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Los cronistas y San Carlos
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epresentante ilustre del estilo neoclásico en México fue el arquitecto y escultor valenciano Manuel Tolsá. Una de sus obras más exquisitas y originales es el palacio que actualmente aloja al Museo Nacional de San Carlos. Lo mandó construir la opulenta marquesa de Selva Nevada como regalo para su hijo, el conde de Buenavista.

Situado en Puente de Alvarado 50, en la colonia Tabacalera, destaca en la otrora señorial avenida por su elegante fachada de cantera con balaustradas y un armónico ritmo en puertas y ventanas. En el interior deslumbra el amplio patio ovalado, único en su género en nuestro país, rodeado por una columnata de pilastras dóricas en el primer nivel y columnas jónicas, en el segundo.

En alguna ocasión comentamos que aquí se resguarda la colección de arte europeo que perteneció a la Academia de San Carlos, que nació en la Casa de Moneda, ya que originalmente se creó como escuela de grabado, con el fin de formar grabadores que diseñaran las monedas que ahí se forjaban. El director Jerónimo Antonio Gil propuso que se estableciera una academia en donde se enseñara también pintura, escultura y arquitectura. El virrey acogió la idea y en 1783, el rey firmó el decreto de fundación de la Real Academia de las Nobles Artes de San Carlos.

Desde sus primeros tiempos se buscó integrar una colección de obras de arte de grandes maestros que sirvieran de modelo a los estudiantes. Ésta se fue enriqueciendo con trabajos de los propios maestros, muchos de ellos traídos del viejo continente y de alumnos sobresalientes. Muchas aventuras vivió el acervo a lo largo de los siglos, al igual que, por su lado, las vivía el Palacio de Buenavista, que finalmente nunca fue ocupado por el conde. Tuvo muchos dueños y muchos usos, entre otros, fábrica de tabaco, lo que le dio el nombre al rumbo de colonia Tabacalera. En 1968 fue acondicionado para servir de sede al recién creado Museo de San Carlos.

Recientemente nombraron directora a Carmen Gaitán, quien llegó con el brío que la caracteriza a realizar una serie de mejoras, entre otras, en las salas de exposiciones temporales, nombradas Gabinete, en donde se acaba de inaugurar Diagramática, que muestra la obra del joven y talentoso artista Benjamín Torres. La exposición, organizada conjuntamente con la Galería Hilario Galguera, establece un diálogo entre las obras clásicas y las piezas del artista contemporáneo, para mostrar que el arte no posee parámetros, ni históricos ni críticos.

En otras salas temporales continúa la exposición México en los pabellones y las exposiciones internacionales (1889-1929). Estando ahí no puede dejar de echar una mirada a la muestra permanente y disfrutar de obra pictórica de los siglos XVI al XX. Única en nuestro país, la colección de pintura medieval, colorida y luminosa, mucha de ella de una encantadora ingenuidad, es un verdadero placer contemplarla. El museo muestra varias piezas maestras de artistas europeos, así como de algunos que realizaron la obra ya en México.

En el auditorio de este prodigioso recinto se va a llevar a cabo los próximos días 12 y 13, el séptimo encuentro de cronistas, que organiza la Asociación de Cronistas de la Ciudad de México y Zonas Conurbadas, que preside Jaime Valverde. El tema es: Patrimonio intangible de la ciudad de México y están todos invitados.

Para la pausa gastronómica podemos irnos caminado al restaurante Sep’s, de la calle de Madrid, esquina Insurgentes. Es un sitio encantador, con lambrines de madera, sillas estilo austriaco y alba mantelería, que conserva la distinción con la que nació hace 67 años, y por supuesto, la calidad en la comida y el servicio. Lo continúan recibiendo con verduras frescas, hogazas de pan negro, centeno y blanco que corta a su gusto, para untarle el paté de la casa. La especialidad es la cocina alsaciana: sopa de cola de res, choucrote, buenas salchichas y un prime rib, sabrosísimo. Acompaña la comida un discreto pianista.