Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 15 de enero de 2012 Num: 880

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Reseña de un emigrante
Ricardo Bada

El medio milenio de Vasari
Alejandra Ortiz

Avatar o el regreso
de Gonzalo Guerrero

Luis Enrique Flores

La fe perversa
Ricardo Venegas entrevista
con Tedi López Mills

Smollett, el llorón
Ricardo Guzmán Wolffer

Senilidad y Postmodernidad
Fabrizio Andreella

La dama del armiño
de Da Vinci

Anitzel Díaz

Leer

Columnas:
Prosa-ismos
Orlando Ortiz

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
Núm. anteriores
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Luis Tovar
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El cine, las revistas y sus registros (III Y ÚLTIMA)

Todavía tan joven como lo indica la carátula de la entrega más reciente que ha llegado a las manos de este sumaverbos –año 3, número 17, julio-agosto de 2011–, la revista Cine Toma, de la que se habló aquí hace ocho días, ya ve cernirse sobre sus páginas la amenaza de la extinción, acontecimiento lamentable que, una vez más, nos dejaría en la inopia de una revista que no le hace ascos a la crítica –más bien todo lo contrario–, al análisis, a la reflexión …en suma, a la inteligencia, y que no vive de aquello que las empresas cinematográficas conocidas como majors buenamente quieran arrojar a la escudilla de la revista-mascota si acaso ésta se “porta bien”.

Perdida que tiene uno la candidez hace ya muchos números de revistas presentes y pretéritas, vigentes y extintas, no serán estas líneas espacio para la manifestación inane de un deseo que con absoluta seguridad jamás será cumplido, pues nada podrá impedir que las mascotas sigan complaciendo a sus amos. Paralelamente, tampoco luce plausible la esperanza de que proliferen los Estudios Cinematográficos y las Cine Toma.

Tiempos de híbridos

Como suele sucederle, tiene razón Jorge Ayala Blanco cuando afirma que la mayoría de los ejercicios –aquí no importa si conscientes o no, con deliberación o sin ella, si bien o mal intencionados– de crítica cinematográfica, con o sin el prefijo “pseudo”, nacen baldados desde el momento en que, respondiendo a un calendario de estrenos en cartelera, se privan a sí mismos de un factor de independencia que se antojaría irrenunciable: el consistente en ser uno –es decir, el que escribe sobre cine– quien elija de qué, sobre qué, en torno a qué ha de escribir, sin que al momento de la elección importe si la película en cuestión está a punto de llegar a salas.

Habitualmente, la conocida como “prensa especializada” que forma parte de la redacción de diarios –pero también, y sobre todo en estos tiempos, la que integra equipos de producción radiofónica y televisiva– prepara y luego publica sus notas al más pavloviano posible de los tenores: el mero día del estreno, a manera de colofón luego de uno o más “previos” cuyo número y dimensión obedece al tamaño ($) del sapo. Así, a Harry Potter le tocan muchísimos, a los Transformers un chorro, a X Men un montón, y así y así. Verbigracia: hay una locutora radiofónica matutina que, invitada a Dubai para el lanzamiento de la más reciente entrega de Misión imposible, repitió una y otra vez que “le habían pedido” no hablar mucho del asunto ni transmitir su entrevista con Tom Cruise hasta que la película fuese estrenada. Resultado: publicidad constante disfrazada de “periodismo”, al precio de un viaje si bien oneroso, de costo irrisorio para quien puso el varo.

No obstante –y ojalá no sea simple quimera, producto del optimismo de este juntapalabras, que lo hiciera ver lo que no existe–, como haciéndose eco de una rola de Rockdrigo, y más allá de las revistas-mascota de las que se ha hablado hasta este punto, en materia de publicaciones dedicadas a/relativas/alusivas/tocantes a cine, los presentes parecen ser auténticos tiempos de híbridos. Amén de que una nota hecha para dar cuenta de tal o cual estreno clara y definitivamente no es considerada por nadie como ejercicio crítico –salvo ciertos escribidores o locutores–, sucede que cada semana es posible acceder a publicaciones donde se hace cohabitar ambas caras del asunto, es decir la que literalmente o de modo figurado le debe todo al estreno en turno, junto a la que le tiene sin cuidado si lo que se publica le viene bien, mal o le es indiferente al filme del que se hace eco. Es el caso, entre otros pocos, de Primera Fila y, en cierto modo, de este diario.

Para finalizar, consígnese un ejemplo de cuánta distorsión puede llegar a instalarse tanto en la factura como en la percepción del discurso múltiple que, inevitablemente, suscita el fenómeno cinematográfico; distorsión que no sólo se manifiesta en el público receptor, como se dijo antes, sino por desgracia en el fragmento del mismo integrado por los cineastas, concretamente de los mexicanos –o, para no generalizar, algunos de ellos–: recientemente, en un programa radiofónico dedicado a cine, Busi Cortés aseveró, palabras más o menos, que existe una “confabulación” o “conspiración” en la crítica, contra el cine mexicano, porque no se le “apoya”; más precisamente, porque no se habla “bien” de él de modo sistemático, es decir acríticamente. Y Uno pensando, con la ingenuidad del caso, que ya habíamos superado esa etapa de puerilismo nacionalista.