Opinión
Ver día anteriorLunes 5 de diciembre de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
American Curios

Pecados

Foto
Patrick J. Sullivan, quien fue sheriff del año en 2001, compareció el pasado noviembre en una corte del condado Arapahoe, acusado de ofrecer metanfetaminas a un hombre a cambio de sexo en el estado de Colorado, en uno de los varios escándalos sexuales que afectan a figuras públicas estadunidensesFoto Ap
U

n candidato presidencial, un ex gobernador y una de las figuras más legendarias del mundo deportivo universitario, todos parte del gran espectáculo de pan, circo y política nacional, son los más recientes en caer por pecados sexuales.

La lista de figuras públicas que han caído por sus actividades sexuales clandestinas sigue creciendo con entrenadores de futbol, curas, senadores, representantes y más. Casi todos promovían una imagen pública de defensores de los valores de la familia, la honestidad, la caridad y la ética.

Cuando Herman Cain, precandidato presidencial republicano, suspendió su campaña el pasado fin de semana, sólo fue una figura más que proclamaba ser un cristiano devoto y hombre dedicado a la familia y cayó ante el altar de su propia hipocresía. Cain, quien sorprendió durante algunas semanas al encabezar las preferencias de la base republicana, aún rehúsa confesar haber hecho algo inapropiado. Su campaña, conocida como tren de Cain, fue descarrilada la semana pasada cuando una mujer declaró en una entrevista por televisión que había tenido una relación con el ex empresario durante los últimos 13 años, que duró hasta hace un par de meses.

Pero antes de eso, se reveló que por lo menos cuatro mujeres habían presentado quejas contra Cain por hostigamiento sexual cuando era jefe de la Asociación Nacional de Restaurantes, todas las cuales rechazó, con el apoyo de su esposa, que acaba de lanzar una nueva organización de Mujeres para Cain. Tal vez la mejor frase que ofreció en su defensa fue que a pesar de que estas mujeres se habían quejado, por cada persona que se presenta con una acusación falsa (contra él), probablemente hay miles de mujeres que no han dicho nada.

Pero a pesar de miles de mujeres que no dijeron nada, la quinta fue, aparentemente, el fin de su camino tan puro.

Cain confesó que nunca informó a su esposa de su relación con Ginger White durante los últimos 13 años, aunque insistió en que sólo estaba ayudando a su amiga secreta, y que tendría que hablar del asunto con ella el viernes, al regresar de gira. No se sabe qué le dijo, pero los cómicos ofrecieron múltiples sugerencias. Pero al parecer ya ni su esposa lo podía defender, y con ello anunció el fin de su campaña, declarando: estoy en paz con Dios, estoy en paz con mi esposa, y ella está en paz conmigo.

Sin embargo, tal vez el escándalo sexual que más sacudió el país recientemente no fue en el ámbito ya de por sí desprestigiado de la política, sino en el mucho más sagrado del futbol americano. El legendario entrenador Joe Paterno, del equipo de la Universidad Penn State, fue obligado a renunciar cuando uno de sus asistentes fue acusado de pederastia. Aparentemente, Paterno sabía que hace unos años se habían investigado algunos de estos casos, pero no dijo nada; por lo mismo el rector de la universidad también renunció.

El anuncio del fin de Paterno provocó un motín en el campus, con una patrulla volcada y más desmanes, aunque como señalaron integrantes del movimiento Ocupa Wall Street, ahí la policía no reprimió a nadie. Sin embargo, el escándalo fue a nivel nacional al caer Paterno, mientras durante días el escándalo fue noticia principal en los medios nacionales. Jerry Sandusky, el asistente, rechazó que hubiera tenido sexo con menores de edad durante años, aunque reconoció que sí se había bañado con ellos en las regaderas de gimnasios en varias ocasiones, que los invitó a quedarse a dormir en su casa, y más. Sandusky, quien enfrenta 40 cargos de abuso de niños y jóvenes (incluido uno de 10 años), había fundado una organización sin fines de lucro para apoyar, por medio del deporte, a menores necesitados.

Poco después, durante una visita a la Universidad Estatal de Ohio, un amigo cuenta que las autoridades universitarias le comentaron que estaba por llegar el gran rival Penn State para jugar un partido y que él tuvo que responder: bueno, pues es hora de esconder a los niños.

Los analistas hablaron del poder sicológico que un entrenador tiene sobre los jóvenes; hubo entrevistas a víctimas, una de las cuales, ahora jugador profesional de hockey en Canadá, habló de cómo había sido objeto de abuso sexual más de 300 veces por un entrenador cuando era adolescente.

Pocos días después se reveló que un entrenador en el equipo de futbol americano de la Universidad de Syracuse también había sido acusado de abusar sexualmente de menores de edad. Fue despedido rápidamente y la rectora intenta superar el escándalo lo antes posible.

En estos días se reveló que hay una investigación más sobre el ahora ex gobernador de Nuevo México Bill Richardson, en torno a un pago de 250 mil dólares para callar a una mujer que podría haber provocado otro escándalo al amenazar con presentar una queja de hostigamiento sexual en su contra.

Y tal vez lo más raro fue el arresto de un ex oficial de seguridad pública, quien fue galardonado como el Sheriff del Año en 2001 y ahora está encarcelado en la Instalación de Detención Patrick J. Sullivan, cárcel nombrada así en su honor. Sullivan, figura famosa entre sus colegas y republicano firme y feroz, fue arrestado cuando ofrecía metanfetamina a un hombre a cambio de sexo en Colorado. Según informantes, no era la primera vez.

Pero todos estos son sólo los pecados sexuales más recientes que han generado escándalos públicos. Todos saben que el mundo político es una selva donde nadie está a salvo de acosamientos, violaciones, engaños y todo tipo de depravaciones sexuales, pero ahora resulta que uno no sólo se tiene que cuidar en los pasillos del poder político, en las iglesias y en las calles, sino hasta de los encargados del gran juego nacional.

O sea, al parecer, ya ningún lugar dominado por el poder político, religioso, cultural o deportivo es sagrado.