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El gobierno de Irán califica de inaceptable el asalto; condenas de EU, Rusia y la UE

Iraníes irrumpen y saquean dos locales de la embajada de GB

El ataque, represalia ante las sanciones impuestas a la república islámica por su plan nuclear

Indignación en la diplomacia británica; advierte que habrá consecuencias graves

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Momento en que manifestantes islámicos iraníes irrumpen en la embajada del Reino Unido en TeheránFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Miércoles 30 de noviembre de 2011, p. 23

Teherán, 29 de noviembre. Manifestantes islamitas irrumpieron hoy y saquearon dos locales de la embajada británica en Teherán, durante una protesta contra las sanciones impuestas a la república islámica; más aún, bajaron la bandera británica y la remplazaron con la iraní. Las autoridades de Irán, que calificaron de inaceptable el comportamiento de los que participaron en la movilización, recuperaron el control de la sede diplomática y detuvieron a un gran número de personas.

El canciller británico, William Hague, señaló que el gobierno iraní es responsable por el fracaso en proteger la embajada, mientras Estados Unidos, Rusia, Alemania, Francia e Italia condenaron por separado el ataque.

En un principio, la policía no intervino y los manifestantes estudiantes basijs (milicia islamita) entraron en dos oportunidades a la embajada y ocuparon durante varias horas el local de la ex residencia británica, en otra zona de la capital. Contrariamente a la primera ocupación, en la que las unidades antidisturbios no intervinieron, la segunda vez la policía lanzó gas lacrimógeno dentro del recinto y varios manifestantes sufrieron lesiones.

En su primera incursión los manifestantes cambiaron la bandera británica por la iraní, rompieron las ventanas con piedras y quemaron banderas británicas, según pudo verse en imágenes de televisión, que luego mostraron también a manifestantes escalando la entrada principal de la embajada en la segunda incursión.

Testigos indicaron que los manifestantes quemaron documentos de la legación.

Simultáneamente, alrededor de 200 basijs irrumpieron en el recinto de la ex residencia diplomática del Reino Unido, donde afirmaban proteger a ciudadanos extranjeros.

El Ministerio de Relaciones Exteriores iraní lamentó lo ocurrido e indicó que los autores de los saqueos serán llevados ante la justicia. Oficialmente Teherán condenó el comportamiento inaceptable de algunos manifestantes y afirmó que la policía y las fuerzas especiales intentaron evitarlo.

A su vez, el ministro británico de Relaciones Exteriores William Hague, advirtió que aunque haya dicho que lamenta lo ocurrido y que tomará medidas, no quita que este asunto constituye un gravísimo error del gobierno iraní y habrá consecuencias graves debido a que las autoridades de Teherán fracasaron en mantener a salvo las sedes de legaciones británicas.

El gobierno británico ya había expresado su indignación e instado a todos sus ciudadanos en Irán a quedarse en casa y mantener un perfil bajo.

Estados Unidos condenó en los términos más enérgicos el ingreso de manifestantes a la embajada británica, y llamó al gobierno iraní a repudiar el hecho y castigar a los responsables, dijo el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.

Estamos dispuestos a apoyar a nuestros aliados en este momento difícil, agregó. El presidente estadunidense Barack Obama calificó de inaceptable lo ocurrido.

También manifestaron su condena a este ataque Francia, Italia y Rusia, que lo consideró una invasión. Para la jefa de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton, se trata de una incursión totalmente inaceptable.

El Consejo de Seguridad de la ONU también condenó en los términos más fuertes los ataques, según la declaración acordada por los 15 países miembros.

La tensión entre Irán y el Reino Unido iba en aumento desde hace días. El domingo pasado, el Parlamento iraní votó una ley que reduce las relaciones diplomáticas al nivel de encargado de negocios y prevé la expulsión del embajador británico en un plazo de dos semanas.

Esta decisión fue adoptada en represalia por las nuevas sanciones económicas contra Irán decididas por Gran Bretaña, en forma conjunta con Estados Unidos y Canadá, después de la publicación de un informe de la Agencia Internacional de Energía Atómica que pone en evidencia las sospechas de potencias de Occidente de que Irán trabaja en la fabricación de un arma nuclear, a pesar de sus desmentidos.

El asalto a la embajada británica recuerda el de la legación estadunidense en noviembre de 1980, seguido del secuestro de 52 diplomáticos retenidos durante 444 días que provocó la ruptura de relaciones entre Teherán y Washington.