Opinión
Ver día anteriorMiércoles 7 de diciembre de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Casa sobre la Roca en Gobernación
E

xiste una seria preocupación entre sectores protestantes por la designación de Obdulio Ávila como subsecretario en la Secretaría de Gobernación (SG). La razón es delicada, me señalaban, ya que al parecer pertenece a Casa sobre la Roca y tiene lazos muy estrechos con sus dirigentes fundadores: el matrimonio Orozco. En términos formales, nada impide a Obdulio Ávila, ahora número dos de la SG, que en términos de sus creencias pueda ejercer dicho cargo de gran responsabilidad. El Estado laico le garantiza el pleno goce de sus derechos, independientemente de que pueda ser católico, adherente a Casa sobre la Roca y rendir cualquier otro culto.

Sin embargo, hay una línea inquietante muy delgada por la simiente que porta Casa sobre la Roca como organización político-religiosa, o religiosa parapolítica. Es decir, hablamos de un movimiento cívico religioso ultraconservador de derecha radical, cuyos nexos e intereses pueden tener consecuencias graves en el manejo de la política interior del país en los momentos de por sí graves que vivimos. La preocupación también alcanza a sectores de la jerarquía católica, que a veces no alcanza a entender las señales del presidente Calderón, quien se dice y reafirma católico dispuesto a recibir al papa Benedicto XVI en la próxima primavera y, al mismo tiempo, estrecha aún más sus lazos políticos con la ultraderecha neopentecostal que Rodolfo Montes ha evidenciado en su libro La cruzada de Calderón. Ahí se señalan acciones claras que ponen de relieve los privilegios y arropamientos que su administración ha ofrecido generosamente al matrimonio de Alejandro y Rosi Orozco y su movimiento. La siguiente duda es si nuevamente el presidente Felipe Calderón está provocando los principios y fundamentos laicos del Estado moderno, que debe estar absolutamente ajeno a todo tipo de inclinación político religiosa. Y esta señal debe empezar por los funcionarios claves en su gobierno que deben tutelar dichos principios históricos.

A lo largo de la investigación en torno a la Casa sobre la Roca que editorial Grijalbo me encomendó para hacer la introducción del libro mencionado, encontré repetidas menciones e intercambios que pudieran indicar vínculos entre Ávila y, especialmente, Rosi Orozco. Obdulio Ávila, cercano a Calderón, califica a Rosi de su amiga y heroína en Twitter; Rosi Orozco, a su vez, lo califica de gran líder y ejemplo de los jóvenes, exaltación que recuerda los halagos del Vaticano a Marcial Maciel.

Entre otros muchos cruces, el libro de Rodolfo Montes detalla el reclamo de militantes panistas que se sentían agraviados por la dirigencia panista del DF, encabezada entonces por el actual secretario de Gobernación, por las excesivas concesiones. “Que quede claro ante la opinión pública –decía en abril de este año Pacheco López, ex consejero nacional– que el tema de los panistas de Gustavo A. Madero no es la labor legislativa de Rosi Orozco, sino el trato preferencial que ha recibido ella y su agrupación. Le pedimos que explique en qué consiste el acoso”, en referencia esto último a la victimización que hizo Rosi ante las pantallas de Televisa contra el periódico Reforma.

Quien piense que la ultraderecha sigue siendo primitiva y corta de argumentos, se equivoca. Se ha deshermeneutizado. Ya no son los grupos cerrados, recalcitrantes y secretistas; ahora utilizan el discurso de la democracia moderna, usan con soltura los términos y técnicas de las grandes empresas; sin empacho parafrasean los conceptos de la sicología moderna y de la superación personal. Los nuevos grupos conservadores tampoco son monopolio de los católicos; en América Latina se han extendido con fuerza en América Central, Brasil y en Colombia, de donde se inspira Casa sobre la Roca; recomiendan a sus adherentes que se introduzcan en el servicio público, escalen puestos y cargos en gobiernos e incidan en las políticas públicas. Que se posicionen en agrupaciones de la sociedad civil, asociaciones civiles, en organismos de asistencia social, de filantropía y en los medios de comunicación.

La secularización y la globalización en términos de la cultura han tocado las puertas de los nuevos grupos conservadores. El discurso social y político se está reconstruyendo; por ello la distinción ahora es más sutil para diferenciar a las derechas. Sin embargo, la esencia se mantiene, aunque las imposturas modernizantes son nuevas, así como las apariencias para ganar espacios, legitimidad y hasta plausibilidad. La agenda moral conservadora es la nueva expresión del terreno de combate político e ideológico.

Casa sobre la Roca invita a repensar clichés que tenemos sobre los movimientos conservadores. Primero, no todos los grupos de conservadores son católicos ni todos los católicos son conservadores. Sin embargo, históricamente la referencia a este binomio en México ha sido inseparable. El matrimonio Orozco nos conduce a los laberintos evangélicos como un nuevo actor en la construcción de nuevos grupos conservadores en el país. La tentación religiosa totalizante de los nuevos grupos conservadores subsiste bajo posturas y formulaciones distintas que reafirman la necesaria incidencia en las políticas del Estado para defender la familia monogámica, heterosexual con precepto reproductivo único, por tanto están contra los matrimonios de personas del mismo sexo, contra los diferentes métodos anticonceptivos. Su noción de sexualidad es la misma del Yunque. Enfrentan con furia la despenalización del aborto y rechazan la educación sexual en las escuelas.

Esta derecha modernizada tiene intensos vínculos y enlaces internacionales de apoyo financiero e ideológico y conforman redes de complicidad. Por ello, Obdulio Ávila debe dar una explicación convincente que aclare sus ligas con dicha agrupación o desmienta los crecientes rumores que recorren y se acrecientan en los pasillos de las iglesias tanto evangélica como católica.