paz, esa que en algún momento dice ... levántate y mira la montaña de donde viene el viento, el Sol y el agua... El público, contagiado por la temática, acompañó la canción con cierto pudor, como si lo hiciera para sus adentros.

Ánimo que alcanzó uno de sus cenit cuando los integrantes del grupo, vestidos con sus característicos ponchos negros de castilla, tomaron sus posiciones para entonar Plegaria a un labrador, con bienvenida: Con este concierto queremos trasmitir un poco del talento y emoción de Víctor Jara, uno de nuestros integrantes, quien resultó una fuerte influencia creativa y espiritual. Queremos trasmitir esta emoción hoy, especialmente en estos momentos en que nuestros países conmemoran sus respectivas independencias, y recordamos otro año más del golpe de Estado a Salvador Allende, en Chile. Los aplausos y gritería del público fueron ensordecedores y que sólo con las notas de la canción El minero, primera que compuso Jara para Quilapayún, pudo menguar para continuar con el concierto.

Luego de un par de piezas musicales La partida y Te recuerdo, Amanda, los integrantes de Quilapayún volvieron a interpelar al público para introducir: “Víctor compuso esta canción a Joan Turner, su gran amor; ella era inglesa... se titula Paloma quiero contarte”, lo cual provocó que las damas que llevaban pareja se recargaran en los hombros de sus acompañantes.

Siguió el tema/postulado de Víctor Jara, Manifiesto, canción determinante que lo define como trovador y compositor universal. Después sonó La partida, tema que resultó básico en los tiempos de la Unidad Popular chilena y que Jara compuso como emblema musical para Canal Nacional de la televisión en Chile.

Prosiguió Con el alma llena de banderas, que Víctor compuso a un estudiante que murió de una bala loca (perdida), y que va dedicada a los estudiantes que en estos momentos se manifiestan en Chile y en cualquier parte del mundo para mejorar sus condiciones. Los aplausos llenaron los huecos de todo el Metropólitan, que no logró llenarse por completo.

El concierto prosiguió sin contratiempos y desarrollándose en una franja cercana a lo óptimo, con la muestra que Quilapayún hacía a la música de Víctor Jara, mostrando su canción epopéyica/reivindicadora de protesta/amorosa y folclórica/festiva; de este último apartado sobresalieron La cocinerita y Herminda de la Victoria, porque Víctor era una persona muy alegre. Y terminó con la canción que compuso a Ernesto Che Guevara: El aparecido. El gozo se trasformó en fruición sonora invaluable.

Después siguió la segunda parte del concierto, donde Quilapayún continuó tocando sus característicos ritmos andinos y continentales con la misma energía y convicción que lo han caracterizado todos estos años. Se escucharon Siempre, Ventolera y Tío Caimán.

Quilapayún también aprovechó para estrenar la canción Temenis Laothoe Quilapayunia (la mariposa) escrita especialmente para México, pues entomólogos de este país descubrieron una subespecie de mariposa, a la cual bautizaron como Temenis Laothoe Quilapayunia, como homenaje al grupo andino.

Además sonaron Quita hurpillay, Mi patria, La muralla, Malembe y la emblemática El pueblo unido. Al final salieron dos veces para deleitar al público con Qué dirá el Santo padre y Juana La Cubana, para concluir con Cantata Santa María de Iquique. El ánimo nunca decayó.