Opinión
Ver día anteriorJueves 6 de octubre de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Música fúnebre y discurso oficial

De la desaceleración a la recesión

Urgente cambiar el paquete 2012

S

i la fiesta ya estaba más que animada, ayer el Fondo Monetario Internacional le puso música de tambora: nuestras perspectivas se basan todavía en un crecimiento muy modesto para el año 2012, pero la actividad económica podría cambiar a peor y un riesgo de recesión global no puede excluirse hoy por hoy. Por si fuera poco, el organismo advierte que las perspectivas para los países que mantienen fuertes vínculos de comercio con Estados Unidos, con México en primer lugar, son un poco menos alentadoras, de tal suerte que un crecimiento más débil de lo previsto en el motor del mundo, aunado a un aumento de la incertidumbre mundial, deterioraría el desempeño económico de nuestro país, que de por sí ya muestra una tendencia a la baja.

Dos son, concretamente, las recomendaciones que el FMI formula a los países que, como México, dependen excesivamente de Estados Unidos: a) reducir gradualmente la deuda pública a los niveles previos a la crisis, y b) que la disminución del déficit no se haga a expensas de contraer la actividad económica. Sobre la primera es necesario subrayar que es un imposible en el caso mexicano, pues en dinero contante y sonante tal reducción implicaría una baja de 2.4 billones de pesos: en el tercer trimestre de 2008 (casi a punto de reconocer oficialmente la existencia de la crisis), el saldo de la deuda del sector público federal ascendía a 2.2 billones de pesos; al cierre de agosto de 2011, el saldo ya sobrepasaba los 4.5 billones, es decir, que de septiembre de 2008 al octavo mes de 2011 tal indicador se incrementó 114 por ciento.

Música fúnebre para el discurso calderonista que no se amilana ante este tipo de noticias tenebrosas, pues el micrófono oficial no deja de difundir lo que la deteriorada bola de cristal del inquilino de Los Pinos revela, según él, es decir, que estamos en la ruta de recuperación, de crecimiento económico y de empleo. Pero no se queda allí, pues sobre la segunda recomendación del FMI, es decir, no sacrificar la actividad económica en aras de alcanzar su meta de déficit público, los genios de Hacienda se empeñan en arrasar con lo que sea, con tal de que el déficit público cuadre con sus estimaciones.

Muestra de lo anterior es el paquete económico 2012 propuesto por Calderón al Congreso. Como bien apunta el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, a cargo de José Luis de la Cruz Gallegos, el gobierno calderonista presentó un proyecto de presupuesto no sólo inconsistente con los objetivos planteados en él, sino que la propuesta hacendaria no permitirá afrontar de manera exitosa una nueva contracción económica. Éste además ostenta ser austero y encaminado en la búsqueda del desarrollo, no obstante, dichos objetivos parecen estar truncados por la realidad. Ante la desaceleración económica, el gobierno carece de una estrategia sólida de gasto público.

Para enfrentar la sacudida, los genios de Hacienda proponen gastar abundantemente, pero no en el renglón productivo, sino en el que no genera crecimiento, ni bienestar social. México, plantea el CIEN, no ha logrado recuperar plenamente lo perdido desde la crisis de 2009; incluso, algunos indicadores, como el de pobreza, se encuentran en niveles aún más preocupantes que en 2008. Así, “ante la amenaza de una recesión global, la inestabilidad de los mercados financieros y la debilidad económica, es evidente que el gobierno no cuenta con una propuesta sólida que contemple los mecanismos necesarios y pertinentes para enfrentar las posibles contingencias.

Al igual que en años anteriores, para 2012 se vislumbra un incremento en gasto corriente, es decir, en las erogaciones que no generan crecimiento económico y que van encaminadas al pago de salarios y prestaciones de un sistema burocrático poco efectivo. Por el contrario, se vuelve a castigar el gasto en inversión, sobre todo en renglones estratégicos como educación, salud, comunicaciones y transportes y desarrollo, entre otros y, en consecuencia, se limitan las posibilidades reales de alcanzar la meta de crecimiento de 3.5 por ciento. Peor aún: no sólo se observa un aumento en el gasto corriente, sino que la participación de la inversión con respecto a las erogaciones totales disminuye 22 por ciento.

Caso concreto se registra en el sector de comunicaciones y transportes, pues el gasto total disminuyó 18 por ciento, aspecto atribuible a la disminución en inversión de 24 por ciento, mientras el gasto corriente creció 13 por ciento. Esta situación es delicada, ya que vislumbra cómo el gasto en inversión, el de mayor impacto en el crecimiento económico, se encuentra supeditado a un gasto improductivo. Se registra una baja en las inversiones para carreteras eficientes (11 por ciento), carreteras alimentadoras (65 por ciento), aeropuertos y puertos eficientes y competitivos (17 y 27 por ciento, respectivamente); en sentido contrario, el gasto corriente aumentó o en el mejor de los casos permaneció igual. Bastante relevante es el caso de carreteras alimentadoras en las cuales el gasto en inversión física se reduce en casi 11 mil millones de pesos.

En el sector salud sucede lo mismo: el gobierno promulga el acceso universal a la salud, pero no se encaminan esfuerzos, en términos de inversión, que permitan garantizar la infraestructura necesaria para brindar una calidad mínima en la prestación del servicio, ya que, pese al incremento en gasto en inversión física, su participación en el total es reducida. Específicamente en el rubro de infraestructura suficiente, equipamiento óptimo e insumos seguros para la salud, se aprecia una disminución equivalente al 83 por ciento (5 mil 217 millones de pesos). De igual forma, en educación el gasto propuesto por Calderón para 2012 muestra una importante caída en el área de inversión, mientras se evidencia un aumento en las erogaciones en servicios personales (6 mil 438 millones de pesos), gastos de operación (7 mil 913 millones) y otros gastos corrientes (mil 504 millones). Y en desarrollo social la inversión representa un porcentaje menor al uno por ciento del gasto total.

Pero en Los Pinos siguen de fiesta y honrando la destartalada bola de cristal de su inquilino.

Las rebanadas del pastel

Y la cereza: la democracia en México se encuentra en su peor nivel de los últimos 10 años (léase la década panista), de acuerdo con el Indice de Desarrollo Democrático de América Latina 2011, de la Fundación Konrad Adenauer.