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Lucha contra el narco

El proyecto, a cargo de científicos navales; se usará en tareas de seguridad o en desastres naturales

Empiezan en enero las pruebas del primer avión no tripulado que construye la Armada

Autonomía programada de 80 minutos o alcance de 6 kilómetros; es un proyecto que puede crecer

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Avión no tripulado construido por la Marina con tecnología de punta, cuyas pruebas de operación empezarán a realizarse en enero próximoFoto La Jornada
 
Periódico La Jornada
Miércoles 28 de diciembre de 2011, p. 3

Esta vez no estamos llegando tarde; esta vez estamos desarrollando algo que en muchos países es considerado tecnología de punta, sostiene orgulloso el encargado del proyecto de la Armada de México para construir el primer avión no tripulado, el cual realizará sus primeras pruebas en unidades operativas a partir de enero de 2012.

En diciembre de 2010, el Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico de la Armada de México empezó este proyecto de avión no tripulado, que para junio próximo prevé la construcción de tres aeronaves, fabricadas ciento por ciento por un cuerpo multidisciplinario de científicos navales, y que no tiene precedentes en la industria militar nacional.

Este avión no tripulado, que según fuentes de la Marina tendrá un costo final equivalente a una décima parte de naves similares adquiridas hace un año por las secretarías de la Defensa Nacional y de Seguridad Pública federal, es la respuesta de los marinos a la necesidad de impulsar el desarrollo tecnológico en México y para atender la demanda creciente de este tipo de aparatos para vigilancia, operaciones tácticas y en apoyo de la población en casos de desastre.

En entrevista con este diario, el encargado del proyecto y dos de sus principales colaboradores (todos oficiales de la Armada de México y con estudios en el extranjero) señalan que el programa ha cumplido con las expectativas del alto mando naval.

Dicho avión está construido con base en fibra de carbono, de 2.5 metros de envergadura por 1.7 de largo, con una autonomía programada de 80 minutos o un alcance de seis kilómetros. Cuenta con un sensor principal, que es una cámara que envía en tiempo real imágenes diurnas y nocturnas a una estación terrestre y de ahí a cualquier puesto de comando.

El proyecto se desarrolló en el contexto de la controvertida decisión del gobierno mexicano de solicitar a Estados Unidos que aviones no tripulados de ese país sobrevuelen territorio mexicano para recolectar información sobre la actividad de grupos criminales.

Ésta es parte de la entrevista con los oficiales, cuyos nombres se omiten por su seguridad.

–¿Cuáles son las misiones que puede cumplir este aparato?

–El avión tiene la facilidad o la funcionalidad de enviar imágenes o video a un operador en tierra. Es una herramienta tan versátil como la situación lo demande. Va a proveer imágenes de un punto de interés, que puede ser de apoyo a la población civil en casos de desastre o para una operación táctica o militar.

–¿Cuál es la meta más ambiciosa que se pusieron al iniciar el proyecto?

–La meta, por supuesto, es cumplir con cada uno de los requerimientos que nos planteó el Estado Mayor General. El alcance, la autonomía, el tipo de sensores, el despliegue sin necesidad de una pista, una estación portátil, todo eso es la meta de este proyecto. Una vez concluido, en junio del año que viene, puede tener múltiples prospectivas:

Puede crecer a un avión de mayor autonomía, de más alcance. Puede variar a uno mucho más pequeño; que ya no necesitemos una camioneta o un helicóptero para transportarlo, sino que un hombre lo pueda traer en la espalda; que tenga menos alcance, pero sea mucho más fácil de desplegar. Este aparato se transporta desarmado y en 10 minutos se arma y está listo para volar.

Puede evolucionar en múltiples rubros, y conforme se vaya utilizando, seguramente la Marina identificará hacia dónde ir.

–¿Se está instalando una capacidad a futuro?

–¡Claro! A raíz del grupo que hemos integrado, estamos creando la infraestructura en recursos materiales, el equipamiento, los laboratorios, el recurso humano en el que la Marina ha invertido.

–¿Cuántas personas están involucradas?

–Somos 10. Hay de todos los grados académicos y de múltiples disciplinas: mecánica, ciencias computacionales, ingeniería electrónica, aerodinámica, ingeniería de software.

“Todo lo que es la parte intelectual del proyecto es completamente mexicana; el diseño del fuselaje, el programa que controla al avión, el diseño de la electrónica, la algorítmica y todo el esfuerzo que hace que el avión sea inteligente es completamente desarrollo de la Marina.

México no manufactura circuitos integrados ni cámaras, por lo que esos dispositivos fueron adquiridos en otro lado, pero el resto es nacional.

Señala que de haber interés institucional o nacional por desarrollar este aspecto de la industria aeronáutica, mucho del trabajo que han desarrollado sería directamente transferible. Por supuesto que esto sienta las bases de algo mucho mayor.

Asimismo, afirma que una de las grandes ventajas del proyecto es la retroalimentación con las unidades operativas, porque el avión es perfectible, y cuando las naves lleguen a las unidades operativas podrán hacer las mejoras que sean necesarias.

–Este es un país de sexenios. ¿No se corre el riesgo de que el proyecto termine?

–No creo que este sea el caso. Hay un gran capital humano preparado que ha costado tiempo a la Marina, y estoy seguro de que va a continuar aprovechándolo. A escala internacional, estos aparatos han demostrado ser una herramienta extremadamente útil.