DIRECTORA GENERAL: CARMEN LIRA SAADE
DIRECTOR FUNDADOR: CARLOS PAYAN VELVER
SUPLEMENTO MENSUAL  DIRECTOR: IVAN RESTREPO  
EDICIÓN: LAURA ANGULO   28 DE NOVIEMBRE DE 2011 
NUMERO ESPECIAL


Portada

Presentación
Karina de la Rosa y
Horacio de la Cueva

La ciencia pesquera, la conservación de la biodiversidad y el desarrollo sustentable
Felipe Amezcua Martínez

Sobre el ordenamiento de pesquerías ribereñas en México
Mauricio Ramírez-Rodríguez

Ley de costas y mares: una necesidad para México
Jazmín Santinelli

La protección de áreas naturales como instrumento de manejo de recursos
Pablo del Monte-Luna, Mónica Georgina Rivera, Daniel Lluch-Belda y Francisco Arreguín-Sánchez

La pesquería de tiburón en el Pacífico central mexicano
Heriberto Santana Hernández y Juan Javier Valdez Flores

PANGAS: un compromiso con la sociedad y la conservación de los recursos marinos y costeros
Marcia Moreno-Báez, Miguel Lavin y Tad Pfister


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Correo electrónico:

[email protected]

  

La pesquería de tiburón en el
Pacífico central mexicano

Heriberto Santana Hernández y Juan Javier Valdez Flores
Centro Regional de Investigación Pesquera (CRIP), Manzanillo
Correo electrónico: [email protected]

La pesca de tiburón en México es una actividad importante porque contribuye a la producción de alimentos, a la generación de empleos durante su captura, proceso y comercialización, así como a generar divisas por la exportación de productos y subproductos. Esta actividad se ha realizado durante más de 60 años y ha cubierto el Pacífico mexicano, el Golfo de México y el Mar Caribe.

Se sabe que el aprovechamiento comercial de los tiburones en México se ha aplicado con diversos propósitos, que en diferentes etapas ha sido la obtención de vitaminas del aceite de hígado, elaboración de artículos de piel, producción de carne, el uso de las mandíbulas y dientes como artículos de ornato y la exportación de aletas. Todas estas formas de aprovechamiento durante largo tiempo, explican por qué los tiburones se encuentran cercanos a o en fase de sobreexplotación. De modo que es necesario contar con los elementos científicos que induzcan a que esta pesquería sea realizada de acuerdo con los preceptos de una pesca responsable.

Afortunadamente, cada vez hay más investigadores dedicados a generar los conocimientos para establecer las condiciones ideales para el aprovechamiento de los tiburones, para que la pesca sea considerada “sustentable”. Que la explotación pesquera y capacidad de renovación biológica estén en sintonía, atendiendo a las condiciones del medio ambiente y considerando su disponibilidad para las generaciones futuras, con una visión de largo plazo.

Una de las pesquerías importantes que dirige su esfuerzo a la pesca de tiburón en la parte central del Pacífico mexicano realiza operaciones de pesca frente a los estados de Jalisco, Colima y Michoacán y tiene como base el puerto de Manzanillo. Esta flota está compuesta por alrededor de 20 barcos de 11 a 15 m de eslora, con una autonomía de 8 a 12 días por cada viaje. Las características actuales de las embarcaciones, mecanización de maniobras y el equipo de pesca son el producto de la evolución que han tenido durante los últimos veinte años.

El sistema de pesca utilizado es el “palangre de deriva” que consiste de una línea principal o “línea madre” sostenida con flotadores o “boyas”, a partir de la cual se desprenden líneas secundarias o “reinales”, que en su extremo contienen un anzuelo cebado con carnada.

La zona de operación tiene características oceanográficas que varían estacionalmente y como consecuencia se ha identificado la presencia de una combinación de especies de pelágicos mayores (tiburones, peces de pico, dorado y atún), que también corresponden a las características del palangre y a las tácticas de pesca utilizadas, que aquí se distinguen por trabajar en distancias de la costa superiores a las 50 millas náuticas (92.6 km) y los anzuelos operan en profundidades no mayores a los 60 metros.

Las investigaciones realizadas desde 2003, con una cobertura de muestreo anual aproximada al 6 por ciento del esfuerzo aplicado, indican que del 91 por ciento de los individuos capturados, el 70 por ciento está integrado por tres especies de tiburón: sedoso (Carcharhinus falciformis), azul (Prionace glauca) y zorro (Alopias pelagicus) y el 21 por ciento por tres especies destinadas a la pesca deportiva: dorado (Coryphaena hippurus), pez vela (Istiophorus platypterus) y marlín rayado (Tetrapturus audax). El restante 9 por ciento se compone por 26 especies, 11 de ellas tiburones, sobresaliendo martillo (Sphyrna zygaena), mako (Isurus oxyrinchus), aleta blanca (Carcharhinus longimanus), cornuda (Sphyrna lewini), grillo (Alopias superciliosus) y volador (Carcharhinus limbatus); las tortugas marinas: golfina (Lepidochelys olivacea), prieta (Chelonia mydas) y laúd (Dermochelys coriacea); el atún aleta amarilla (Thunnus albacares) y dos especies de pico: marlín azul (Makaira mazara) y pez espada (Xiphias gladius).

Los tiburones son el grupo de especies dominante en las capturas; sin embargo, los conflictos por los que ha pasado esta pesquería se han distinguido más por las presiones ejercidas por organizaciones conservacionistas, porque especies como las tortugas marinas y en especial la laúd que está considerada en peligro de extinción, son vulnerables e interactúan de algún modo con los componentes del palangre, resultando en su pesca incidental.

Otro conflicto se debe a las protestas del sector de la pesca deportiva, a quienes la Ley de Pesca destina de manera exclusiva, dentro de una franja costera de 50 millas náuticas a especies como los marlines (Tetrapturus audax, Makaira indica y Makaira mazara), el pez vela (Istiophorus platypterus) y el dorado (Coryphaena hippurus), por considerarlos prioridad para el desarrollo de las actividades de la pesca deportiva.

No obstante, los conocimientos generados sobre la biología de los tiburones indican que éstos son aún más frágiles a la explotación debido a que son de larga vida, crecimiento lento, madurez tardía y baja fecundidad (pocos hijos por temporada de reproducción), haciéndolos altamente vulnerables a procesos de sobreexplotación.

El Comité de Pesca (Cofi) de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) también ha resaltado su preocupación debido a la creciente demanda internacional de productos marinos que ha motivado a los países ribereños a invertir en flotas pesqueras que conducen a la insostenibilidad. La situación se torna más grave debido a la falta de regulación de las pesquerías de alta mar, porque se afecta a especies transzonales y altamente migratorias como los tiburones, que por su naturaleza cosmopolita pueden estar tanto dentro como fuera de la zona económica exclusiva de diferentes países.

Afortunadamente, en México el aprovechamiento de los tiburones tiene como principal objetivo la producción de alimentos y la generación de empleos. También aquí se han tomado medidas para evitar la pesca excesiva, mediante la implementación de la Norma Oficial Mexicana NOM-029, que establece el no incremento del esfuerzo pesquero, controla las características de las artes de pesca, y brinda protección a las especies no objetivo y a los tiburones en sus áreas y periodos de mayor fragilidad biológica.

No obstante estas iniciativas, es evidente que para la conservación y aprovechamiento sustentable de los tiburones no son suficientes los esfuerzos de un país, sino que es requerido el esfuerzo conjunto de los países en los que éstos se distribuyen, porque además son altamente vulnerables a diversos sistemas de captura, ya sea como pesca objetivo o como pesca incidental.

Las iniciativas que deberían aplicarse son cada vez más apremiantes, debido a la demanda creciente de las aletas de tiburón en el mercado de los países orientales. La “sopa de aleta de tiburón” se sirve en banquetes y celebraciones especiales por ser considerada un símbolo de salud y prestigio; una ración puede llegar a costar hasta 100 dólares. Así, los altos precios de las aletas propician que durante las operaciones de pesca y con el fin de obtener el máximo rendimiento de las bodegas sólo se aprovechen las aletas y el resto del cuerpo sea devuelto al mar.

Afortunadamente para el futuro de los tiburones, cada vez más organizaciones se han involucrado para que su aprovechamiento y capacidad de renovación biológica estén en equilibrio. La principal promotora ha sido la FAO al convocar a la comunidad científica internacional a desarrollar el Plan de Acción Internacional para la Conservación y Manejo de los Tiburones. Algunos países como México lo han implementarlo con la participación de diversas instancias de investigación y educación media y superior. De la misma forma, la NOM-029 ha propiciado la interacción de los investigadores, los usuarios del recurso, organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil para mejorar de manera progresiva en el empeño de que la pesquería de tiburón se ajuste a los criterios para ser una pesca sostenible y responsable.

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