Guadalajara, Jal., 13 de noviembre. Usuarios del parque Mirador Independencia, comerciantes y ambientalistas se manifestaron junto a 182 árboles talados en esa área verde, en protesta porque la Secretaría de Desarrollo Urbano contrató a la constructora Eco para que se encargara de la preparación de más de seis hectáreas arboladas aledañas a la barranca del río Santiago, en Huentitán, en el extremo norte de Guadalajara.

La tala comenzó el 5 de noviembre, sin aviso de las autoridades a vecinos, estudiantes del colindante Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD) o a los casi 35 comerciantes que venden comida en el parque. La empresa despeja el terreno para la construcción del museo de arte moderno proyectado por el gobierno estatal y el ayuntamiento de Guadalajara.

Estudiantes del CUAAD de la Universidad de Guadalajara se manifestaron esta semana contra la deforestación, protesta a la cual se sumó una efectuada este domingo por miembros del Parlamento de Colonias de Guadalajara, del Colectivo Barranca Huentitán y Amigos de la Barranca, entre árboles derribados y troncos cercenados.

Entre los inconformes había familias, corredores, niños y deportistas. Decenas de ramas amontonadas impedían usar los columpios del área de juegos infantiles. Algunos comerciantes barrían los alrededores de sus locales, la mayoría de golosinas y uno de figuras de yeso para pintar, pues el tiradero de árboles, ramas y hojas obstruía el paso.

La tala depredadora se realizó al amparo de un permiso indebido de (la dirección municipal de) parques y jardines y de la secretaría del medio ambiente y ecología del ayuntamiento de Guadalajara. El proyecto denominado Museo Barranca es promovido por un grupo empresarial de la asociación civil Guadalajara Capital Cultural, la cual ya recibió 80 millones de pesos del gobierno federal, sin que hayan rendido cuentas, señalaron ecologistas que se reunieron para atestiguar el derribo de árboles y dialogar con usuarios del parque.

Ernesto Durán Meléndrez, propietario de un restaurante con terraza y vista panorámica en el parque Mirador Independencia, dijo que desde hace al menos 15 años vive en la zozobra por la presión de empresas inmobiliarias que buscan apropiarse del parque, de propiedad municipal, y ahora parece que las cosas van en serio. No estamos en contra del museo, pero somos unos 35 comerciantes y necesitamos que nos den certeza de que seremos incluidos. Las palabras se las lleva el viento, dijo.

Por lo pronto, los usuarios del parque y ambientalistas comenzaron a organizar una resistencia formal ante esta obra que sólo beneficiaría a una minoría social, en complicidad con los gobiernos municipal y estatal.