Opinión
Ver día anteriorLunes 19 de septiembre de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
36 Festival Internacional de Cine de Toronto
Premios y conclusiones
Foto
Philippe Falardeau, director de Monsieur Lazhar, filme premiado como mejor largometraje canadiense, acompañado de Cameron Bailey y Piers Handling, durante la clausura del encuentroFoto Ap
T

oronto, 18 de septiembre. Al finalizar el festival, el consenso entre la prensa y la industria es que no fue un año extraordinario en hallazgos ni en películas que parecerían llenar el difícil nicho de ser un producto de calidad con potencial de taquilla. El TIFF lleva 10 años programando títulos que resultan ganadores del premio Óscar a la mejor película, y en esta ocasión no pareció haber candidatos fuertes para que el próximo año se cumpla esa tradición.

Eso no significa que la calidad haya estado ausente de las pantallas. Al programar películas selectas, antes vistas en festivales como Berlín, Cannes y Venecia, la oferta nunca dejó de causar interés. Para quien esto escribe, por lo menos, lo más sobresaliente fue visto hasta el final, en la última proyección de Faust, la obra del ruso Alexander Sokurov, que cierra su tetralogía sobre el poder, antes dedicada a figuras claves del siglo XX: Hitler, Hirohito y Lenin.

Según se sabe, Faust fue la reciente ganadora del León de Oro en el pasado festival de Venecia. Sin ver todo lo que estuvo en competencia en ese certamen, uno puede apostar que no había nada de la dimensión de esta apabullante realización de Sokurov, que ha conseguido así su obra maestra indiscutible. La película es densa, visualmente equilibrada entre lo grotesco y lo sublime, y es producto de una alquimia que ha logrado amalgamar influencias tan diversas como las de Murnau, Fellini, Herzog o Pasolini, logrando decantarlas en un estilo que es Sokurov puro.

Faust es un oportuno recordatorio de que el cine puede aún aspirar a esa grandeza de visión. Ahora bien, es una forma extrema de cine de autor que sólo encuentra su espacio en los festivales. Para un gran público adocenado para ver –y disfrutar– cosas como Piratas del Caribe 4, la obra de Sokurov causa la más absoluta de las indiferencias.

Por lo pronto, Faust no se reporta entre las películas que se vendieron para el mercado internacional. ¿Qué distribuidor sería tan temerario de comprarla, sabiendo que su potencial comercial es nulo? En cambio, los títulos enlistados entre las ventas abarcan algunos ejemplos de cine de autor cuando viene avalado por cierta garantía de taquilla. Si bien el mercado tuvo un arranque lento al inicio del festival, la directiva del TIFF reportó al final una actividad saludable, con el aumento de 20 por ciento en la asistencia de delegados de la industria.

En cuanto a premios, en la competencia de cine local, Monsieur Lazhar, de Philippe Falardeau, recibió el premio a mejor largometraje canadiense, y Nathan Morlando, de Edwin Boyd, el de mejor opera prima. Por otra parte, la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica (Fipresci), más comúnmente conocido como el premio de la crítica, manifestó su preferencia por Avalon, del sueco Axel Petersen, y Le premier homme (El primer hombre), del italiano Gianni Amelio. El premio del público fue para Et maintenant on va òu? (¿Y ahora adónde vamos?), de la libanesa Nadine Labaki, en la categoría de ficción, y The Island President (El presidente de la isla), del estadunidense Jon Shenk, en documental.

[email protected]

Twitter: @walyder