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Ver día anteriorViernes 11 de noviembre de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Cine y censura en Irán

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ecientemente la actriz iraní Marzieh Vafamehr fue condenada por un tribunal islámico de su país a un año de cárcel y 90 latigazos por protagonizar Mi Teherán en venta, película que las autoridades calificaron de provocativa por el tema que aborda y porque la bella actriz aparece rapada y sin velo. Tras una apelación, el castigo fue anulado. En la cinta se cuenta la historia de una artista obligada a vivir en la clandestinidad luego que las autoridades censuraron su último espectáculo teatral. Huye a Australia como inmigrante ilegal y es allí donde muestra su cabeza rapada, sin pañuelo y, en una escena, consumiendo una bebida alcohólica, lo cual está prohibido en la vida musulmana. La cinta se estrenó en julio pasado y poco después Marzieh fue arrestada.

La película es dirigida por su marido, Taghvai Nasser, iraní naturalizado australiano, país que aportó el dinero para filmarla. Nasser aclaró que la cinta se hizo con el consentimiento de Ministerio de Cultura y Orientación Islámica. Otras personas que participaron en la película fueron detenidas, pero finalmente puestas en libertad. Sólo la actriz fue procesada.

Sin embargo, las autoridades no midieron la repulsa que en el ámbito internacional iba a despertar la condena. Y mucho menos que la película se convirtiera en un símbolo contra la represión y en estandarte de la libertad en el mundo islámico. Tampoco el efecto que tendría en el mercado negro, donde los que controlan la venta de dvd piratas quintuplicaron su costo.

Cabe señalar que dos cineastas independientes, Naser Saffarian y Mohsen Shahrnazdar, fueron detenidos y acusados recientemente de proporcionar al servicio en lengua extranjera de la BBC, información, filmes y documentos secretos, que dan una mala imagen de Irán y los iraníes. Fueron liberados.

En las cárceles de Irán varios cineastas cumplen condena. Por ejemplo, Jafar Panahi, al que la justicia de ese país confirmó una pena de seis años de cárcel, durante los cuales no podrá dar entrevistas a los medios.

La industria cinematográfica de Irán es la más importante del Oriente Medio y África y la séptima del mundo. Produce cien películas al año financiadas en su mayoría con dinero público, luego de pasar la censura. Los actores y actrices, ídolos populares en un país donde el único que puede ser venerado es El Altísimo. Pero también donde el cine es un entretenimiento que convoca multitudes. No en vano es, según Davud Mirbaqueri (director preferido de los ayatolas), un instrumento de Dios, y por eso mismo sirve generalmente como propaganda del régimen.

Pero como asienta Kamal Tabrizi, otro director muy querido por el público y nada oficialista, se las ingenian para burlar la censura y mostrar la realidad de su país.