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La periodista coordinó una mesa analítica en la feria del Zócalo

Necesario, pacto entre medios y sociedad; estamos fallando, dice Blanche Petrich
 
Periódico La Jornada
Domingo 23 de octubre de 2011, p. 3

Ante los graves problemas que vive el país, como el de la violencia, el trabajo informativo de los medios de comunicación ha sido insuficiente, por lo que le estamos fallando a la sociedad, dijo ayer sábado la periodista Blanche Petrich, de La Jornada, quien agregó que las grandes empresas de radio y televisión no van a escuchar este planteamiento.

Por ello, propuso hacer un pacto para que los ciudadanos se acerquen a los periodistas y, además, exijan a los medios de comunicación que cumplan con su papel de informar más allá de los pactos de los poderosos, en referencia al acuerdo sobre la cobertura de la violencia, convocado por Televisa y TvAzteca, firmado en marzo pasado.

Blanche Petrich coordinó la mesa El periodismo de investigación, durante la Feria Internacional del Libro en el Zócalo, en la que participaron los periodistas y autores de libros José Reveles –Levantones, narcofosas y falsos positivos–, Diego Enrique Osorno, de El Cártel de Sinaloa, una historia del uso político del narco, y Marcela Turati, de Fuego cruzado.

Con un Foro Federico García Lorca lleno, en este penúltimo día de la feria, Reveles, Osorno y Turati coincidieron en que escriben los libros sobre narcotráfico, operativos gubernamentales, niños, mujeres o trata de personas para visibilizar a las víctimas, entender qué pasa en el país y, de ese modo, con información, combatir el miedo.

Además, señaló Reveles, porque los libros dan una perspectiva que no nos da la radio ni la televisión, incluso ni la prensa escrita, por cuestiones de tiempo y espacio. Van entre 60 y 100 títulos, comentó Petrich, por lo que ya se puede hablar de un boom.

Reveles llamó la atención acerca de que no somos un país de indignados, pese a los graves problemas por los que atraviesa México. Los ciudadanos deben informarse más, acercarse a los movimientos, participar. Lo que falta en el país es mayor organización y participación social, agregó.

Osorno contó que después de publicado en 2007 su libro sobre el reciente conflicto en Oaxaca, de pronto se vio con chaleco antibalas y casco en la cobertura de un operativo militar que buscaba integrantes del crimen organizado en Apatzingán, Michoacán. Se preguntó entonces: ¿Qué pasó con mi país?, si estábamos en las luchas sociales, en la discusión de temas políticos y sociales, de la democracia.

Como no quería ser un Rambo periodista, que contara muertos y cubriera la persecución de delincuentes, Osorno comenzó a centrar sus investigaciones en Sinaloa, para entender cuáles eran las causas de esa violencia sin precedente y en aumento en México.

Entre las cosas que comenzó a atisbar, como sus otros compañeros, es que esta guerra contra el narcotráfico parece ser una política delineada en Estados Unidos para países como México, pero que aquí se producen los muertos y allá se quedan con el yeah, yeah y el dinero. Más que “una guerra estúpida, es una guerra bien pensada.

Otra cosa que le va quedando claro, dijo Osorno, es que el problema principal de México no es la pobreza, sino la desigualdad social, pues el país tiene personajes con una riqueza que no poseen empresarios de otras naciones,

Consideró que la causa principal de la violencia ahora desatada es una crisis política que comenzó con las polémicas elecciones presidenciales de 2006. Y que ante ese contexto que cuestionaba su legitimidad, el presidente Felipe Calderón se decidió por gobernar mediante la fuerza.

Marcela Turati contó que le interesaban más los problemas sociales como pobreza, derechos humanos, pueblos indígenas o pendientes relacionados con niños y mujeres, que la nota roja o las cuestiones judiciales.

Sin embargo, la realidad llevó a la periodista a comenzar a cubrir dichos asuntos, pero desde la perspectiva de las víctimas, de su dolor, de cómo esta violencia afectaba a los niños, a las familias, a la comunidad.

Como siempre le quedaban muchas cosas en la libreta, también buscó salida en los libros. Además, agregó, cuando uno sabe de qué se trata puede controlar un poco su miedo. Supo también que no podíamos seguir echando cadáveres a las fosas sin que eso nos doliera.

Luego de las muchas preguntas del público, Turati y Reveles coincidieron en que el ejército colombiano entrena a policías y militares mexicanos, pero en tácticas antiguerrilleras y antiterroristas en el medio rural o la jungla, no en las ciudades, donde aquí se libra la llamada guerra contra el narcotráfico.

Integrantes de los gobiernos de Estados Unidos y México, agregó Turati, van a Colombia para observar la presunta reducción del narcotráfico, pero sólo les muestran el caso maquillado de Medellín. Ahora allá hay más víctimas que antes, y el problema resurge, dijo.

Osorno comentó que al principio Calderón dijo que la guerra contra el narcotráfico era para frenar las adicciones, pero ese problema sigue e incluso ha aumentado. Luego, que se debía a la violencia de los cárteles de la droga, pero antes de su gestión la tasa de homicidios era más baja.

Y a partir de 2009, tras el asesinato de Beltrán Leyva, Osorno señaló que parece haber otra etapa, aún no muy definida. También mencionó otra estrategia a partir de febrero de 2010, que han bajado de Tamaulipas a Veracruz, pero aún falta más información.