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El artista cultural mostrará en el Cervantino 106 obras alusivas al personaje

Toledo propone una visión ecologista de un Pinocho muy desatado

Hay textos que me atraen por ser afines a mi trabajo, expresa a La Jornada

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Uno de los dibujos al pastel de la serie Pinocho, que Francisco Toledo exhibirá en Guanajuato
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Otro de los 106 dibujos del artista y mecenas acerca del personaje del cuento de Carlo Collodi, que mostrará, con dos exposiciones más, en el Museo del Pueblo, en la ciudad de Guanajuato
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Autorretrato como pulpo, incluido en Bestiario
 
Periódico La Jornada
Miércoles 12 de octubre de 2011, p. 5

La atención de Francisco Toledo, contador siempre de historias, ahora se centra en el muñeco de madera del cuento infantil de Carlo Collodi.

Pinocho, proyecto inédito creado entre 2008 y 2011, plantea una visión muy personal de Toledo quien reúne 106 obras al pastel y forma parte del trío de exposiciones con las que el pintor, grabador y ceramista participa en el 39 Festival Internacional Cervantino (FIC), que se exhibirán en el Museo del Pueblo, en Guanajuato.

En un principio, “el título era Pingocho, porque pingo es el diablo y es más grosero, más travieso todavía que el personaje del Pinocho original. Hace cosas que no vienen en el cuento y que serían de un Pinocho muy desatado”, expresa Toledo en entrevista desde Oaxaca.

Trabajar con base en textos literarios –siempre leo y hay textos que me atraen, que por alguna razón son afines a mi trabajo, entonces, allí me meto– esto no es nada nuevo para el también promotor cultural, como demuestran los dibujos de Un informe para una academia, de Franz Kafka.

La atracción, tal vez, consista en que las otras historias me sacan de mi narrativa, digamos, de lo que siempre repito.

Al mismo tiempo, busca cosas un poco afines. Respecto del mono de la academia, Francisco Toledo asevera que ha pintado changos desde siempre. A la vez que la historia de Kafka me acerca a otra que yo no contaba.

Recuerdo de infancia

Pinocho obedece más bien a un recuerdo infantil: “De niño estuve enfermo; en 1945 viví en la ciudad de México un año por las operaciones que me hicieron de la garganta. Como no quedaba bien, nos teníamos que quedar para la siguiente operación. Entonces descubrí las librerías del centro en esa época, allí en la calle de Argentina.

“Como entraba al hospital, salía y entraba de nuevo, me compraban libros para entretenerme. Creo recordar que entre los que me dieron mientras convalecía estaba Pinocho”, comparte el artista.

Sin embargo, al personaje de Toledo no le crece la nariz, sino el pito cuando dice mentiras. El entrevistado explica que todos los Pinochos son de madera, entonces, para confeccionarlos se necesita cortar árboles, pero eso no hay que hacerlo porque cada vez hay menos.

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Una obra al pastel de Francisco Toledo de su proyecto inédito Pinocho

En el Pinocho de Toledo, el padre de la criatura al final lo corta en pedazos que siembra en macetas. Entonces, de la cabeza sale una planta, también de los brazos y las piernas.

En esta versión ecologista del cuento se salva el mundo al sembrar al Pinocho en pedazos para hacer un vivero.

El artista había pedido a Carlos Monsiváis que escribiera un texto al respecto, aunque reconoce que “es difícil hacer una historia de todo, porque es muy disperso; en parte coincide con el texto original y en parte hay otras cosas que agrego, como esto del carpintero Gepetto que lo destruye, es decir, Pinocho no se vuelve niño.

Una vez Carlos Monsiváis fue a la Galería Juan Martín a verlo y dijo, sí, pero vamos a ver, y después, cuando ya estaba en el hospital, me dijo, mándame el Pinocho, pero ya fue tarde, señala.

Exhibir los dibujos fue un reto museográfico, debido a que las imágenes las hizo en papel de algodón y pastel por ambos lados, de modo que no se pueden enmarcar. Toledo apunta que también creó grabados con la idea de hacer un librito, con textos del poeta Francisco Hernández”.

En la segunda exposición pone a dialogar los bestiarios y zoolo-gías fantásticas con las láminas que ilustraron los libros de los naturistas franceses Georges Louis Leclerc, conde de Buffon (1707-1788), y Alfredo Duges (1826-1910).

Obra en vidrio, la tercera muestra, reúne 40 platos de cristal, una nueva faceta de Toledo. Señala que se trata de un proyecto al alimón con el despacho Legorreta + Legorreta para las puertas del nuevo edificio de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Se le pidió hacer una especie de vitral, entonces, lo hice como ventanas circulares en las que puse mis animales, mis recortes de mica, que fueron atrapados entre dos hojas de vidrio. Luego, se metieron al horno y se puso color. Como hice más de estas ventanas circulares que las que debían llevar estas dos puertas, entonces eso es lo que se va a exhibir.

En la actualidad, Francisco Toledo trabaja un proyecto para el Museo Memoria y Tolerancia, cuyo tema es la trata de esclavos entre África y América.