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Compartir el primer acervo dedicado a México era una necesidad, indicó Ariel Arnal

Alquimia celebra 15 años de revelar los secretos de la Fototeca del INAH

Para conmemorar el aniversario, dedica su número 42 a los archivos fotográficos

Tenemos un reto: replantear y analizar lo que sucede con las colecciones digitales, que continuamente se pierden, consideró José Antonio Rodríguez, director de la publicación

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Fotografía sin título, de Rivemar, ca. 1930
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Represión a maestros, obreros petroleros y ferrocarrileros en la glorieta de El Caballito, en agosto de 1958, del archivo de Rodrigo Moya
 
Periódico La Jornada
Domingo 29 de enero de 2012, p. 2

La revista Alquimia constituye hoy un sólido proyecto que cumple ya 15 años de labor ininterrumpida, expresó Alberto del Castillo Troncoso, quien junto con Rebeca Monroy Nasr, es editor invitado del número 42 –el más reciente– de la publicación, dedicado a los archivos fotográficos, el cual fue presentado en la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Alquimia nació como reclamo urgente de quienes trabajábamos, vivíamos y gozábamos los negativos y positivos resguardados en la Fototeca Nacional del INAH, acotó el investigador Ariel Arnal. Dar cuenta en una publicación periódica de los secretos y tesoros que guardaba el primer archivo especializado exclusivamente en imágenes de nuestro país, era una necesidad no sólo de madurez de lo que un archivo contemporáneo significa, sino un acto natural, como crecer, que era preciso llevar a cabo, agregó.

“De la mano de José Antonio Rodríguez, Alquimia salió a la luz llevando al público mexicano lo que todos sabíamos era el premio mayor de la historia gráfica latinoamericana, el fondo Casasola”, apuntó Arnal. Pero, tras dar sus primeros pasos y dedicar en exclusiva sus números iniciales a los distintos e importantes fondos de la Fototeca, Alquimia pasó después a conocer a sus pares. Se abrió así a otros archivos, públicos y privados, a otras imágenes residentes fuera de la ciudad de Pachuca (lugar de la Fototeca).

La revista aprovechó que era el órgano difusor de la Fototeca pública más importante de América Latina y “tomó las riendas de lo que hasta entonces no existía en nuestro país, una coordinación informal y respetuosa de sus semejantes, para convertirse en el faro y guía de los archivos gráficos de México. Así, Alquimia tomó como su responsabilidad el dar a conocer cuanto archivo público y privado asomara tímidamente la cabeza”, afirmó el investigador.

En el punto climático del 15 aniversario, Del Castillo Troncoso retomó, “José Antonio abre generosamente las puertas de Alquimia para las nuevas generaciones y sus propuestas de trabajo”.

De ahí que se ha publicado el trabajo de nueve investigadoras que han realizado estudios de posgrado relacionados con la fotografía, integrantes del Seminario de la Mirada Documental, de la Dirección de Estudios Históricos del INAH, del Instituto Mora-Conacyt y del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México.

De allí que Liliana Nava, Claudia Pretelín, Mayra Uribe, Paulina Millán, Raquel Navarro, Oralia García, Acacia Maldonado, Beatriz Argelia González y Mónica Morales aportaron visiones nuevas que observan y analizan miradas disidentes, del poder, revolucionarias, empresariales, mercantiles, como dijo ésta última.

Respecto de lo que sigue para la revista, Rodríguez dijo a La Jornada: “Tenemos un reto: no sabemos qué sucede ahora con los archivos digitales que continuamente se pierden, porque no se actualizan. ¿Qué pasa con estas imágenes que se van a la nada en los archivos digitales? No lo sabemos; es un deber de Alquimia pensar y replantear eso”.

Aseguró que es tan poderosa nuestra fotografía que tenemos para estudiarla durante muchos años; hay muchas cosas que los historiadores desconocemos aún.