Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 11 de diciembre de 2011 Num: 875

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Bitácora bifronte
Jair Cortés

Una señora suspendida
Kikí Dimoulá

Una flauta mágica
de Peter Brook

Andrea Christiansen

Soy ojo que mira,
soy puente

Alessandra Galimberti

Tomás Segovia
y la plenitud

Xabier F. Coronado

Una vida honrada
y de trabajo

Raúl Olvera Mijares entrevista
con Tomás Segovia

Cuarto rastreo
Tomás Segovia

Poema
Francisco Segovia

25 años de Casa Silva
de Poesía de Bogotá

José Ángel Leyva

Leer

Columnas:
La Casa Sosegada
Javier Sicilia

Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

Galería
Alejandro Michelena

Mentiras Transparentes
Felipe Garrido

Al Vuelo
Rogelio Guedea

La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
Núm. anteriores
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Felipe Garrido

Llanto

Aquí en el 51 vivió una niña llamada Clara, que se hizo famosa por su llanto. Le decían Clara la Chillona. Desde chiquita lloró, como todos los niños, pero ella lo hacía durante horas. Sus padres la llevaron al médico, que no le encontró nada especial. Ellos se resignaron, subieron el volumen del radio y dijeron que estaba haciendo pulmón. Al principio lo más grave era que tenían que cambiarle la ropa a cada rato. Después comenzó a anegar la recámara. A los dos años, ya inundaba la casa y el patio. A los tres, como ya la habían subido a la recámara del primer piso, sus lágrimas formaban una bella cascada en la escalera. A los nueve, inundó la colonia; la gente tuvo que andar en cayucos y el presidente municipal le otorgó un premio porque el pueblo llegó a tener turismo. El día que cumplió once años dejó de llorar. Poco a poco todo regresó a la normalidad. Clara no volvió a llorar hasta el día de su boda, pero entonces apenas si mojó el pañuelo.