Opinión
Ver día anteriorLunes 21 de noviembre de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Tres y las que faltan…
J

osé María Bulnes, el maestro e intelectual chileno que vivió en México y en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) un buen número de años, en los tiempos de la dictadura de Pinochet, con el humor que lo caracteriza me decía: “En la última semana ha habido tres noticias que alegran a la izquierda: la elección de Andrés Manuel López Obrador como candidato de la izquierda unida para 2012, la relección de José Narro como rector de la UNAM…, y la salida de Silvio Berlusconi del gobierno italiano”.

Tiene toda la razón Bulnes: la incertidumbre sobre la candidatura de la izquierda en México para la Presidencia de la República, que llevó a muchos a pensar que resultaba inevitable su fragmentación, con su consecuente debilitamiento y pérdida de toda posibilidad práctica de figurar como alternativa viable a la derecha y extrema derecha que durante los últimos treinta años han impuesto sobre los gobiernos del país su limitada visión, se resolvió políticamente de la manera más elegante que pueda imaginarse. Con un gesto de político de gran altura Marcelo Ebrard reconoció la mejor posición de AMLO según las encuestas realizadas y decidió no objetar sus resultados que lo habrían colocado a él mismo en un plano menor de leguleyo y no en el alto nivel político con que hoy es reconocido nacionalmente.

A pesar de quienes criticaron, algunos acerbamente, mi calificación de hace un par de semanas de Marcelo Ebrard como reserva válida de la izquierda, entre otras razones porque el mismo Ebrard habría reconocido en declaración de hace 10 años que yo no soy de izquierda, su reconocimiento a López Obrador lo sitúan, como ha dicho el mismo AMLO, en un plano político de muy excepcional calidad. Cuando menos en el de luchador consecuente por la democracia, y hoy en México, como factor decisivo que ha evitado el desmoronamiento de la izquierda o, si se quiere, que ha hecho posible que la izquierda figure seguramente en 2012 como alternativa con altas posibilidades. Sin decisiones tan sensatas y valiosas como las de Ebrard se hubiera producido probablemente una crisis histórica de la izquierda en México, de la que sólo se hubiera repuesto en años y tal vez décadas.

En cambio queda ahora como horizonte una competencia por la Presidencia de la República en que las izquierdas unidas tendrán sin duda relevancia, sin excluir la posibilidad de su triunfo. Tan importante así fue el reconocimiento de AMLO como representante de las izquierdas unidas, en todo caso abriendo la posibilidad de un gran ensayo pedagógico nacional en que se difundan a diestra y siniestra los argumentos incontestables que nos muestran que, para superar la crisis generalizada que vivimos, hace falta un cambio radical del sistema político, del orden económico y de la moral y cultura impuestos por el capitalismo desbocado de este tiempo. Mostrando además que este cambio radical nos acercaría a nuevos enfoques sociales y socialistas, en los que debiera figurar como vanguardia la izquierda mexicana. Esto nos pondría en las primeras líneas de renovación de un mundo en crisis y nos colocaría a la par de las vanguardias que en todo el mundo, empezando por América Latina, buscan esa renovación radical como única manera de sobrevivir a las fuerzas de destrucción a las que parece abandonada la sociedad humana.

Puede verse entonces la magnitud de la tarea que espera a la izquierda mexicana en la próxima etapa y que, para cumplir con su compromiso nacional, deberá ser encabezada y llevada a buen término por Andrés Manuel López Obrador.

Por supuesto que la relección de José Narro en la rectoría de la UNAM es también un hecho altamente significativo y promisorio en la vida del país. El doctor José Narro ha sido ya rector de la UNAM durante cuatro años; ahora fue relegido formalmente otra vez por la Junta de Gobierno, pero en el fondo fue la comunidad universitaria en su gran mayoría la que decidió.

Uno de los aspectos más importantes del primer periodo de José Narro al frente de la máxima casa de estudios fue no rehuir las responsabilidades políticas y sociales, y desde luego educativas, culturales y morales de la institución. No evadir el papel de progreso que la universidad está llamada a desempeñar en relación con la sociedad general. Entre muchos otros conceptos, el rector expresó en su toma de posesión que la Universidad Nacional Autónoma de México debe mantener su papel de conciencia crítica del país. Debe continuar por la vía del análisis y el debate sobre los principales problemas y aportar propuestas para contribuir a su solución. Nada ni nadie impedirá a universitarios decir su verdad. El silencio es un cobarde cómplice de los desastres y a nadie le conviene.

Por supuesto, la universidad es parte de la nación, con plena capacidad para pronunciarse obre sus problemas. Para militar incluso en favor de los valores sustantivos de la nación, como la democracia y las libertades que sustentan a la institución y a la República. Haberlo entendido plenamente es una de las razones principales que llevaron a José Narro a ser relecto por unanimidad (de la Junta de Gobierno y por mayoría abrumadora de la comunidad universitaria) como rector de la UNAM. ¡Bienvenido otra vez, señor rector, a la casa que usted ha contribuido tan sólidamente a construir!

En cuanto a la salida de Berlusconi del gobierno italiano, es señal de que ¡echen ya sus barbas a remojar los neoliberales y oligarcas de todo el mundo!