Política
Ver día anteriorViernes 20 de enero de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¿40 mil? ¿50 mil? ¿60 mil?
¿C

uál es la cifra correcta de los muertos del sexenio? Cada día escuchamos una diferente. Y así continuaremos hasta junio, porque el tema, que por razones obvias se ha convertido en un asunto crítico para la administración de Felipe Calderón, y para el eventual éxito del candidato oficial, está hoy en manos de estrategas del PAN. Éstos, confiados en nuestra desmemoria o falta de interés, y descansando en el ruido de las elecciones, van a ir modificando los números conforme avance la campaña. Por lo pronto hemos caído en una cuenta regresiva, porque los muertos, desaparecidos, desplazados y exiliados del sexenio son ahora espectros que inquietan la tranquilidad de Calderón, afectan el procedimiento en la Corte Penal Internacional y ponen en riesgo la elección del candidato oficial.

Muy pocos llevamos la cuenta. Por eso tendremos que dar por buenas las cifras oficiales. A eso le apuestan los estrategas, y por eso ninguno de los precandidatos se refiere a la guerra de Calderón por su nombre. Temerosos de la ira presidencial evaden el tema, saben que es imposible ganar la candidatura sin su beneplácito, porque un Calderón en campaña es hoy más presidente del PAN que de la República.

Calderón cerró la puerta de la información oficial. Se dijo que no habría informes sobre los muertos de 2011: uno de los peores años (porque esta es una tragedia que ha crecido en forma exponencial año con año). Ciro Gómez Leyva (Milenio, 1/5/12) citó un reportaje de Animal Político, firmado por Daniel Lizárraga, que incluye un comunicado de la PGR en el cual se informa que la cifra de muertos era ahora confidencial por razones de seguridad nacional. Y que para la Presidencia era información reservada, porque los datos preliminares no habían sido verificados.

Con un cinismo que ofende a los mexicanos la PGR insinuó que la cifra de muertos no era importante. Lo importante son las averiguaciones previas, porque ellas nos permiten identificar plenamente a las víctimas y otorgar a sus deudos acceso a la justicia. ¿Habrán leído mi artículo de La Jornada sobre los 60 mil muertos?: http://bit.ly/zpDzxt. En él comparé la meticulosa clasificación de los 100 mil muertos de Irak con nuestra ofensiva clasificación por montones (los 26 de Guadalajara, los 35 de Boca del Río, los 70 de San Fernando; enterrados en fosas comunes con nombres genéricos de sicarios, o individuos con antecedentes).

El problema con las averiguaciones previas es que el último reporte de Human Rights Watch detectó fallas sistemáticas en las investigaciones, que han impedido que soldados y policías rindan cuentas. Y aunque la Procuraduría de Justicia Militar reconoció haber iniciado 3 mil 671 investigaciones por violaciones contra civiles, sólo condenó a 15 soldados: menos de 0.5 por ciento. Si quiere estar informado contrate a un buen abogado penalista que lo lleve de la mano por el intríngulis de los procesos judiciales.

Los comentaristas tendremos que hablar este año de la vida en rosa; del color de los atuendos de Josefina; ensalzar los logros de Calderón y especular sobre lo que pudo salir mal, y gracias a su visión de Estado salió bien. Si es observador habrá notado que la “guerra contra el narco” se volvió de pronto guerra contra el crimen. Pero hoy el tema se incluye en los reportes oficiales como guerra entre las organizaciones delincuenciales. Eso transmite la idea de que Calderón juega únicamente papel de arbitro y protector de la ciudadanía. Lo despojaron de la gorra militar de comandante en jefe.

La información fluirá, no tenga la menor duda, cuando las fiscalías y procuradurías de los estados alimenten la base de datos de la PGR. O sea, nunca. La respuesta oficial, después de leer entre líneas, es que no habrá información oficial. Quédese con los muertos registrados en 2010, los adivinados con bastante certeza en 2011 y los que serán reportados de boca en boca en 2012. (En el quinto año de gobierno el semanario Zeta fijó la cifra de muertos en 60 mil 420. Y como muchos son simplemente clasificados como sin datos, el gobierno federal no sabe quiénes son 46.38 por ciento de los muertos: http://bit.ly/rXrZIT.) Son las cucarachas a las que se refirió Calderón en un desayuno con la Armada de México, utilizando un símil ofensivo: http://bit.ly/vMiUtS.

Calderón apuesta a que los mexicanos, enfrascados en el deporte de la sucesión presidencial, no tendremos dificultad alguna en que continúen los ríos de sangre mientras vayan ganando nuestros candidatos. Es más importante que ganen nuestros partidos, senadores, diputados, gobernadores y delegados. La desgracia nacional puede esperar…

Óscar Vega Marín, lugarteniente desorientado del inefable ex vocero Alejandro Poiré, hoy señor de la política, fijó la cifra de ejecutados del sexenio en 20 mil. ¿Se habrá referido a los muertos de la guerra sucia? Quizá a los muertos de la Cristiada. Escondiendo sus intenciones en un lenguaje cibernético le informó a Ciro Gómez Leyva que la cifra de ejecutados en 2011 está en construcción, y que la actualización lleva tiempo…