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Michoacán: 10 años después
U

n ganador y muchos perdedores. Así se puede resumir lo sucedido en los comicios michoacanos del pasado domingo. Diez años después, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) regresa al gobierno de Michoacán. Su victoria, aseguran sus dirigentes, anticipa lo que sucederá en las elecciones presidenciales de 2012.

Fue derrotado el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Perdió uno de sus pocos bastiones electorales, cuna del cardenismo, la corriente política que lo hizo nacer. Antes se había quedado sin Zacatecas y sin Baja California Sur. Conserva, apenas, tres gobiernos estatales. El de la ciudad de México; el de Guerrero, donde perdió ganando al llevar a un ex priísta a la gubernatura, y el de Chiapas, que tiene al frente al más calderonista de los mandatarios estatales, campeón en la violación de derechos humanos. Ciertamente, en Oaxaca, Puebla y Sinaloa triunfaron candidatos de coaliciones amplias que el sol azteca arropó, pero los que mandan allí, con absoluta autonomía del partido, son los gobernadores.

El retroceso que sufrió fue histórico. Triunfó en apenas ocho de los 24 distritos en competencia y en 31 alcaldías. Uno más en la cuenta de Nueva Izquierda.

Para Felipe Calderón y el Partido Acción Nacional (PAN) los resultados son un desastre. El mandatario trató de hacer ganar a su hermana con todo y de cualquier forma. No escatimó esfuerzos. Quiso hacer de esos comicios un referendo sobre su gobierno. Y fracasó en el intento.

Michoacán fue la entidad donde comenzaron los operativos de las fuerzas federales contra el crimen organizado. En Apatzingán, en enero de 2007, vestido con uniforme militar y una gorra de cinco estrellas, el mandatario inició su guerra al narcotráfico.

Con la derrota del PAN queda en entredicho el apoyo de la población a Felipe Calderón y su política anticrimen organizado. En una primera revisión de los datos electorales el PAN gana en solamente 35 municipios y en 5 de 24 distritos electorales.

Desde Los Pinos se organizó el apoyo a la hermana del Presidente. Toda la estructura de poder en manos del Ejecutivo se puso al servicio de Luisa María Calderón. Sobre la entidad llovieron cuantiosos recursos económicos. A final de cuentas, la cargada federal tuvo muy poca efectividad. Ni con todo el aparato fue posible que Cocoa ganara la gubernatura.

En el camino, el delfín de Los Pinos, Ernesto Cordero, resultó arrollado. Los resultados electorales lo convierten en un aspirante con menores posibilidades para la competencia dentro de su partido.

El mito de la invencibilidad de Elba Esther Gordillo quedó hecho pedazos. En Michoacán, los maestros democráticos le propinaron una severa paliza. La fuerza de la maestra en la entidad es casi inexistente. Los trabajadores de la educación la repudian. La idea de que ella es imprescindible en cualquier elección se hizo añicos. El Partido Nueva Alianza (Panal) solamente aportó 10 mil 115 sufragios, equivalentes a 0.64 por ciento de la votación. En varios municipios no obtuvo un solo voto para la elección de gobernador. El único lugar donde alcanzó una votación decorosa fue Tlalpujahua: 5.47 por ciento. Con su fuerza devaluada, a partir de ahora tendrá mayores dificultades para negociar con otros partidos con miras a los comicios de 2012.

Los resultados michoacanos desnudaron, una vez más, el papel de las encuestadoras en los comicios electorales. Lejos de ser actores desinterasados en la contienda, orientaron su acción con base en criterios mercantiles o de conveniencia política.

En septiembre, el Grupo de Comunicación Estratégica (GCE) dio a Luisa María Calderón una ventaja de 1.6 por ciento sobre Fausto Vallejo (33 frente a 31.4 por ciento). Según esta encuestadora, en la segunda semana de octubre la distancia entre ambos candidatos se amplió a cuatro puntos (36 contra 32 por ciento). Desde la tercera semana de octubre y hasta finalizar la campaña, el GCE ubicó a la candidata panista por encima de Vallejo con una diferencia que osciló entre 7 y 11 puntos. Curiosamente, al principio de la contienda daba una ventaja de 10 por ciento al priísta sobre la panista.

Acosado por los escándalos del manejo presupuestal de Coahuila cuando fue gobernador, Humberto Moreira tiene ahora un respiro. El resultado electoral le permite afianzarse en el poder. A pesar de las presiones en su contra, su renuncia está cada vez más lejos del panorama. Sin embargo, es difícil acreditarle a él en lo personal el triunfo. Abandonó el trabajo electoral en la entidad y, a decir de la estructura priísta local, no bajó los recursos.

Sin embargo, nadie puede asegurar que este arroz ya se coció. Silvano Aureoles, el candidato perredista, y Jesús Zambrano, su dirigente nacional, rechazaron el resultado de los comicios argumentando que existen muchas irregularidades en todo el estado, y advirtieron que Michoacán va hacia un narcoestado, un estado mafioso. Exigieron anular la elección de inmediato y reponer el proceso.

Caminando hacia la misma dirección, Luisa María Calderón declaró en un noticiario matutino que su partido va a revisar los resultados de cada una de las casillas ubicadas en la zona sur del estado. “A mí me preocupa –dijo– que en algunas zonas del estado (grupos delictivos) tomaron el control de las casillas, de la carreteras, de quién podía y quién no podía votar, violentaron el derecho a votar libremente de muchos ciudadanos.”

Así las cosas, es muy probable que el proceso electoral se judicialice, asociando el triunfo del priísta al apoyo del narcotráfico. En esta lógica, en los próximos días veremos cómo se busca demostrar la vinculación del PRI con el narcotráfico mediante filtraciones, fotografías, grabaciones y otros medios. Asimismo podrían cobrar fuerza las denuncias que involucran a Fausto Vallejo y a su hijo en negocios ilícitos.

Si el conflicto marcha en esa ruta, el regreso del tricolor al gobierno de Michoacán se puede convertir en una victoria efímera. En este escenario no importa si el PRD o el PAN logran echar abajo la elección. Lo relevante será el precio que el tricolor pagará en un conflicto postelectoral de estas características. Pero si se emprende una ofensiva de esta naturaleza y no se tiene éxito, a ver quién lo frena en 2012.