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La autora escribió dos novelas sobre ese género, publicadas por Suma de Letras

El cómic de Japón crece en México, pero aún es algo subterráneo, informa Eve Gil

El manga, el anime y el cospaly son considerados un arte en el país oriental, tan respetable como la música y la literatura, manifiesta

Se trata de una saga de thrillers dirigida al público juvenil

 
Periódico La Jornada
Sábado 14 de enero de 2012, p. 7

En contraste con los fans del cómic estadunidense, el movimiento de aficionados y conocedores del anime, el manga y el cosplay es algo aún subterráneo en México.

De acuerdo con la escritora Eve Gil, autora de las novelas Sho-shan y la dama oscura y Tinta violeta, el anime y el cosplay en Japón es una actividad muy seria. Son considerados un arte, tan respetable como la música y la literatura.

El anime es el término con el que se identifica a los dibujos animados japoneses, tradicionalmente trazados a mano y de enorme reconocimiento en ese país oriental, siendo ahora, al mismo tiempo, un producto de entretenimiento lo que ha generado un fenómeno cultural popular y hasta una vertiente de arte tecnológico.

El cosplay consiste en disfrazarse de algún personaje de manga, anime, película, libro, cómic o videojuego, pero el propósito sobre todo es representarlo en la medida de lo posible.

“Es más que disfrazarse, es como clonar un personaje; 99 por ciento que hace cosplay se inspira en caricaturas japonesas”, el resto son personajes del cómic estadunidense, manifiesta la autora.

Entre los cosplays que los jóvenes elaboran en México, figuran los de la serie de Naruto, Bleach y el género de Gothic lolitas, entre otros. Asimismo, han aparecido como tribu urbana, los Otakus, a quienes confunden muchas veces con los Emos.

Ese fenómeno es aún muy subterráneo en nuestro país, explica la autora.

“Por un lado, todavía se le considera un simple entretenimiento y, por otro, persisten prejuicios. Me ha tocado escuchar que el anime es una manifestación diabólica. Si bien este género maneja temas religiosos, lo único que significa es que los japoneses están interesados, a su manera, en la religiosidad de la cultura occidental, pero también en muchos otros temas culturales.”

Fenómeno cultural

“Los japoneses –prosigue Eve Gil– están interesados en todo lo cultural que les es ajeno. Casi no se ve en los animes de ese país que hablen de su propia ideología o cultura religiosa.

El mayordomo negro, por ejemplo, a los creyentes occidentales les podría causar escozor, pues el héroe es el diablo y el villano es un ángel exterminador.

Foto
Eve Gil durante la entrevista con La JornadaFoto Carlos Cisneros

“El anime es una expresión amplia y diversa, los hay para niños, jóvenes y adultos; sus temáticas son diversas, desde ciencia ficción y thrillers hasta de telenovelas o pornográficos.”

Aquí se organizan varios encuentros de anime y cosplay, como son las convenciones TNT y La Mole, a las que asisten muchos jóvenes, pero también adultos. En México es un fenómeno cultural que crece con mucha rapidez, aunque es aún muy subterráneo.

Publicadas por el sello Suma de Letras, del Grupo Santillana, Eve Gil es autora de las novelas Sho-shan y la dama oscura y Tinta violeta, cuyos protagonistas fueron inspirados por sus dos hijas.

“Se trata de una saga de thrillers narrados con la estética del anime, el manga y el cosplay”, explica la también periodista, quien entre otros reconocimientos obtuvo el Premio Nacional Fernando Benítez 1994, la beca de Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes 1995-96, el Premio Nacional de Cuento Efraín Huerta, con el libro Sueños de Lot (2006), y un reconocimiento como Mamá del Año en 2010, concedido por la revista Selecciones, por su activismo en favor de los niños.

De la docena de libros que Gil ha escrito, esas novelas son las que más trabajo le ha costado, pues debió sumergirse en la cultura japonesa, leer más de 200 animes, profundizar en cómo son sicológicamente los personajes y documentarse sobre los autores, los que en Japón, dice, son verdaderos ídolos.

Dirigidas a un público juvenil, Sho-shan y la dama oscura gira en torno a una niña de cuatro años, a quien acusan de matar a su mejor amigo en la escuela, y Tinta violeta, es la segunda parte, en la que Murakami-Violeta –una de las hermanas– invita a la otra, Sho-shan-Luisa, a visitarla en Japón. Sho-shan acepta a regañadientes, pero lo que no sabe es que un gran peligro, relacionado con el pasado de su madre, amenaza a las dos. Son novelas de aventuras, misterio y fantasía, cuya temática explora el respeto a lo diferente.