Sociedad y Justicia
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90 aniversario de la SEP

Se requiere separar la tarea magisterial de las operaciones político-electorales, señala

Sólo gobiernos legítimos podrán rescatar a la educación: Héctor Vasconcelos
 
Periódico La Jornada
Lunes 3 de octubre de 2011, p. 39

Héctor Vasconcelos evoca las tardes, entre seis y siete, cuando él, un niño, y su padre José Vasconcelos, leían los clásicos, pues aún en el afectuoso vínculo familiar, la enseñanza era primero. Por ello, considera que el fundador de la Secretaría de Educación Pública (SEP) estaría horrorizado de la enorme decadencia que afecta a este sistema, el cual sólo se puede rescatar con gobiernos legítimos que no se deban a la operación electoral ilegítima del sindicato magisterial.

El diplomático y académico no se detiene ahí. Considera que la transformación del estado actual de la educación en México pasa necesariamente por la remoción de Elba Esther Gordillo Morales, como presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).

México no tiene salidas, a mediano y largo plazos, sin una reforma a fondo del sistema educativo y sin que se separe la tarea magisterial de las operaciones político-electorales, sostiene en entrevista con este diario.

El secretario de Asuntos Internacionales del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), ex embajador de México en Noruega, Dinamarca e Islandia, afirma que el intento del gobierno de Felipe Calderón de eliminar la filosofía del currículo es una de las acciones, entre otras, que han traicionado el proyecto educativo de José Vasconcelos.

La propuesta de su padre, recuerda, buscaba, ante todo, la formación de personas, de individuos con capacidad crítica. Ahora, tenemos un sistema educativo y político que pareciera que, por el contrario, no quiere que los mexicanos piensen para que sigan aceptando la intolerable desigualdad económica, la corrupción, las inmensas lacras del supuesto sistema democrático que yo creo que no es tal.

En el país, una de las razones que explican la debacle del sistema educativo nacional es la interferencia de la política, apunta. Hoy día, la actividad política que realiza Gordillo Morales al utilizar a los maestros como carne de cañón para convertirlos en operadores electorales ofrecidos al mejor postor es el colmo de la corrupción de los valores, de los principios y de la vocación del magisterio.

En este proceder, “hay algo todavía más grave: la tolerancia de los gobiernos que permiten que esta lideresa sea un factor de poder ilegítimo… Pero, claro, ¿cómo se podría pedir al señor Calderón que devolviera al SNTE su vocación y que enderezara todo lo que hay de corrupto en su interior, si él está ocupando la presidencia, en buena medida, por la acción política ilegítima de ese sindicato durante la elección presidencial?”, cuestiona.

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Mi padre estaría horrorizado de la enorme decadencia que afecta al sistema educativoFoto María Meléndrez

Para rescatar al sistema educativo, se requiere recuperar las humanidades como parte esencial de la formación de los mexicanos, la filosofía, la historia, las tradiciones culturales, además de cambiar al gobierno y a la dirigencia del SNTE.

De lo contrario, la enseñanza seguirá degenerándose en al menos dos sentidos: el de la cobertura y la deserción escolar, así como la formación de los maestros, que deja mucho qué desear, porque no se les ha sabido apoyar en su superación académica, expresa.

El ex director general del Festival Internacional Cervantino y del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, subraya que el proyecto original de Vasconcelos era profundamente laico y en la educación privada de hoy –que según algunos no tiene las carencias de la pública– existe una fe religiosa particular predominante, se enseñan actitudes conservadoras y a los estudiantes no se les proporciona una especie de muestrario de lo que es el país, como sí ocurre en la UNAM.

En su departamento, donde no hay muro sin libros y un piano negro de cola llena gran parte del espacio, Héctor Vasconcelos rememora también al padre consentidor, tierno, con el que vivió hasta los 14 años porque cuando él tenía esa edad su padre murió.

Fueron pocos años, pero el contacto fue muy intenso y estuvo fundamentado en torno a los libros y a la lectura.

Con aquel hombre de edad avanzada leyó a Homero, luego a Virgilio y, después, a los trágicos griegos. “Literalmente continuamos leyendo hasta 24 horas antes de su muerte. En esa tarde leímos la Apología de Sócrates, de Platón y, al día siguiente, falleció”.

Y remata: “Creo que mi padre estaría escandalizado de lo que vemos hoy día en México, particularmente de que los gobiernos mexicanos permitan este estado de cosas en la educación… Pensaría que vivimos en una situación aberrante, que requiere de una restructuración de fondo del sistema en todos sus aspectos”.