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Reporte Económico

Crisis sistémica. Déficit fiscal y deuda (III)

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a subordinación de los gobiernos y los congresos neoliberales a los núcleos rectores del capitalismo corporativo global ha permitido a éste transformar y moldear en su favor casi todo el andamiaje jurídico de las naciones incluyendo, desde luego, el impositivo.

La captación fiscal

La tendencia ascendente de los ingresos tributarios como proporción del PIB durante la etapa del capitalismo social llegó a su máximo en las naciones avanzadas en el transcurso de la última década del siglo pasado, para de ahí disminuir o estancarse (Gráfico 1). Los 22 países seleccionados captaron en promedio, en 1970, el 28.5% de su PIB, llegaron a 37.9 en el 2000 y descendieron a 36.7% en 2009.

Este relativo estancamiento o retroceso en la captación fiscal tiene, además, un trasfondo antisocial, pues el neoliberalismo ha trasladado parte de la carga impositiva que le afecta (los impuestos directos sobre las utilidades de las empresas y los altos ingresos personales) a una carga indirecta que incide en la ciudadanía (los impuestos al consumo tipo IVA, y otros como los gravámenes a vehículos o a combustibles, que las empresas pueden además deducir).

En sustento de lo anterior, cabe mencionar que, en cifras redondas, Alemania captaba por ISR 13% de su PIB en 1980 y ahora (2009) 11; Bélgica, 18 en 1985 y ahora 15; Canadá llegó a 18% y ahora a 14; Estados Unidos 15, y ahora 10; Francia más de 11% y en 2009, 9; Japón, 15 y ahora 8, o Suecia, que de casi 22 ahora capta 16% del PIB (Gráfico 1).

En la disminución de estos impuestos al ingreso juega un papel preponderante el favoritismo con que los gobiernos les han aligerado la carga a empresas y personas de altos ingresos. En 1985, los 10 países representativos que hemos seleccionado (Gráfico 2) tenían una tasa promedio de ISR de 48.1% para gravar las utilidades de las empresas, y ahora (2011) dicha tasa es de 28.4%; en México, esta tasa era de 42% en 1985 y de sólo 30% en 2009.

Menos drástica ha sido la disminución de la tasa marginal que se aplica a los altos ingresos por sueldos: En el año 2000 dicha tasa máxima promedió 52% en los 10 países y se redujo a 49% en 2009; en contraste, en México esta tasa se redujo de 40 en 2000 a 28% en 2009.

Este favoritismo fiscal al capital no se agota, desde luego, en la reducción de tasas, pues se refuerza con muchas otras facilidades: tratos preferenciales, exenciones, devoluciones, créditos fiscales, rendijas de elusión, operaciones falaces con paraísos fiscales, opacidad y otras permisividades, incluyendo por supuesto el terso trato fiscal a los ingresos personales de capital, fuente de la enorme acumulación de riqueza en 1% de la población, como dirían los Ocupantes de Wall Street y hasta el mismo Warren Buffet.

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Déficit fiscal y deuda

Derivación natural de los insuficientes ingresos, al erario es el déficit fiscal, mismo que los gobiernos neoliberales buscan abatir sin gravar a quienes concentran el ingreso pero sí a la colectividad; reduciendo el gasto social, la inversión pública y el gasto operativo, y privatizando o concesionado todo lo posible. Pero tal parece que ya se les acabó el margen para los recortes y (casi) el patrimonio nacional vendible… y también la paciencia de las sociedades avanzadas que no están ya dispuestas a aceptar mayores agresiones a su nivel de vida.

Países que con anterioridad gozaban de envidiable solvencia ahora registran enormes desequilibrios fiscales. En 2009, el peor año reciente, Portugal tuvo un gran déficit de -10.1% de su PIB, el Reino Unido de -10.3, Japón -10.3, España -11.1, Estados Unidos -12.8, Irlanda -14.2 y Grecia de -15.5%. En 2010, Irlanda rompió todos los récords, con un déficit de -32% de su PIB (Gráfico 3).

Todo déficit fiscal tiene sólo tres salidas: 1) elevar los ingresos, gravando a quienes concentran el capital (lo cual no quieren los gobiernos) o gravando más a la sociedad (lo que ya no aceptan los ciudadanos); 2) reducir los egresos (lo que parece estar llegando también a sus límites), y 3) financiando el déficit con deuda, salida fácil que no soluciona nada pero que transfiere los problemas al futuro.

Y el futuro ya llegó. Muchos años de irresponsabilidad –en países que, salvo excepciones, se mostraron implacables con el endeudamiento de la periferia– hoy han incurrido también en un agudo sobrendeudamiento: la deuda de España fue del 52% de su PIB en 2010; en Irlanda de 61; Estados Unidos, 61 (9.035 billones de dólares); Francia, 67; Reino Unido, 86; Portugal, 88; Bélgica, 97; Grecia, 148 y Japón, 183% (en 2009) (Gráfico 4). También en correlación casi exacta, pero en positivo, Noruega tuvo en 2010 un superávit fiscal de 11% del PIB y una deuda de sólo 26%, y Suiza un superávit de 0.4% y una deuda de únicamente 20% del PIB.

El sobrendeudamiento no es, desde luego, sólo un problema de irresponsabilidad, ha sido también una forma deliberada de debilitar a las naciones y fortalecer a los acreedores: los corporativos financieros trasnacionales.

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