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Ni en Francia ni en España hacen personajes para nosotras, lamenta Ana Ofelia Murguía

Las actrices viejas, confinadas a hacer papeles de relleno

Kenya Márquez presentó Fecha de caducidad en el Festival Internacional de Cine de Morelia

La vida cotidiana es el escenario donde toman forma nuestras obsesiones, expresa la directora

Enviado
Periódico La Jornada
Domingo 23 de octubre de 2011, p. 7

Morelia, Michoacán, 22 de octubre. La cinta que tuvo más consenso cualitativa y cuantitativamente hablando en la sección de largometraje mexicano en competencia fue la opera prima de Kenya Márquez, Fecha de caducidad, protagonizada por Ana Ofelia Murgía, Damián Alcázar, Marisol Centeno, Marta Aura, Eduardo España y Laura de Ita.

Sobre su papel protagónico, la septuagenaria actriz Murgía dijo: Agradezco este papel porque nunca hay lugar para las actrices viejas, porque el machismo en esta sociedad es galopante y entonces casi nunca hay papeles importantes y grandes para una vieja.

Fecha de caducidad está precedida del multipremiado cortometraje Señas particulares. Es el colofón de la historia donde, de manera magistral, se engranan varias piezas angulares de la cinta que narra tres historias que coinciden: la de un hombre que enterró su deseo de ser médico para terminar de chambista y trabajar en un deshuesadero, la de una madre sobreprotectora que busca a su hijo desaparecido y la de una mujer que huye de abusos y de sus propias obsesiones.

Difícil, hacer cine

Ana Ofelia Murguía continúa: No hablo de viejas de mi edad, sino también de actrices maduras que no tienen trabajo, y no sólo de México sino también de Francia, España o de cualquier otro lado donde no hay papeles para ellas; nos confinan a personajes como la bruja, la suegra o la vecina buena ondita, pero todos son de relleno. No se inspiran para crear papeles para nosotros.

Por su parte, Kenya Márquez, la directora, agrega: “Ana y Damián son mis actores fetiche; siempre en todo lo que escribo están y espero que sigan ahí. Es muy difícil rodar cine en México, pero en provincia es peor –imagínense lo que es filmar en Guadalajara–; realmente los apoyos son menores. Es difícil que te encuentres políticos y empresarios sensibles a la cinematografía. Afortunadamente, en estos 11 años que duró la producción de la película encontré algunos de los tres partidos más importantes del país. Me dio mucho gusto que mediante el cine se conciliaran para hacer cine; espero que se haga más en Jalisco o se implementen dispositivos para que en provincia sea más fácil filmar y se descentralicen los recursos, porque ahí es donde todos los provincianos batallamos demasiado”.

Foto
Ana Ofelia Murguía, en imagen tomada en julio de 2001, dijo sentirse agradecida por el papel protagónico que desempeña en Fecha de caducidad

Foto Foto La Jornada

Sobre el tema de la película explicó: Tengo poca resignación ante la pérdida de alguien querido; a partir de ahí me imaginé la pérdida de una madre, porque creo firmemente que las madres sienten más la pérdida de un hijo. Este proceso se convirtió en parte de mi vida por 11 años, dijo Márquez, y agregó: Ahora cerramos el círculo, con la presentación.

Márquez desarrolló la historia de amor de una madre que pierde a su hijo; su obsesión por encontrarlo llega a convertirse en desmedida, al grado de perder la cordura. Está acompañada de otras dos historias de amor en las que, por una mala jugada del destino, un hombre lleno de buenas intenciones encuentra la muerte, al enamorarse de una señorita que huye.

La directora concluye: “Me interesa la vida cotidiana como el escenario donde toman forma nuestras obsesiones y se forjan nuestros prejuicios, que luego pasan a ser espejos deformantes para las personalidades de los otros y orígenes de múltiples situaciones absurdas.

“Al imaginar a los tres personajes principales de Fecha de caducidad y sus circunstancias, aparecieron de modo natural las ironías –aparentemente ajenas a toda lógica– que los rodeaban y surgió después la necesidad de encontrar una forma de narrar congruente con los vínculos, inadvertidos en un primer momento, que unen a Ramona, Genaro y Mariana.

“El destino los ubica en un borde, donde ocurren las fracturas entre la frontera frágil que separa la vida cotidiana –en apariencia ordenada, estable, racional y consciente– de su revés desequilibriado, irracional y subconsciente”.