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El interés del escritor está en explorar los procesos y alternativas de la lírica, explica

Alberto Blanco, en un otoño de fuerza creativa, da a conocer cuatro obras

Paisajes en el oído y Tras el rayo, de poesía, y los ensayos El llamado y el don y El eco de las formas, ratifican que uno no tiene riendas; estamos a disposición de lo que se quiere expresar

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Un poema sirve como puente para pasar a lo desconocido, sostuvo en entrevistaFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Domingo 2 de octubre de 2011, p. 5

Hay muchas maneras de que suceda la poesía, dice Alberto Blanco. Espontánea como el rayo, en un proceso de fe que sustenta las civilizaciones, así como se construyen catedrales y acueductos, o poemas completos escritos en sueños que lindan en lo sagrado. Sin embargo, este arte es inherente a la aventura del lenguaje desde hace miles de años, explica el poeta, ensayista y traductor en entrevista, donde conversó sobre un otoño de fuerza creativa debido a la publicación de cuatro obras editoriales de su autoría, dos de poesía y dos de ensayo.

Hay muchos procesos distintos por lo que toca a la escritura de los poemas o a la práctica de la poesía. A mí me ha interesado mucho explorar cuantas avenidas sean posibles, diserta, lo cual se ejemplifica con el cuarteto de publicaciones, cada una de particulares características: una serie de poemas dedicados al rock, ensayos sobre artes plásticas, un libro sobre poética y la aparición de la un poemario traducido al inglés.

Paisajes en el oído, publicado por Aldus, es una colección 52 poemas que se reunieron a lo largo de muchos años, huellas de una vida cercana a la música, algunos se escribieron hace 40 años y otros apenas en 2010, en los que dialoga con compositores, intérpretes y bandas de rock, entre los que se encuentran los Beatles, los Rolling Stones, Bob Dylan, Van Morrison, Tom Waits hasta grupos más recientes como U2, Coldplay o Radiohead. Hay vasos comunicantes que tienen que ver con la atmósfera, otras veces con el tema, con la forma misma, con la manera de versificar, otras veces tiene que ver con el ritmo, o en otras es una relación puramente anecdótica, describe.

No son proyectos apresurados. Para mí una de las mejores formas de entender la civilización es tener confianza en un proyecto a largo plazo. Los grandes momentos civilizadores se han construido con ese tipo de fe. Es una desgracia que en nuestro país estamos tan acostumbrados a no tener confianza. Los antiguos mexicanos empezaban todo de nuevo cada 52 años, pero ahora se estableció la costumbre de que el mundo comienza cada seis años.

Los demás libros son otras historias, entonces la disparidad de procesos, o vida propia de la poesía en la que uno no tiene riendas, donde cada quien se pone a disposición de lo que se quiere manifestar, expresar o aparecer, destaca al hacer una comparación con Afterglow, poemario que aparece editado por The Bitter Oleander Press, traducción realizada por Jennifer Rathbun de Tras el rayo, originalmente publicado en México en 1985.

Alberto Blanco, quien nació en la ciudad de México en 1951, revela que es un libro que se escribió rapidísimo, la escritura fue literalmente relampagueante. Las dos secciones más grandes, cada una con 18 poemas, fueron escritas en un día. Así como Rilke pasó años callado, esperando el llamado y llegó en un torrente. En el caso de Blanco, con estos versos del rayo, vi lo que tenía que manifestarse, sabía en qué forma hacerlo y salieron todos, prácticamente sin enmiendas. Cada libro, cada criatura tiene una naturaleza diferente y uno tiene que respetarla.

La edición bilingüe Afterglow/Tras el rayo es el segundo título editado por el sello neoyorquino –el primero fue una antología–, el cual será presentado hoy a las 12 horas en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Se trata del primer libro completo publicado en México, y ahora es impreso en Estados Unidos.

Entender la poesía y las formas de convocarla, está unido con una vocación, una inclinación, una talento, lo que se liga al aprendizaje de dialogar con las herramientas, para empezar un proceso infinito de creatividad. Si tu destino ha decidido que tu llamado es la poesía, entonces tienes que ponerte al servicio de eso. Pero si no hay un llamado o un don no hay nada que hacer, planteamientos que expone en el primer libro sobre poética, aunque lleva años trabajando en ese tema. El título de El llamado y el don se integra por dos ensayos y es publicado por Ditoria/ AUIEO.

El cuarto libro de reciente lanzamiento es El eco de las formas, la reunión de todos sus ensayos de artes visuales, en total 64, en una edición dividida en dos volúmenes del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Volvemos a la confianza en los proyectos a largo plazo, menciona, pues la escritura de estos textos, aunque no comenzaron en la juventud, había la certeza de que llegaría ese momento. Por años estuve leyendo, tomando notas, siguiendo el trabajo de artistas, y cerca de los 40 años escribí el primer ensayo, así que esto no fue precoz, bromea, pero a partir de que apareció el primer ensayo, los demás se vinieron en cascada.

Muy distinto a escribir un ensayo, por ejemplo los de artes visuales, en los que me pongo al servicio del trabajo de un artista, por ejemplo, Vicente Rojo. Blanco vuelve a la propuesta originaria: hay toda clase de procesos para la creación, pero algo que se agradece a un artista es la sinceridad, la cual consiste en conocer su tradición, si la plana mayor de los poetas mexicanos trabajaran en su oficio como lo hacen las bailarinas y bailarines, tendríamos maravillas en las letras mexicanas.

Continúa la larga lección en la que esclarece qué es eso llamado poesía, para abreviar: el sello de garantía de un poema está en que se ha utilizado el lenguaje de otra forma y ha servido como puente para pasar a lo desconocido. En cierto sentido un uso absurdo del lenguaje, uno mágico, anacrónico, un uso muy antiguo del lenguaje.