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El GDF regaló a 50 mil jóvenes el concierto que forma parte de la gira Femme fatale

A pesar del notorio playback, Britney Spears logró conectar con la multitud
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Todos corearon cada una de las piezas que ofreció la cantante estadunidense en Plaza de la RepúblicaFoto Marco Pelaez
 
Periódico La Jornada
Lunes 5 de diciembre de 2011, p. a45

Ámame u ódiame, reza el estribillo de una canción de Britney Spears, y tal frase ubica perfectamente el ánimo de los 50 mil asistentes al concierto gratuito que ofreció la rubia estadunidense en la Plaza de la República, ayer, donde logró conectar con la multitud en forma tajante, a diferencia de lo que ocurrió un día antes en el Foro Sol.

Frente al Monumento a la Revolución se colocó un gran escenario rematado por tres grandes pantallas y un sonido que se escuchó en los alrededores.

Como parte de su gira Femme fatale, Spears acordó con las autoridades del Gobierno del Distrito Federal (GDF) dar este regalo a la ciudad de México y si algo quedaba de ofensa por aquella Britneyseñal, hecha en una conferencia de prensa, ahora todo quedó olvidado. Desde horas antes, grupos de jóvenes ocuparon las primeras líneas frente al escenario, limitado por una valla, y ahí estuvieron sin agua ni alimento, a veces sólo con unas paletas que les vendieron ambulantes.

Vencieron los numerosos retenes, varias desviaciones y las calles cerradas por el desfile Coca-Cola que atrajo, según sus organizadores, a 150 mil personas. Dejaron sus botellas de agua porque la autoridad decía desde un altavoz: ¡No pasa ningún envase! Obedientes, se dejaron revisar para que no pasara ningún líquido, ningún arma.

No es la primera vez que van a un concierto en el área del monumento; se puede decir que están acostumbrados. Ya fuera por la calle de Edison o por La Fragua entraban con orden y ánimo de comenzar la fiesta; ya adentro, con el sonido de un dj hicieron su fiesta en grupos en toda la plaza y comenzaron a cantar en diferentes sitios Las Mañanitas para Britney, quien cumplió 30 años el pasado viernes.

Alrededor de las 19.30 se probó el sonido y la percepción de que la artista iba a entrar de un momento a otro causó furor colectivo. Por ti, Britney, me convertiría en hombre, gritó un joven pegado a la valla frente al escenario. Gran parte del público seguidor de la rubia es de la comunidad gay.

Las luces se apagaron a las ocho en punto de la noche y comenzó el recital con Hold it against me, en la cual su mensaje existe es sobre la virilidad. Ahí, Spears fue recibida por un batallón SWAT que la rodeó y bailó pegado a su cuerpo que tan sólo lucía un traje que deja ver sus piernas, en una combinación de fuerza, poder, fragilidad y sensualidad.

Up n’ down cerró el encuentro con el público. Hoy Britney Spears es la princesa del playback y casi todo el concierto tuvo ese evidente cariz. La noche fue de apóstrofes y la gente respondía a cualquier ademán de la estadunidense.

Noche de hipnosis en la que los súbditos de su reino se mo-vían, gritaban o exhalaban ante el poder de las caderas y los senos de la estrella, o de ese cuerpo que por momento se recostaba en el suelo, abría las piernas o ponía el trasero en lo alto.

Son muchas tablas de esta joven que comenzó su carrera a los 14 años y que con 16 años de trayectoria es la única que ha dado un beso en la boca a la abeja reina del pop, Madonna. Siguieron otras tres canciones; en Piece of me cambió de vestuario y se colocó un sombrero que hizo recordar el Chicago de los años 20.

Big fat bass subió de tono el concierto y lo hizo machacón. Todos corearon cada una de las piezas; por lo que se escuchó queda claro que en México todos son bilingües y que las escuelas de inglés deben estar en crisis porque por lo menos ahí, la noche de ayer, presuntamente miles hablan esa lengua.

Sweet seduction tuvo el elemento extra de proyectar en las pantallas a Will.i.am, líder de Black Eyed Peas y el video hizo que la multitud aplaudiera el detalle y admirara el corsé rojo de Britney. Con el mismo atuendo cantó How I roll y procedió a buscar con la mirada a alguien entre el público. Dijo que solicitaba un voluntario y el seleccionado fue un tipo de nombre Hernán, quien fue objeto de la seducción de la artista y de las risas burlonas de muchos del público. Así transcurrió Lace and leather. La verdad es que el chavo ni se ruborizó.

Siguieron If U Seek amy, en la que Spears quiso resaltar una imagen nívea y cachonda, con The temptress le abrió la puerta a uno de los temas más aplaudidos, que fue Give me more. Siguió una escena egipcia.

Muchos querían escuchar más éxitos, pero no fueron complacidos; Britney Spears más bien ofreció un meadley con éxitos de Rihanna y hasta de Madonna.

El concierto siguió en esa tónica y para algunos asistentes inclusive estuvo aburrido, pues el playback era más que evidente.

Lejanos están los días de 2002, cuando se presentó por primera vez en México llenando el Foro Sol. Se despidió con Toxic y Till the World ends y un latir que llevó a los miles de jóvenes, sus admiradores, por los diferentes rumbos de la ciudad.

Entre los comentarios de los asistentes destacó uno: ¿qué esperabas por un concierto gratuito?

En dos días de conciertos, la artista rubia reunió a 94 mil personas.