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Aquí hay libertad; en EU nos espera el encierro
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Tina Lidia, la niña gringa, oriunda de Plant City, Florida, en uno de sus recorridos en los áridos caminos de Cañada Chica, HidalgoFoto Armando Cruz
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 9 de noviembre de 2011, p. 41

Cañada Chica, Hgo., 8 de noviembre. De Plant City, Florida, conocida como la capital invernal de la fresa, a Cañada Chica (comunidad ñañú localizada en las inmediaciones de Ixmiquilpan); de las hamburguesas a los nopales. Tina Lidia, hoy estudiante del primer semestre de bachillerato en el Tephé, comparte su experiencia de haber sido de los otros, los invisibles, los “niños gringos” nacidos de padres migrantes en Estados Unidos y traídos a suelo mexicano.

Tina es americano-mexicana, antes que méxico-americana, precisa su padre, un emigrante que en la década de los 80 cruzó el río Bravo rumbo a las plantaciones de naranja, fresa y pepino de Florida. “Tiene pasaporte, visa y doble nacionalidad –presume– y a diferencia de mí, que brinqué la frontera como mojado, puede entrar y salir de Estados Unidos sin problema”.

Tina nació en Plant City, un pequeño poblado de la Florida, cercano a Tampa, el 11 de enero de 1996. Cuatro años después, luego de la separación de sus progenitores, fue traída por su papá al estado de Hidalgo, a esta parte del México profundo, del Valle del Mezquital; desde entonces va y viene a Estados Unidos. He ido cuatro o cinco veces, señala. Afirma que uno de sus más mayores deseos es salir de su comunidad a conocer el mundo, a buscar el progreso para ayudar a mi familia.

Cuando ingresó en el jardín de niños de Cañada Chica no hablaba español ni otomí, sólo inglés. Hoy domina las tres lenguas. “Al principio –recuerda– no me entendía ni con mi abuelita, tenía miedo de entrar a la escuela, temía a los niños y a los maestros pues, pensaba: ¿Qué tal si no me tienen paciencia?; no tenía compañeros, todos me decían: ya llegó la gringa y no sé qué, pero los profesores fueron buenas personas conmigo, tanto que llegué a formar parte de la escolta”.

En el alto que hizo para atender la entrevista, a la mitad de una brecha rumbo a la pequeña cañada donde regularmente lava la ropa de la familia (su padre y abuelos), cuando no asiste a la escuela o está ayudando en las labores del campo, Tina nos expresa su opinión sobre la aventura de la gente que emigra a Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida:

La veo muy difícil, los mexicanos tenemos aquí muchos problemas económicos, muchas necesidades y pues esa es la razón por la que la gente se va a Estados Unidos; aquí en Hidalgo tenemos altos niveles de desnutrición.

De los malls, las grandes avenidas y la modernidad estadunidense a la vida rural y los polvorientos, ásperos y escarpados caminos de su comunidad, Tina dice preferir estos últimos “porque aquí tenemos más libertad y allá debemos estar siempre adentro de la casa, no podemos caminar por la calle y aquí cuando menos voy a la tienda y me distraigo, voy a la cancha, puedo jugar sin preocuparme de que alguien me diga: no puedes estar aquí porque este lugar nada más es de americanos”.