Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 4 de diciembre de 2011 Num: 874

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

En el mar de la cultura alemana
Alia Lira Hartmann

Nómade, mutante y migrante: literatura alemana actual
Esther Andradi

Teatro alemán en México
Juan Manuel García

Joven poesía alemana

Nueva prosa en alemán

Las trenzas de Herta Müller
Lorel Manzano

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Columnas:
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


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José Pascual Buxó, el poeta (I DE II)

Hace más de sesenta años, una parte del joven grupo de escritores hispanomexicanos decidió aparecer en público mediante cinco revistas de muy diversos perfiles, talantes e importancia; todas tendieron a ser de vida efímera, salvo Presencia e Ideas de México, que alcanzaron una duración de dos y tres años, respectivamente. Asimismo, su persistencia fue diversa: Clavileño publicó dos números; Presencia, ocho (dos de ellos fueron dobles); Hoja, cinco; Segrel, dos; e Ideas de México, dieciséis (cuatro de ellos, dobles). En las cinco fueron apareciendo todos los autores nacidos entre 1925 y 1934, con distintas proporciones y colaboraciones.

En la última de ellas fue muy relevante la actividad de José Pascual Buxó (1931) como responsable de Ideas de México, ambicioso espacio juvenil que anticipó muchas de las preocupaciones posteriores de José Pascual como docente, investigador, editor, funcionario universitario, ensayista y poeta (este último, un aspecto suyo que no es del conocimiento general, pues casi todo mundo lo reconoce como catedrático, académico de la Lengua, autor teórico, investigador especializado en el barroco mexicano, destacado semiólogo y profesor emérito de la UNAM).

Así es que una persona con obra abundante alrededor de sor Juana y Nueva España, de los estudios semiótico-literarios y de sus actividades docentes además de su trayectoria en labores de funciones administrativas y de investigación en la Facultad de Filosofía y Letras y en el Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM (y en otros muchos lugares que aquí no digo), resulta destacable, también, por su trabajo como promotor cultural desde joven y por el desarrollo de una obra poética desgranada entre los siguientes seis títulos: Tiempo de soledad (1954), Elegías (1955), Memoria y deseo (1963), Boca del solitario (1964), Materia de la muerte (1966) y Lugar del tiempo (1974); Memoria de la poesía (2010), publicado por la UNAM, es un libro que reúne toda su obra poética y fue impulsado y prologado abundantísimamente por el investigador boliviano Óscar Rivera-Rodas, radicado en Estados Unidos.

Los de Pascual Buxó son seis poemarios repartidos en tres décadas: dos en los años cincuenta, tres en los sesenta y uno en los setenta. Bajo pregunta expresa hecha en la ciudad de Puebla, el mes de julio de 2011, el docto(r) Pascual Buxó intelectualizó la separación entre el poeta y el académico, el aparente silencio del poeta y la voz predominante del estudioso, y la aparente conclusión de que el erudito sigue poetizando con la inteligencia las cosas que ya no se dicen con los versos. La explicación fue razonadora y elocuente; me pregunto si persuasiva. ¿Dónde quedó la musa? ¿Hay guardaditos poéticos en el escritorio de José Pascual, como Federico Patán supone que los hay narrativos en el de Arturo Souto? Parece que sí, pues Buxó leyó dos poemas del guardadito, completamente inéditos y no incluidos en la recopilación de 2010.

La pregunta no es ociosa. En el mundo “real”, el enorme trabajo intelectual y sabio del profesor y académico ha logrado que, para muchos, sea cosa de olvido o de ignorancia otro muy fino, sutil y no menos brillante: el del poeta. ¿Cuándo decide un artista que deja de serlo? ¿Cuándo son las otras aptitudes intelectuales y expresivas las que vencen? Citaré a Antonio Carreira, quien afirma en una “Reseña de Ecos del exilio…”, publicada por la Nueva Revista de Filología Hispánica, en 2005:  “Lo que sí parecen haber sufrido varios de ellos [los poetas hispanomexicanos], tal vez como sustituto de aquella España o de aquel Mediterráneo soñados, es la fascinación de Italia […]: Pascual Buxó […] se doctoró en Urbino con una tesis de Ungaretti traductor de Góngora […] Cualquiera puede comprobar a simple vista que […] algo más cantarín es el verso en Buxó y Xirau, transido de luz mediterránea, helénica.”

Eso dice Carreira, en una inteligente, informada y extensa reseña: el verso canta más en Ramon Xirau y José Pascual Buxó, nacidos en Cataluña y luego llegados a México, que en otros poetas hispanomexicanos del mismo horizonte. ¿Será por lo catalán, por lo cercano de esta lengua con la provenzal y toda la tradición del sur de Francia, que proviene desde la Edad Media, y de la que Cataluña no se ha despegado? Las diferencias entre ambos poetas son sustanciales, aunque compartan una luz mediterránea diferente al sol del centro de España: a Xirau la musa le habla al oído en catalán (según confesión de parte, para diferenciar sus textos filosóficos), y Pascual Buxó ha puesto las palabras de su musa en español.