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La depuración de corporaciones desató la desbandada; sin agentes, más de 15 municipios

Seguridad en Nuevo León: entre el vacío policiaco y la justicia por propia mano

Casi la mitad de los llamados de auxilio no son atendidos, señala un informe federal

Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 27 de noviembre de 2011, p. 10

Monterrey, NL. Jacinta González Cruz no dudó: ¡Aquí te vas a quedar, desgraciado! ¡De aquí no te mueves! Si me van a detener por defender a mi hijo, que me detengan, pero este maldito no se va a salir con la suya, dijo ante periodistas. Tenía agarrado del cabello a Antonio Díaz Gómez, quien intentó abusar del hijo de Jacinta, de 11 años. Esperó siete horas a la policía, pero no llegó. Ella misma sacó al agresor de su casa, acompañada por sus vecinos de Cadereyta, Nuevo León.

En la guerra contra el narco, la depuración de las policías, emprendida tarde, sin coordinación ni un plan para sustituir a los malos elementos, está dejando indefensos a miles de ciudadanos. Más de 15 municipios de Nuevo León carecen de policía. La mayoría dimitieron o fueron despedidos; se unieron al crimen organizado o terminaron presos. En los últimos meses, más de 500 policías han sido removidos y 200 fueron consignados por delitos contra las instituciones oficiales.

Nueve entidades problema

No es el único estado con inseguridad por falta de policías. En el país han sido despedidos 22 mil 404 agentes en lo que va del sexenio, según el reciente reporte del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que informa que cada mes son removidos de sus cargos 500 policías por irregularidades en su desempeño; agentes que a veces no son encarcelados y se unen a la actividad criminal. La mitad de los despidos se concentran en nueve entidades; encabeza la lista el estado de México, con 2 mil 118 bajas.

¿A quién acudir cuando no hay autoridad? Jacinta lo tiene claro: Lo agarramos entre los vecinos, porque aquí no hay ley, no hay policías, se justifica al golpear con el puño cerrado al agresor, un albañil de 30 años originario de Chiapas. Casi lo linchan. Finalmente los vecinos insisten por teléfono a las autoridades. Pero los cuatro elementos de la Policía Estatal de Caminos y cuatro ministeriales disponibles no acudieron al lugar, pues que no les correspondía. Peor: cuando los vecinos llevaron al agresor a la comisaría, encontraron durmiendo a los policías. Serán sancionados, advirtió rápidamente Jorge Domene, vocero estatal de seguridad.

Una medida, que no es suficiente, según Alfonso Verde Cuenca, presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública del estado, quien critica la falta de policías municipales, un fenómeno cada vez más extendido en el país que está propiciando el imperio de la ley de la selva y casos como el de Jacinta: Aumenta la posibilidad de que alguien tome entre sus manos una justicia que no le corresponde, porque corresponde primero al policía, pero en este sistema de justicia no hay policías.

Crecimiento exponencial

La falta de policías ha propiciado una ola de inseguridad sin precedentes, a pesar de la militarización en las calles. Hay un incremento exponencial de homicidios vinculados al crimen organizado: de 610 el año pasado, subió a mil 520 en lo que va de 2011. Los asesinatos se registran en casi todos los 51 municipios, la mayoría a plena luz del día y en el exterior. En la última semana han sido asesinadas seis mujeres en calles, bares y restaurantes. El incremento de los feminicidios se ha disparado 3 mil 80 por ciento en los últimos cinco años.

En 11 meses han sido asesinadas más de 210 mujeres, la mayoría entre 20 y 30 años. A veces son utilizadas por el crimen organizado para enviar mensajes a sus rivales. La primera apareció muerta el domingo pasado en el estacionamiento de un restaurante; ese día una mesera fue asesinada en el bar La Afición, en el centro de Monterrey. Al día siguiente el cuerpo de una mujer ejecutada a balazos fue lanzado desde un coche frente a la delegación de policía en Guadalupe; el martes otra joven de 18 años fue acribillada a tiros en Escobedo; el miércoles otra más fue encontrada en el cruce de las calles de Del Llano y Rayón, en el centro de la ciudad, y tenía un narcomensaje. Un ataque a balazos contra un bar ubicado en Linares acabó con la vida de Sanjuana Carreón Alfaro, de 28 años, y el jueves una mujer de 76 años fue violada y acuchillada en su casa, al norte de la ciudad.

Un grupo de asociaciones en defensa de la mujer y de derechos humanos han solicitado al gobernador Rodrigo Medina que declare la alerta de género debido a la violencia feminicida, pero el gobierno responde con silencio.

Es como la ley de la selva, dice José Luis García Krauss presidente de Propuesta Cívica, organización que promueve la educación cívica y la participación social: El ciudadano común no tiene adónde acudir para denunciar. Opta por encerrarse o toma la justicia por su mano. Se revierten todos los valores que se tenían: seguridad y educación como escala social. Ya en la realidad no ocurre así, cualquier muchacho que se mete a vender droga gana más que un profesionista. Se revierten los valores.

Casi 50 por ciento de los llamados de auxilio de la ciudadanía no son atendidos, según un informe del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) que revela que en Nuevo León sólo cuatro de cada 10 personas que son víctimas de algún delito solicitan auxilio a la policía. De esos cuatro llamados de auxilio sólo son atendidos dos por las corporaciones policiacas, el resto es ignorado. Peor aún: 68 por ciento de los regiomontanos víctimas de un delito en el último año no acudieron al Ministerio Público.

El informe nacional reveló también que solo nueve estados de la República obtuvieron una calificación aprobatoria. Nuevo León obtuvo la peor, porque la gente confía menos en las corporaciones policiacas: Hay variantes, pero es algo generalizado en el país y revela el fracaso de Felipe Calderón de combate a la delincuencia. No hay resultados, no hay disminución de los delitos, no sólo aumentaron, sino que se diversificaron. Esto demuestra el fracaso de una estrategia equivocada porque solo le apostó al uso de la violencia, desatendiendo la cuestión educativa, el empleo y la desigualdad social. Y en Nuevo León, el gobernador no ha cumplido. Más de la mitad de los 51 municipios no tienen policía, dice García Krauss.

Robo de autos, delito preferido

El incremento de la inseguridad y la falta de agentes policiales ha generado ciudades y pueblos fantasmas después de las 19 horas. Los robos con violencia y asaltos a casas habitación han aumentado considerablemente en el último año.

El robo de autos se ha incrementado entre 500 y 800 por ciento respecto a 2010, según la Oficina Coordinadora de Riesgos Asegurados, firma que rastrea y recupera los automóviles sustraídos de las 22 compañías aseguradoras del país.

El semáforo del delito registró, por ejemplo, que en Santa Catarina, Nuevo León, después de la salida de 72 por ciento de los elementos policiacos se incrementó considerablemente el robo de autos. En lo que va del año, se registraron 18 mil 136 vehículos robados en Nuevo León; lo peor es que 56 por ciento de estos ilícitos fueron violentos.

Percepción en picada

El Pulsómetro Metropolitano de Seguridad, elaborado por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, a petición de Ccinlac y Caintra, confirma la crisis de inseguridad. La ciudadanía percibe cada vez menos interés del priísta Rodrigo Medina y del alcalde panista Fernando Larrazabal en la lucha contra la inseguridad. La percepción cayó de 39 a 34, en el caso del primero, y del segundo de 39 a 33 por ciento.

“El ambiente de inseguridad de la guerra contra el narco favorece para que otros grupos criminales y bandas de robacoches aprovechen la situación”, dice Martín Carlos Sánchez Bocanegra, director de Renace, institución que lucha por la reforma del sistema de justicia e impulsa un cambio en las políticas públicas relacionadas con la inseguridad y los derechos humanos: Hay un aumento en la criminalidad de manera generalizada. Donde no hay autoridad el pueblo termina por defenderse. Es algo muy riesgoso porque no sabemos en qué puede parar.