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Si no tienes cuenta bancaria te dicen que no eres nadie, sostuvo ante los rarámuris

En Batopilas, donde no hay bancos, Calderón anuncia la bancarización de Oportunidades

Con la tarjeta se hace la diferencia entre los que tienen dinero y los que no tienen, afirmó

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En Guachochi, Chihuahua, el presidente Felipe Calderón visitó el albergue de la comunidad de AguazarcaFoto Notimex
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Periódico La Jornada
Jueves 1º de diciembre de 2011, p. 31

Batopilas, Chih., 30 de noviembre. Enclavada en la sierra Tarahumara, en Batopilas no hay un solo banco. Pese a ello, la tierra donde nació el fundador del PAN y creador de varias instituciones financieras, Manuel Gómez Morín, fue elegida por el presidente Felipe Calderón para anunciar la bancarización del programa Oportunidades, con la entrega de millones de tarjetas bancarias a los más pobres para recibir los apoyos federales.

Palabra común entre los financieros, la bancarización pareció no decir nada a los rarámuris que escucharon el entusiasmado discurso del mandatario, quien usó sus mayores esfuerzos pedagógicos para exaltar las bondades de la nueva era de Oportunidades y conferirle a la tarjeta bancaria la calidad de instrumento clave para salir de la pobreza.

Los habitantes de Batopilas (el segundo municipio más pobre) escuchaban inexpresivos las explicaciones presidenciales:

“La gente pobre cuando necesita un préstamo va al banco, a la caja popular, y le dicen: ‘¿tú quién eres?, tú no eres nadie, no tienes ni cuenta en mi banco, no tienes cuenta en el sistema’. En cambio, la gente que tiene cuenta en el banco va a pedir un dinerito para una emergencia, que porque se casa la hija o va a poner el nixtamal y le dicen, ah, tú tienes cuenta en el banco, y le prestan”.

Calderón siguió con su anuncio del programa de bancarización más grande del mundo, según dijo: “Todo eso va haciendo, también, diferencias entre los que tienen dinero y los que no tienen, lo que se llama el acceso a los bancos. Hoy, con esta tarjeta, le estamos dando acceso al banco, por primera vez en la historia de México, a 6 millones de familias, las más pobres del país.

Aquí nadie de ustedes tiene cuenta. ¿Por qué? Porque aquí en Batopilas no hay ni banco, ¿no es cierto?, pero con esta tarjeta ustedes van a poder tener una cuenta en un banco. Ahí va a estar su dinero, y cuando quieran retirar su dinero, van a la tienda Diconsa, a la tienda Conasupo.

Las proyecciones gubernamentales son que para el próximo año los 6.5 millones de beneficiarios del programa cuenten con la tarjeta de débito, la cual, previo pago de 10 pesos, permitirá que obtengan un seguro de vida, y si se llegan a morir –Dios no lo quiera– les entregarán hasta 40 mil pesos.

Calderón continuó con su afanes didácticos sobre la tarjeta: la gente pobre, cuando se muere, que Dios no lo quiera, ni quien se acuerde de ella y no tiene su familia ni para enterrarla. La gente que está en el banco tiene un seguro de vida si se muere, Dios no lo quiera, le dan dinero a su familia.

En el segundo punto de la gira, en Guachochi, el presidente intentó un ejercicio en el pequeño gimnasio del poblado: Levante la mano quien de los presentes está en el programa Oportunidades. En automático todos levantaron la mano. Levante la mano quien tiene cuenta bancaria. Sólo el secretario de Desarrollo Social, Heriberto Félix Guerra, alzó tímidamente la suya.

En la víspera del arranque del último año de su gobierno, el mandatario estuvo magnánimo y en Batopilas ofreció regalar una casa a quien describiera las viviendas que construyen conjuntamente el gobierno federal y el de Chihuahua. Ángela, una rarámuri, la obtuvo con sólo mencionar que son rojas. Fue el preámbulo para dar la noticia de la edificación de 25 mil viviendas de adobe y techo de lámina, que se construirán para los indígenas de Chihuahua, y anunció otros apoyos para la temporada invernal, provenientes de los decomisos en aduanas.

Calderón asumió que el proyecto era muy costoso (600 millones de pesos) para la población beneficiada, por eso nadie lo ha hecho, pero ofreció construirlo. Sin embargo, en tono de despedida, dijo: como a mí ya se me va acabar el gobierno, a lo mejor alcanzamos a terminarla, por lo que al menos ofreció comenzar el proyecto.