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Reciben cursos de costura, belleza y lectura

Terapias abren opciones a jóvenes internas
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Jóvenes internas en la Comunidad de Mujeres celebraron en días pasados una fiesta comunitaria de 15 añosFoto Mirna Servín Vega
 
Periódico La Jornada
Lunes 26 de septiembre de 2011, p. 37

Delia tiene 17 años y ya sabe exactamente lo que pasará en su vida hasta que tenga 20: permanecerá internada en la Comunidad de Mujeres por el delito de secuestro. Un día, la policía fue a su casa a detenerla. Yo casi me desmayo. No lo podía creer. Yo trabajaba todo el día y pensaba que ella estaba bien en la escuela y en la casa, pero no, cuenta su madre, mientras la ve bailar en un festejo organizado por la Dirección General de Tratamiento para Adolescentes (DGTPA).

Ella me dijo que lo hizo por seguir a su amiga, pero yo creo que eso sucedió, sobre todo, por falta de comunicación. Hay que cuidarlas mucho, porque están en la edad de la loquera y hacen las cosas sin pensar, asegura la madre de la joven, cuyo nombre fue cambiado para proteger su identidad.

En esta comunidad hay 22 menores en el área de diagnóstico porque su situación jurídica no ha sido definida. En el área de tratamiento, donde ya recibieron sentencia, hay otras 22 internas.

Las jóvenes tienen actividades desde las 7 de la mañana hasta las 21 horas, incluyendo ocupaciones recreativas y talleres a elegir: costura, belleza, teatro y lectura, pero por más facilidades que se les ofrezcan, siguen privadas de su libertad, afirma Cuitláhuac Ramos, director de Normatividad y Supervisión de la Comunidad de Mujeres de la DGTPA.

Justo es el caso de Flor, de 16 años, quien dice que en este lugar la ayudan mucho con el cuidado de su pequeño, de tan sólo 7 meses. Sin embargo, espera con ansia que pasen los siete meses que le quedan para cumplir su tratamiento.

Yo digo que el destino fue el que me trajo aquí, porque yo iba al mercado a comprar cosas para mi hijo, que tenía un mes de nacido, y nos detuvieron a dos cuadras de mi casa, dice Flor. Su mamá, con los ojos llorosos, cuenta que está acusada de robo agravado, el cual cometió junto con su hermano, quien se encuentra en un reclusorio varonil por tener ya 18 años de edad.

Antes de estar internada, Flor vendía plátanos en una esquina junto a su mamá y su expectativa no era mayor, pues sólo terminó la primaria. Ahora, dice, le gustaría poner un saloncito de belleza con lo que ha aprendido en la comunidad.

Su compañera de dormitorio, Nancy, lleva apenas 15 días en la comunidad. Prefiere no hablar del delito que cometió, pero alrededor de 80 por ciento de las jóvenes en tratamiento cometieron robo agravado con violencia. Su rostro no asoma ni media sonrisa, a pesar de que suena la música y ella va enfundada en un vestido largo de fiesta. Cuenta que sus planes son regresar a vivir con su esposo y estudiar biología marina. Sólo tiene 15 años. Dice que no está enojada, pero cierra el puño, del que resaltan cicatrices en los nudillos. ¡Ah!, es que un día le pegué a una pared.