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Rentas e impuestos a consorcios, muy bajos, lamenta Delgado Wise

La actividad minera no beneficia a Zacatecas, afirma investigador
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Megacamiones con capacidad de carga de 300 toneladas realizan maniobras en la mina Peñasquito, ubicada en Mazapil, Zacatecas, propiedad de la canadiense Gold Corp Inc.Foto Alfredo Valadez
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 10 de diciembre de 2011, p. 28

Zacatecas, Zac., 9 de diciembre. Históricamente la actividad minera en Zacatecas ha significado una fuga de recursos para la entidad, porque los impuestos no se quedan, sólo deja una secuela de destrucción ecológica tremenda, afirmó Raúl Delgado Wise, investigador del Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

En entrevista con medios, el catedrático criticó las enormes facilidades que el gobierno federal y la autoridades locales otorgan a los inversionistas nacionales y extranjeros, para ejecutar ambiciosos proyectos mineros, los cuales no impactan positivamente al desarrollo económico de la localidad e incluso, en muchos casos ni siquiera pagan bien a sus trabajadores.

Delgado Wise detalló cómo a pesar de contar en el municipio de Mazapil, en el semidesierto norte del estado, con la mina Peñasquito, de la canadiense Gold Corp Inc. –una de las minas de oro más importantes de América Latina–, su operación no significa gran cosa para Zacatecas, porque realmente no repercute en el desarrollo de la entidad.

A corto, mediano y largo plazos quienes resultan más afectados por la industria minera son los ejidatarios y sus familias, particularmente ahora que esta actividad se realiza en gran parte de Zacatecas y el país, bajo la modalidad de minas a tajo abierto, una técnica de explotación que causa severos daños al medio ambiente, afirmó el investigador.

Delgado Wise dijo que aunque los campesinos reciben cantidades de dinero que pudieran parecer atractivas en un primer momento, lo peor es que a mediano plazo, al rentarlas o venderlas a los grandes consorcios mineros, una vez concluida la vida útil de las minas, es decir, cuando se agotan las reservas minerales o vetas, la contaminación del suelo por químicos peligrosos o metales pesados, impide que pueda volverse a practicar en esas zonas la agricultura o la ganadería.

El investigador universitario lamentó además la poca renta y los bajos impuestos que los grandes consorcios mineros pagan al propio gobierno mexicano por la actividad minera, pues señaló es tal el monto de la riqueza que se extrae del subsuelo zacatecano que debería ser un puntal del desarrollo económico.

El universitario recordó la mina a tajo abierto Real de Ángeles, en el municipio de Noria de Ángeles, que en su momento fue orgullo de la actividad minera de Zacatecas, propiedad de la empresa Frisco, de Carlos Slim, y ahora es un páramo en los límites con San Luis Potosí.

Otro problema, refirió, es que los grandes consorcios prometen generar empleo, pero ocurre que requieren mano de obra especializada y la traen de otros lugares precontratada por empresas outsurcing, y al final dan trabajo a muy pocos pobladores, en pésimas condiciones y con bajos salarios.