Opinión
Ver día anteriorMartes 24 de enero de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Yúmari

M

auricio del Villar nos recuerda la importancia del tesgüino entre los rarámuris. La bebida de maíz germinado, molido y fermentado está presente en toda celebración y fiesta, como el yúmari. Escuchemos al respecto a Cayetano Cruz Payán, indígena rarámuri:

“El yúmari lo hacemos todos los años para pedirle o para agradecerle a nuestro Onoruame; y también para que lo que nos dejó Onoruame lo cuidemos muy bien. Hay que querernos los unos a los otros. El Nacuba es lo mismo que el yúmari; es donde ofrecemos la semilla y damos vuelta en la cruz para que nos vaya viene en el año. Los anayáwari (ancestros) nos enseñaron que cuidemos la tierra. Onoruame nos dio para que sembráramos maíz, frijol…” (http://cresestipac.edu.mx/alexce/?p=180)

La celebración se realiza en un lugar específico, el awirachi o patio ceremonial; la preside el wikaraame o cantador, quien entona los cantos acompañado por una sonaja. El yúmari tiene varios elementos; el principal es la danza llamada de los matachines, tomada de la tradición española y adaptada a la visión indígena. Durante la ceremonia se sacrifica una cabra o un carnero.

Celebrar el yúmari permite que el mundo tenga fuerza y se alargue la vida. Es una celebración que tiene como función agradecer, pero también pedir para que haya lluvia; durante el yúmari se llama al agua y se busca que Dios esté contento con nosotros; y también nos hace tener buenos pensamientos, junto con lo que nos aconseja el curandero. Así hacemos los rarámuri, para vivir contentos con nuestro Padre Dios.

Al final de la fiesta tiene lugar un pequeño juego de bola, ariweta y palillos; luego los contendientes invitan a sus compañeros a tomar unas güejas de batari (tesgüino). También se celebra yúmari cuando se cosecha, cuando hay elotes, ejotes y papas, ofreciéndolo al dios en el templo.

Los rarámuris, señala Del Villar, ofrecen los alimentos a los cuatro puntos cardinales para que el dios Onorúame, quien es a la vez padre y madre, sea el primero que los pruebe como una forma de agradecimiento.

Marcela Frías y Jesús Vargas comentan que llega mucha ropa a la sierra, que los rarámuri no usarán. Ellos no acumulan; su forma de vida es ajena a muchas de nuestras costumbres. En cuanto a los comestibles con los que se les apoya, hacen hincapié en maíz, frijol, arroz, avena, lenteja, azúcar, café, leche para los niños y atún (aunque lo comen poco).

Mauricio y María, por su parte, impulsan una iniciativa para que las mujeres rarámuris tengan su colorida falda tradicional o sipuchi, pues según la costumbre, la estrenan en Semana Santa. Los interesados pueden escribirnos.