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Cerrada votación entre Romney, Santorum y Ron Paul; ninguno tiene amplio apoyo

Arranca en Iowa la elección de candidato presidencial republicano

Contendientes gastaron al menos 12 millones de dólares en esa entidad estadunidense

El estado no es relevante para decidir quién ganará; participan sólo unos 100 mil votantes

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Tres aspirantes a la candidatura presidencial estadunidense por el Partido Republicano: el ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney, el ex senador Rick Santorum y el representante federal Ron Paul, recibieron ayer la mayor cantidad de votos al iniciar en Iowa la contienda internaFoto Ap y Xinhua
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de enero de 2012, p. 18

Nueva York, 3 de enero. El proceso electoral presidencial de 2012 arrancó hoy con la primera contienda del año, en Iowa, para determinar quién será el candidato presidencial republicano que se enfrentará al presidente Barack Obama en la elección del 6 de noviembre, en lo que se pronostica como la elección más cara de la historia (o sea, donde el dinero, de nuevo, será tal vez el factor determinante).

Esta noche, el ex gobernador Mitt Romney, el ex senador Rick Santorum y el representante federal Ron Paul estaban casi empatados y, sea cual fuere el resultado final, los tres afirmarán que lograron lo deseado.

Pero ninguno de los seis contendientes principales logró convencer a una mayoría y el voto se dividió a tal grado que el ganador triunfó con entre 70 y 75 por ciento de votos por otros. Eso refleja tanto una fragmentación de las bases entre ultraconservadores y moderados como la falta, por ahora, de un candidato que goce de amplio apoyo.

Aunque las apuestas de los expertos están con Romney como favorito para ganar la candidatura republicana, el hecho de que fue un gobernador moderado en Massachusetts, promovió una reforma de salud que fue en parte modelo para la impulsada por el presidente Barack Obama a nivel nacional y defendió el derecho al aborto –posiciones que hoy rechaza–, aunado a que es mormón, provoca sospecha y renuencia entre los sectores conservadores cristianos y las filas del Tea Party, ambas bases claves del Partido Republicano.

De hecho, de eso se beneficiaron Paul y Santorum, aunque los expertos afirman que ninguno tiene con qué ganar la nominación republicana. Los demás: el ex presidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich, seguido por el gobernador de Texas Rick Perry, y la ex representante y favorita del Tea Party Michelle Bachmann, ahora están buscando un triunfo en las próximas contiendas de este mes para mantener la viabilidad de sus campañas.

El debate entre todos estos precandidatos ha ofrecido una especie de tragicomedia a lo largo de los últimos meses. En gran medida ha girado entre quién sería el más macho en política exterior (Santorum dijo ayer que ordenaría el bombardeo de plantas nucleares en Irán si ese régimen no permitía el acceso a inspectores nucleares internacionales, algo que ha hecho desde siempre), todos han afirmado su posición antimigrante y a favor de sellar la frontera (aunque esto no impidió que Gingrich enviara un mensaje en español en Iowa para pedir el apoyo de los hispanos), casi todos afirman que están contra el aborto y los derechos de los gays, y por supuesto, todos están en contra del estado de bienestar e insisten en que el libre mercado y los individuos –no el gobierno– son la solución a la crisis económica. Dios, familia y patria son los temas constantes.

A pesar de la abrumadora cobertura de los medios y el intenso enfoque por la clase política, el proceso en Iowa es poco significativo y es relevante sólo casi por ser el primero en el calendario del año electoral. Sólo participan poco más de 100 mil votantes y este proceso suele más bien anular candidaturas con pocas perspectivas, más que determinar quién será el eventual candidato de un partido. Sin embargo, un triunfo aquí importa sobre todo para generar más atención y fondos. No es por nada que los precandidatos y sus promotores ya han gastado más de 12 millones de dólares en publicidad por televisión en la contienda en Iowa, más la inversión en oficinas y otros gastos, lo cual podría implicar, si el nivel de participación es el pronosticado, que cada voto cueste más de 200 dólares, calcula John Nichols, de la revista The Nation.

Pero aunque esto marca el inicio de uno de los grandes eventos mundiales –genera atención en todas partes por tratarse de la elección del puesto más poderoso en el planeta–, todos aquí saben que en lugar de una contienda entre visiones opuestas, ésta es una pugna dentro de la cúpula en la que al electorado sólo se le ofrece el privilegio de elegir entre dos candidatos casi siempre preaprobados por los intereses más poderosos del país.

Tal como lo resume el reportero político Matt Taibbi, de Rolling Stone, la elección en Iowa “marca el inicio de un proceso largo, rígidamente controlado y cuidadosamente coreografiado que en verdad está diseñado para hacer dos cosas: deshacerse de opiniones minoritarias peligrosas y premiar con poder al candidato que menos ofende a la gente mientras hace su labor primaria de representar enérgicamente los intereses del establishment”. Señala que, según investigaciones, el candidato que recauda el monto más grande de dinero gana la elección general 94 por ciento de las veces en este país, y que eso comprueba que la contienda presidencial no gira sobre propuestas e ideas, sino sobre quién recauda más fondos.

Justo por ello durante los últimos días, mientras se intensificaba la contienda que culminó esta noche en Iowa, el movimiento Ocupa ha realizado varios actos de desobediencia civil en las oficinas y los actos de los precandidatos republicanos, y también de los demócratas, lo que ha resultado en decenas de arrestos, para denunciar lo que llaman el secuestro del proceso democrático por el 1 por ciento más rico y asegurar que el tema de la desigualdad económica está en el centro de estas contiendas.

Este proceso electoral se intensificará este mes con la próxima elección en Nueva Hampshire en una semana, en Carolina del Sur el 21 de enero, y en Florida el 31. Muchos expertos consideran que para finales del mes la contienda entre los precandidatos republicanos podría quedar reducida a una lucha sólo entre dos.

Por ahora, todo el enfoque es sobre la pugna entre los seis principales precandidatos republicanos, ya que el candidato demócrata, el presidente Obama, no enfrenta un contrincante dentro de su partido en su búsqueda de la relección.